🌵 Sra Cactus 🌵

27 11 2
                                    





Señora cactus.




Me dirijo a usted por medio de la presente con suma antelación, para informarle con tristeza y pesar que, nuestra tan ansiada cita para el martes 3 de noviembre, donde platicaremos sobre la relevancia de la responsabilidad afectiva y otras circunstancias dignas del amor y sus males, que afectan a los mas desdichados, sera pospuesta por motivos de salud y paz mental.

Pues, en nuestra ultima salida, sus espinas abrieron cicatrices que, según el médico de corazones rotos, serán difíciles de cerrar. Al menos por un periodo de tiempo indefinido.


Espero mi pronta recuperación.

Pero no sé preocupe señora Cactus.


Al menos el veneno que viajo por mis vías sanguíneas hasta alojarse en lo más profundo de mí , no llego a surtir demasiado efecto. O al menos, no el suficiente para considerar los antidepresivos que tanto me había costado dejar.

Solo algunos residuos se niegan a irse, de todas formas, pronto espero que disminuyan.

Nada suficientemente importante.


Por cierto, la mayoría de sus espinas las atesoro con recelo y cariño en un pequeño frasco de cristal. Al que por cierto, aromatice con fragancias frescas como el romero y la albahaca, un poco de menta fresca y hojitas de eucalipto. Los cuales me recuerdan aquellas tardes de invierno en casa de la abuela Constanza, donde sus hiervas medicinales eran capaces de curar cualquiera de los males. Incluso los más graves, como el despecho y los celos obsesivos.


En fin, querida señora Cactus, esperó con entusiasmo nuestro pronto encuentro. Donde le obsequiare cada una de sus espinas, para que como yo, aprenda a valorarlas, y así comprenda lo filosas que pueden llegar a ser.


El veneno me lo reservo.


Pues, quizás en busca de otras sensaciones, lo encontré agradable e inspirador.


Contradictorio, lo sé.

Señora Cactus, abrazame fuerte la próxima vez me veas, así quizás siento algo más allá del vacío constante que oprime mi pecho cada que la luna se encuentra en el clímax de sus eternas noches.

Así quizás entretengo a mis propios demonios, a quienes les obligo a lamer cada una de mis heridas. Saciando su sed.


Sin más que decir, aguardo su respuesta.


Con cariño, el jardinero.













Y con amor, junior 🌹.

Capricornio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora