Recuerdo cuando era pequeño, y mis pies estaban aún descalzos, y un poco sucios por el polvo y el barro.
Yo sonreía, pese a todo, era feliz.
Tan delgado, taciturno y risueño. Amaba las caricaturas, el café y le temia a la soledad. Un reflejo del miedo al abandono que años después se fue complicando.
Yo amaba la oscuridad. Y aún la amo.
Ignorante emocional. Aún en esos tiempos no sabía que, al llegar a cierta edad, comenzaría a sobrepensar sin parar, incluso las cosas más insignificantes y carentes de importancia. No sabía que, al llegar a un punto específico de mi vida, me ahogaria en las inseguridades y los temores que poco a poco arremoline detrás de la puerta. Hasta que, por la presión, ella cedió, y todo se vino abajo.
La puerta era mi reflejo, porque también cedi y me derrumbe, soltando toda la basura en mi interior. Así estuve, roto, incapaz de controlar mis propios sentimientos y pensamientos. Todo estaba tan revuelto y desordenado. No había forma de arreglar el desastre.
Ahí supe que no era más que caos y destrozos.
Apague la luz, y llame a ese lúgubre lugar "las fosas de los malos recuerdos".
Ahi vivo, ahí hábito, ahí respiro. En las profundidades. Nadie me encuentra, porque nadie me busca. Nunca lo harán. Aquí está frío, sucio, oscuro, y solo.
Está solo.
Con amor, junior 🌹.
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Capricornio
Poesía"Si sale del corazón, la materia prima ya es buena. Luego se puede llegar a moldear, pero si sale de ahí, ya tiene valor, y por lo tanto, no deberías desecharlo". Desgarrando sentimientos entre páginas sueltas y arrugadas 🌹