¿Cuántas muertes iban ya? Era la pregunta de Gerard en ese momento y aunque la puerta del baño estaba cerrada sabia a la perfección lo que ocurría afuera, Thomas había llevado a otro pervertido para que se acostara con Frank, vaya ironías de la vida, el que ahora se había enamorado de ese niño era el único que no podía ni tocarlo puesto que el mismo Frank lo había acusado de ser como Thomas cuando lo intento.
Frank simplemente hacía lo que el gordo asqueroso le decía, no era el primero al que Thomas llevaba para que lo follara frente a él, desconocido como los otros dos, sabía que terminaría con la garganta cercenada y tirado en un basurero por lo que ya no importaba... No tuvo que esperar mucho, una vez el tipo se corrió en su cara Thomas lo dejo inconsciente, se lo llevaría para matarlo y volvería después.
La puerta del baño se abrió sorprendiendo a Gerard, Frank no dijo nada e hizo lo que ya era costumbre luego de tener que acostarse con alguien, vomitar y tomar una ducha, al terminar se sentó al borde de la cama y continuo con el silencio que se había instalado entre ellos desde hacía un par de semanas.*Ya no lo amo* pensó Frank mientras veía lo ojos de Gerard desde su posición, si, eso era precisamente lo que le molestaba desde la primera vez que se vio obligado a matar para protegerlo. Ya no lo amaba. Hacía todo lo que hacía porque se suponía que lo amaba ¿no? sino ¿Por qué? Pues porque debía protegerlo, él era el responsable de que estuviera en esta situación así que lo hacía por culpa no por amor.
-Ya no te amo. -le dijo suavemente y Gerard sintió como si apuñalaran su corazón enamorado. - Ya no te amo. -le repitió Frank cien por ciento seguro de hecho, pues sencillamente Gerard Arthur Lee Way ya no significaba nada para él.
-Entiendo. -fue lo único que Gerard pudo decir, y era verdad, entendía a Frank, sabía que había cambiado, no cualquiera mata a siete de sus compañeros de clases asfixiándolos y conduce a ahora tres hombres adultos a la muerte y se queda igual, su corazón se había endurecido, en cambio el suyo... se había enamorado.
¿Cómo se había enamorado? No lo sabía, o quizá si. No se enamoró del sacrificio que Frank estaba haciendo por él y por su hermano Mikey, no, se había enamorado de sus ojos, de la mirada perdida que tenía siempre que la hora de ver a su captor llegaba, como si su mente le hubiera transportado a un lugar mejor; de las tímidas sonrisas que de vez en cuando le había mostrado durante las pocas conversaciones que habían sostenido, de esa manía suya por asegurarle que lo sacaría de ese lugar sin importar como y si, porque negarlo se había enamorado de su fuerza y su valentía para enfrentar todo eso.
-¡He vuelto! -dijo Thomas entrando de nuevo en la habitación. -El gordo se quedó ahogándose con su sangre en un basurero así que celebremos.
Frank sonrió para sus adentros, había acertado, el gordo termino sus grasientos días en un basurero, vaya deporte ¿no? adivinar donde seria arrojado el siguiente cadáver, a veces acertaba y otras no, que podía hacer además de aquello. Thomas le mostro un par de botellas de licor a Frank, este torció un poco el gesto a modo de disgusto, pero sabía que había llegado su oportunidad, la que había estado esperando desde que vio un reportaje en televisión sobre el síndrome de Estocolmo, fue cuando comenzó fingirse dócil, obediente y un poco encariñado con Thomas y ahora todo ello rendiría sus frutos.
-No quiero beber... -murmuro Frank en un adorable puchero que hizo sonreír a Thomas, el cómo psicólogo sabia mejor que nadie que desde hacía meses Frank, su adorado y deseado pequeño sufría un poco del síndrome de Estocolmo por lo que se aprovechaba un poco más de él, sobre todo porque cuando tenían sexo era mucho mejor que cuando le había violado.
-Esta bien... -dijo Thomas acariciándole suavemente el cabello y sonriéndole. -Beberé yo... tú ya sabes que hacer...
Thomas destapo una de las botellas de vino y comenzó a beberla mientras se sentaba en la cama y se sentaba a horcajadas sobre él y comenzaba a rozar sus caderas contra las del mayor en un movimiento sensual que enloquecía a Thomas.
-Desnúdate... -le ordeno al menor luego de beber más de la mitad de la botella de una sola vez.
Frank obedeció y así comenzó ese encuentro, Frank realmente nunca disfruto ser tocado por Thomas pero nunca pudo evitar que su cuerpo se sobre pusiera a sus verdaderos deseos y reaccionara ante las caricias y besos expertos que Thomas repartía sobre su cuerpo, simplemente cerraba los ojos y evitaba pensar en lo que ocurría, a veces servía otras tantas el placer y el dolor mezclados le obligaban a permanecer en la realidad y fingir que disfrutaba aquello que no le resultaba agradable.
Tras varias rondas de sexo y varias botellas de vino y whiskey Thomas cayo profundamente dormido, Frank lo movió un par de veces para ver si reaccionaba pero nada, lentamente, desnudo y adolorido como estaba bajo de la cama, se estremeció un poco al sentir el semen de Thomas salir de su lastimada entrada pero no le dio importancia, lo principal era encontrar el saco de Thomas junto con el manojo de llaves que siempre traía consigo, cuando lo encontró busco rápidamente y de manera silenciosa la llave que mejor conocía: pequeña y de forma irregular. La llave de las esposas de Gerard. La separo del resto y la oculto bajo la cama, acomodo todo como si no hubiera tocado nada y volvió a la cama junto a Thomas que seguía roncando como el borracho que era. No podía liberar a Gerard, no aun, debía darle la oportunidad de escapar e irse lejos y esa oportunidad llegaría luego del desayuno.
La oportunidad había llegado, Thomas se había ido hacia veinte minutos luego de llevarles el desayuno, Frank rápidamente saco la llave, se dirigió a donde Gerard se encontraba y lo desencadeno.
-Debes irte. -le dijo Frank. -Es ahora o nunca. -Gerard sonrió feliz, lo abrazo, salió del baño y vio la otra puerta cerrada. -Se abre hacía afuera, si la pateas con fuerza cederá.
Gerard asintió e hizo lo que el menor le indico, la puerta cedió fácilmente, estaba a punto de salir cuando recordó que Frank continuaba encadenado.
-¿Y tú? -le pregunto preocupado.
-No hay llave para mí. -le respondió Frank con una sonrisa un poco triste dibujada en el rostro.
-Volveré con la policía para sacarte de aquí. -le aseguro Gerard para luego darle un beso en la frente. -Te prometo que te sacare de aquí...
Frank sonrió y lo vio salir, no sabía que había más allá de las escaleras que lograba ver pero seguramente había otra puerta, pues escucho el mismo ruido que Gerard había hecho al tirar la primera puerta. Volvió a sonreír, no era necesario que volviera, pues desde la misma noche en que habían llevado a Gerard el sabía como escapar, pero se había quedado ahí por él.
CONTINUARÁ.
HOLIIIIII!!!!! HE VUELTO PARA PERDERME POR OTRO AÑO MAS JAJAJAJA MIL DISCULPAS POR ESO :( NO HA SIDO MI INTENCIÓN EL NO ACTUALIZAR POR TANTO TIEMPO
EL SIGUIENTE CAPITULO YA ES EL ÚLTIMO ASI QUE TRATARE DE SUBIRLO HOY TAMBIEN O EL PROXIMO SABADO
ME GUSTARIA SABER QUE LES PARECE LA HISTORIA, DEJEN SUS COMENTARIOS Y VOTOS PORFIS
GRACIAS A LOS QUE HAN LEIDO ESTA HISTORIA ;)
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Murderer at Thirteen | Frerard
FanfictionAVISO IMPORTANTE: -Esta historia no me pertenece, si esta historia llega a la verdadera autora y no quiere que la suba, que me lo haga saber y la eliminare