Capítulo 8.

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Ouma Wang

—... Y prepare un gran tazón de arroz con mariscos para tu almuerzo de hoy en el hospital —le digo a Reid, entregándole su lonchera.

Había pasado aproximadamente una semana desde que me mudé al departamento de Reid, y ahora mi vida era magnifica.

—¿De verdad lo preparaste todo? —me pregunta Reid sorprendido— ¿Cómo lo hiciste?

Desde que comencé a vivir con él me tome más en serio mi papel de "esposa", limpiar el departamento no se me hacía complicado, pero cocinar... Había aprendido poco a poco gracias a la Tv y a internet, y gracias a esto en una semana ya sabía cocinar varias cosas y estaba listo para poder prepararle a mi alfa algo para que pudiera comer en la universidad.

—Vi la receta en televisión ayer —respondí algo sonrojado—, hoy hare algo delicioso para cenar también.

—Ahora Ouma me tiene en espera todos los días para comer su deliciosa comida —me dice Reid con una suave risa, guardando la lonchera en su mochila—, estoy impresionado.

—Entonces espero impresionarte aún más —digo sonrojado por su alago.

Sin dejar de sonreírme, Reid termina de guardar sus cosas y camina en mi dirección para abrazarme y darme un par de besos, que correspondo contento.

—Me voy ahora, me espera un día largo en la clínica.

—Te voy a extrañar —digo dándole un último beso—, cuídate mucho y regresa pronto.

—Lo hare, te amo mucho mi Ouma.

—Y yo también te amo a ti.

Él me da un último beso antes de soltarme y finalmente irse, ante lo que yo sonrió, quedándome en la cocina lavando los trastes del desayuno.

Ese día tenía que hacer varias cosas, además de que almorzaría solo pues Reid tendría que quedarse casi todo el día en el hospital haciendo sus prácticas. Me sentiría solo, pero pensaba preparar algo delicioso para la cena con la intención de mimar a mi alfa.

Estoy tomándome en serio el ser un omega responsable para mi alfa por ahora, atender su casa, mimarlo y llenarlo de atenciones... No es tan malo como todos decían. Ser un "esposo" responsable es suficiente para mí.

A lo largo de toda mi vida he pasado mucho tiempo complaciendo a otros, tenía que trabajar en el burdel, cuidar de la tienda y casa de mi tía, obedecer órdenes y vivir con miedo. Esta es la primera vez que tengo mi propia libertad, y en serio, poder limpiar los pisos de la forma que yo quiero y no como me ordena mi tía, para mí se siente como un logro increíble...

Puede sonar como una tontería para las demás personas, pero para mí, todo esto es tan nuevo y maravilloso que me hace sentir lleno de felicidad, me encanta esta nueva libertad.

Terminando de limpiar la cocina después del desayuno, camino a nuestra habitación bostezando, iba a hacer la colada y cambiaria las sabanas después de nuestra "diversión" de la mañana. Este es el tipo de rutina que me había comenzado a gustar.

Sin embargo, sorprendido escucho como el timbre de la puerta suena de forma insistente un par de veces.

—¿Reid? —pregunto en un susurro.

Caminando algo precavido a la entrada, poniéndome de puntitas para alcanzar la mirilla de la puerta, veo fuera a un hombre con una caja, el cual volvió a tocar el timbre de forma insistente.

Relajándome entiendo que es un repartidor cualquiera, así que quitando la cadena y los seguros de la puerta, la abro con confianza. Sin embargo me sorprendo cuando al abrir esta, en el pasillo fuera del departamento no solo estaba el repartidor, también estaban mi primo y mi tío, ambos mirándome con una sonrisa.

—Hola Xuan —me dice mi primo amablemente— ¿Nos extrañaste?

Aterrado, dándome cuenta de sus intenciones, intento volver a cerrar la puerta, pero ellos con facilidad empujan la madera por el otro lado y me lo impiden, tirándome al piso por la fuerza que emplearon al evitar que la puerta se cerrara.

—¡Ayuda! —grito aterrado, arrastrándome en el piso para alejarme de ellos— ¡Reid!

—Tu alfa no vendrá a salvarte —me niega mi tío tomándome del cabello—, tú tienes cuentas pendientes con nosotros.

Mi corazón palpita desesperado en mi pecho, sintiendo como ese hombre extraño y mi primo también entran en el departamento y me rodean, sonriéndome de la forma más cruel que alguna vez había visto.

En menos de lo que me doy cuenta un golpe aterriza en mi estómago, haciéndome gritar por el dolor. Los tres hombres comienzan a golpearme en el piso, me patean, me tiran del pelo, se ríen e incluso me escupen. Yo solo puedo gritar y llorar suplicando que se detuvieran, poniéndome en posición fetal para intentar protegerme.

Pero ellos no se detienen, y cuando se cansan de golpearme en el piso, mi tío toma una jeringa y me inyecta algo en un brazo. Yo estoy tan débil que ni siquiera puedo resistirme, comenzando a ver todo borroso.

—Reid... —susurro antes de caer inconsciente.

***

El flash de una cámara me ciega.

Suelto un quejido, sintiendo como mis brazos son levantados sobre mi cabeza sin cuidado y como mis piernas son abiertas de una forma obscena, mientras un nuevo fogonazo blanco me ciega por completo.

—Xuan ya está despierto —dice mi primo, quien me estaba sosteniendo.

Pestañeando varias veces hasta que mis ojos se aclaran, me doy cuenta de que estoy en la casa de mi tía, otra vez en el infierno. Soltando un quejido de terror absoluto, vuelvo a llorar, intentando soltarme de mi primo.

—Pequeña rata —dice mi tía, acercándose a mí para tomarme del cabello y tirar de el con fuerza— ¿Creíste que podías escapar de mí? ¡Solo eres una ramera con un lindo rostro!

Quejándome de nuevo, solo puedo cerrar los ojos temblando, mientras siento como mi primo vuelve a empujarme al piso, ante lo que no puedo ni negarme, pues estaba tan débil como una muñeca de trapo.

—Ahora aprenderás lo que es el dolor de verdad —sentencia mi tía con la voz llena de odio.

Sin entender nada, un nuevo montón de golpes cae sobre mi cuerpo, no solo de mi tía y mis otros familiares, hombres desconocidos que estaban en mi casa también me golpean con furia, hasta el punto que escupo sangre y suplico que se detengan, mi cuerpo duele demasiado.

—¿El castigo aun no es suficiente? Solo eres una ramera horrible, ningún alfa podría amarte —me dice ella, volviendo a tomarme del pelo—. Ahora te lo demostrare.

Sin poder hablar si quiera, lo próximo que veo frente a mis ojos son mechones de cabello cayendo por todos lados, algo que me hace gritar lleno de pánico. Ella estaba cortando mi cabello, eso que yo tanto amaba y me hacía sentir hermoso, lo estaba cortando y tirando de el con furia, ante lo que yo solo puedo sollozar, mirando como mi largo y preciado cabello ahora estaba por todo el piso de la sala.

—El castigo solo comienza Xuan, hasta que llegue tu nuevo dueño tu eres solo mío ¿Entendiste? —me dice mi tía furiosa— Atenlo y bájenlo al sótano, irá al lugar obscuro.

Al escuchar esas palabras, intento resistirme, mientras intentan tomarme de los brazos y las piernas para sujetarme.

—¡No en el lugar obscuro! ¡Seré bueno! ¡No quiero ir ahí! —suplico a los gritos, intentando soltarme de todas las manos que ahora sujetaban mi cuerpo desnudo.

—Tú te lo buscaste —me dice mi tía con indiferencia.

Sollozando con sus palabras no puedo decir o hacer nada más, cerrando los ojos para pensar en mi alfa.

Reid, sálvame.

Me enamoré de un Omega inestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora