Capítulo 12.

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Reid Kobayashi

—Es imposible, mi omega no puede hablar con ustedes ahora —me niego en rotundo.

—Por favor señor Kobayashi, necesitamos el testimonio de su omega para continuar... —me pide el oficial Tanaka, luciendo muy "suplicante" por un instante.

Pero no creo que pueda hacerme cambiar de opinión...

Minato Tanaka es uno de esos alfas que me ayudaron a rescatar a Ouma de la casa de su tía, un detective especial de la policía japonesa que estaba bajo la pista de una poderosa banda de personas que prostituían y vendían omegas, de la cual formaba parte la tía de Ouma y que eran esas personas que estaban organizando esa nauseabunda "subasta".

—La respuesta sigue siendo negativa oficial, mi omega está pasando por un momento... difícil, y no puede ayudarlos ahora —me niego otra vez.

—Señor Kobayashi, sabe que tenemos las suficientes evidencias como para encerrar a los miembros de la familia Wang que le hicieron daño a su omega, como sus tíos y su primo, pero los verdaderos cabecillas de esa horrible organización podrían salir libres si no obtenemos la declaración de Ouma sobre lo que ocurrió ese día.

—¿Está diciendo que mi omega estará en riesgo? —pregunto algo preocupado.

—No, tiene mi palabra, sin importar lo que ocurra en el próximo juicio a los miembros de la organización, usted y su omega estarán a salvo, se lo aseguro —dice el oficial rápidamente—. Pero no puedo decir lo mismo de otros omegas, si Ouma no nos ayuda a encerrar a esas bestias, otros omegas podrían tener el mismo destino o uno peor que el que tuvo su omega.

Me mantengo en silencio, ya que una parte de mi me dice que lo correcto es hablar ahora, detener a los malos y todo eso, lo "políticamente correcto".

Pero girándome al interior de mi departamento, viendo la luz a lo lejos, esa que proviene de mi habitación, decido mandar todo eso al diablo. Ahora no me importa lo correcto o cualquier otra cosa que una persona en mi posición hubiera hecho, yo quiero priorizar a Ouma, no puedo pensar en nadie más.

—Lamento mucho no poder ayudarlo oficial, pero Ouma no puede darle su declaración ahora, la respuesta sigue siendo no —repito por tercera vez, a punto de cerrar la puerta del apartamento.

—Lo entiendo, han pasado por demasiado. Sin embargo, se lo pido, señor Kobayashi, hablé con su omega sobre esta situación, y llámeme lo más pronto posible cuando se sienta preparado para declarar, esto es muy importante —insiste el detective, entregándome su tarjeta antes de que pueda cerrar la puerta.

No respondo, ya que no quiero prometer algo que no puedo asegurar, y no sé si Ouma alguna vez esté listo para dar esa declaración tan importante.

Aun así, recibo la tarjeta del policía, para luego hacer una reverencia como despedida, y finalmente cerrar la puerta.

Lo más rápido que puedo regreso a mi habitación, viendo a Ouma sentado en una esquina de la habitación, abrazando una de las almohadas de mi cama, y llorando desconsolado mientras miraba a la puerta.

—¿Esta bien? ¿No te pasó nada? —pregunta él asustado.

—Estoy bien, vamos a la cama —le pido intentando ser fuerte por él.

No sé qué hacer para ayudar a Ouma, me siento tan impotente. Lo único que puedo hacer es tomarlo en mis brazos, llevándolo de regreso a la cama, donde cuidadosamente lo acuesto en la suave superficie y me aseguro de que todos sus vendajes estén bien, antes de volver a estrecharlo en mis brazos.

Intento tranquilizarlo, pero no puedo, desde que salimos del hospital, incluso desde antes de eso, desde que se enteró que estaba embarazado, Ouma no ha dejado de temblar y llorar. Me siento muy mal para verlo de esa forma, con todo su cuerpo tembloroso, sus bonitos ojos dorados llenos de lágrimas, y sus mejillas tan sonrojadas por todo lo que había estado llorando.

No sé qué hacer...

—Deberías dormir un poco —le sugiero mientras acaricio su espalda intentando ser tranquilizador.

—No, ellos podrían volver...

—Nadie va a volver Ouma, yo estoy aquí a tu lado, te voy a proteger.

Él no me responde, y sin dejar de llorar se vuelve a esconder en mi pecho, aferrándose tan fuerte a mí que duele... Pero no físicamente, le duele a mi alfa.

Todos siempre me consideraron superior, un dominante y toda esa basura, pero aun si soy "superior", no pude proteger a mi omega destinado. Y aun ahora, que estoy a su lado y lo sostengo en mis brazos, sigo sin poder hacer que se sienta seguro o pueda dejar de llorar.

Soy una vergüenza de alfa.

Creo que he soportado esto por demasiado tiempo, y besando el rostro de Ouma limpiando varias de sus lágrimas, vuelvo a ponerme de pie y tomarlo en mis brazos para sacarlo de la habitación.

—¿Reid? ¿Qué haces? —pregunta Ouma confundido, mirando todo desconcertado.

—Lo que debí hacer desde el primer momento que te tuve en mis brazos, sacarte de este basurero.

Muchas cosas han pasado en este departamento, donde esas personas tan repulsivas se lo llevaron a la fuerza, no tuve tiempo de limpiar demasiado, así que todo sigue igual, de la misma forma que dejaron todo esos tipos cuando hirieron a Ouma.

Debí saber que este no era el mejor lugar para quedarnos, no cuando él esta tan asustado y sufriendo tanto por lo que pasó, Ouma debe ir a un lugar en el que se sienta seguro, lejos de todo el dolor y miedo que pasó en este sitio, lejos de todo hasta que se pueda recuperar.

—¿Qué? ¿A dónde vamos? —pregunta Ouma confundido, viendo como lo llevo a mi coche.

—Te llevaré a un lugar seguro, confía en mí, todo estará bien —le pido en un susurro.

Dejándolo bien seguro en el coche, debo regresar al apartamento solo por un par de minutos, tomando ropa y algunos objetos necesarios para él y para mí, regresando al coche para iniciar nuestro viaje.

Siempre creyeron que yo era fuerte solo por ser un alfa dominante, pero nunca tuve que demostrarlo o esforzarme por ello, eso cambiará ahora... Voy a ser fuerte por Ouma, haré lo correcto por él.

***

—Oye, abre los ojos, ya llegamos... —le digo en un susurro a mi adorado omega, acariciando su mejilla con suavidad.

Después de un viaje que me tomó varias horas, casi toda la madrugada, finalmente llegamos a nuestro destino. Por las ventanas del coche se ve el mar, y la hermosa ciudad con una arquitectura japonesa tradicional, la cual a pesar de lo temprano que es en la mañana está llena de personas que caminan por las calles.

—¿Reid? ¿Dónde estamos? —pregunta Ouma despabilando, mirando a todos lados confundido.

—Bienvenido a Osaka, el lugar donde yo nací.

Si hay algo que he aprendido en mis clases, es que, tras un evento tan traumático, lo que una persona más necesita es descanso y un lugar donde pueda sentirse seguro. Y en todo el país no hay un lugar más seguro que mi casa, el hotel que posee mi familia en Osaka, aquí mantendré a salvo a Ouma y lograré que olvide todo lo horrible que pasó.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunta Ouma igual de confundido, viendo el gran hotel de mis padres al otro lado de la calle.

—Estamos a salvo, es lo más importante.

Intentando tranquilizarlo, notando lo nervioso que esta por la situación, vuelvo a abrazarlo por la cintura y beso sus labios, notando como él se relaja cuando huele mis feromonas y siente mis brazos alrededor de su cuerpo.

—Me haré cargo de todo, te lo prometí, ¿No es así? —le pregunto en un susurro— Déjame hacerlo Ouma, yo me encargaré de todo, ahora vamos a estar bien.

Me enamoré de un Omega inestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora