Resignación

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Hola chicas. Siento la tardanza, pero he estado muy liada en el trabajo y además por temas de salud tampoco he podido sentarme delante del ordenador. Pero ahora que se acaba el curso, y estoy algo mejor, podré actualizar más a menudo.


Las cosas podrían haber sido más sencillas, sabía que la gente estaba a su lado, sabía que no estaba sola. Así que cuando Regina volvió al día siguiente y le habló del entierro, Emma pensaba poder sobrellevarlo. Pero era complicado. Tenía que encontrar la ropa, su ropa...Regina había estado ahí incondicionalmente, sin dejarla un solo segundo. Y cuando el momento fatídico se acercó, Regina estaba allí, sujetando su mano.

Había querido una ceremonia íntima, sencillamente con la familia y algunos amigos, pero nada más. Nada de discursos para la gloria de Killian ni como hombre, ni como padre o marido ni incluso como marinero, nada. De todas maneras no habría tenido la fuerza de pronunciar ni una simple palabra.

Cuando el féretro desapareció bajo tierra, el corazón de Emma se estrechó, al igual que la mano de Regina en la suya. Y eso fue lo que le dio la fuerza para no derrumbarse en aquel momento. Cuando la ceremonia hubo acabado, Granny propuso rendirle un último homenaje a Killian en la cafetería, pero Emma declinó la invitación al sentirse cansada. Como Snow y David habían decidido cuidar a Hope, Emma decidió volver a casa, sola.

Regina había insistido en acompañarla, pero Emma, agradeciéndole, declinó su ayuda. Pues una vez en su casa, las cosas fueron diferentes: en ese preciso momento, comprendió que todo había acabado, que él no volvería más, que ahora estaba sola para cuidar a Hope, para llevar la casa, para mantener a la familia.

¿Sería capaz? Ella que, realmente, nunca había crecido en una familia, que en realidad nunca había criado a su propio hijo...Ahora se encontraba con una casa y un bebé.

Esa noche, estaría sola y el silencio que la rodeó no era para nada tranquilizador. La casa le parecía inmensa, un laberinto donde cada estancia le recordaba a su difunto marido. Casi se ahogaba e incluso su cama se convirtió en un obstáculo infranqueable. Entonces se resignó a dormir en el sofá, los ojos llenos de lágrimas.

Pasaron dos días sin la presencia de Emma por el pueblo. Regina no había insistido, sabiendo que pasado un tiempo, su amiga se dirigiría a ella.

Y así fue. Cuando regresaba un día a casa, vio el coche de Emma parado delante de su casa. Cuando aparcó su coche, divisó a Emma sentada en los escalones de su puerta.

‒ ¿Emma? ¿Qué haces ahí? ¿Hace mucho que esperas?

‒ Lo siento. No quería molestarte en el despacho...

‒ Ven. Entra

Sin dudar, Emma siguió a Regina por el hall, antes de aterrizar en la cocina.

‒ ¿Quieres algo de beber?

‒ No, gracias

Regina la miró

‒ ¿Cómo estás?

‒ Genial, como podrás imaginar

‒ No es lo que quería decir

‒ Lo sé, lo siento, estoy a la defensiva. Es un modo como otro de protegerse, por lo que se ve

‒ ¿Has hablado con Hopper?

‒ Sí, he ido a verlo antes de venir para acá. Yo necesitaba...verlo todo más claro

‒ Oh...¿Y así ha sido? Quiero decir, ¿ves todo más claro?

‒ Digamos que...Sí, de cierta manera. También es por eso por lo que quería verte esta noche.

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