Miranda convocó a los Jerarcas para una reunión para discutir la aparición del rubio y lo que harían con él.
Delaney tuvo que arrastrar al rubio por todo el camino hasta la Iglesia, éste comenzó a despertar poco a poco.
-¡O-oye! ¡Suéltame!-Gritó tratando de zafarse.
-Cálmate rubiecito, ya casi llegamos. Madre Miranda estará feliz de verte.
Como el hombre no se callaba, Delaney optó por dejarlo inconsciente de nuevo. Y así lo hizo.
Los demás de sus hermanos ya estaban en la Iglesia a espera de la sacerdotisa. El rubio estaba tumbado en el suelo en medio de todos aún inconsciente. Para el desagrado de la mayoría, aquel espectáculo que a la joven le parecía entretenido, había comenzado a agotarla. Y eso eran las peleas de los dos mayores que en ese momento discutían con ganas.
-¿Que nunca se cansan...?-Preguntó, claramente cansada de los gritos de ambos mayores.
Donna negó con la cabeza mientras soltaba un suspiro.
-¿A qué horas piensa llegar? Me está doliendo la cabeza a horrores...-Se quejó.-Por cierto, ¿Dónde está Angie?-Preguntó.
Donna señaló el cuerpo del rubio, Angie y Moreau se encontraban observando al rubio detenidamente, lo tocaban y reían por su aspecto.
Miranda finalmente apareció parando el escándalo de los mayores. La joven le explicó que el rubio se encontraba haciendo un gran escándalo con el Duque, y le mencionó a la bebé.
-Justamente quería hablarles de ese tema. He encontrado el recipiente perfecto para mi Eva, y este hombre, tal y como Delaney ha dicho, es su padre.
Ninguno se dio cuenta cuando el rubio comenzó a despertar, a puras penas podía mantener los ojos abiertos o mover un músculo.
-¿Qué planeas hacer con él Madre Miranda?-Preguntó la joven.
-Deberías de entregarlo a los Dimitrescu, el mortal no es de utilidad para nadie. Y a mis hijas les encanta jugar con estos forasteros.-Dijo Alcina.
-Ya quisieras que el mortal fuera tuyo, zorra chupa sangre.-Se burló Heisenberg.-Dame el mortal a mi, haré de su vida un infierno total.
-Ninguno de ustedes es apto para su vigilancia.-Dijo Miranda con tono serio. Guardó silencio durante unos segundos hasta que volvió a hablar.-Delaney, estarás a cargo del mortal hasta nuevo aviso.-Dijo señalando a la joven.
-¡Madre Miranda, debo protestar! Es sólo una mocosa, no sabe controlarse ni a si misma, no es una buena idea.
-Pues, esa mocosa te envía el sustento para ti y tus hijas cada seis putos meses.-Dijo Delaney elevando la voz.-Aprende a ser agradecida, ¿o tu orgullo es demasiado grande como para hacer algo tan simple?
La joven se acercó al rubio. -Cuidaré de él Madre Miranda, no la defraudaré.-Dijo volteando a ver a la sacerdotisa.
-Sé que no lo harás.
Con la ayuda de Heisenberg transportaron al rubio hasta la casa de la joven.
-No puedo creerlo.-Murmuró Heisenberg sabiendo que la joven lo escucharía.
-¿Qué no puedes creer?-Preguntó la joven.
-Miranda te tiene más confianza que a nosotros. Es decepcionante.
-No pensé que te importara eso, eres un irrespetuoso con ella. Hasta donde sé, no eres tan devoto que digamos. Además, ha visto como trabajo y ha visto el buen desempeño que tengo como Jerarca.
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Una Jerarca más.
De TodoLuego de una de las muchas reuniones en la vieja Aldea liderada por la sacerdotisa Madre Miranda, la sacerdotisa se encuentra a una pobre criatura en medio de la nieve. Criatura que lamentablemente, sería la razón de su perdición años después.