Delaney sentía sus pulmones arder por la falta de aire, sentía como sus piernas dolían por el tiempo que pasó corriendo hasta su casa.
Decidió desviarse y quedarse acurrucada en una vieja cueva. No pudo reprimir más aquellas ganas de derrumbarse y lo hizo donde estaba.
Sentía como todo se le venía encima. Odiaba haber sido tan confiada con las personas a las que consideró su "familia", haber confiado en aquella mujer que consideró su "madre".
Golpeó el suelo con sus puños y dejó escapar un grito de dolor. Siguió así hasta que su voz dejó de salir completamente.
Sus manos sangraban por las múltiples veces que golpeó las paredes rocosas y el suelo en un intento de desahogarse, sus nudillos sangraban al igual que los bordes de sus manos.
Comenzó a escuchar como la lluvia caía de a poco hasta que se hizo una tormenta a cantaros.
Caminó hasta su casa bajo la lluvia con paso lento, sus ropas ahora mojadas por el agua al igual que su cabello.
Cuando finalmente llegó, Argos la recibió pero la pasó de largo solo para meterse a su cuarto y ducharse. Se puso su pijama y se recostó en la cama. Argos se recostó en la cama junto a ella tratando de consolarla de alguna manera.
No logró dormir esa noche, ni la siguiente, ni la que le siguió a esa. Se negó completamente a levantarse de la cama, solo se levantaba para ir al baño o para estirarse y volver a acostarse.
Pasaron tres meses y la joven no dio señales de vida a nadie, tuvo llamadas insistentes durante esos tres mese. Llamadas que nunca correspondería ni en sus mejores sueños.
La repentina ausencia de la joven había preocupado a dos personas en especial, a la marionetista y sorprendentemente a la duquesa.
Donna era quien llamaba más seguido en busca de que la joven diera señales de vida, cosa que no pasó. Así que decidió ir a la casa de la joven a verla.
-Vaya mansión...-Dijo Angie viendo los alrededores.
De milagro ambas lograron deshacerse de la manada de lobos que trataron de asesinarlas apenas las vieron atravesar aquel portón.
Portón que debía de estar cerrado con seguro.
Ambas entraron a la mansión quedando impresionadas por el tamaño y la decoración del lugar. Era la primera vez que ambas entraban a la mansión de Delaney, nunca habían recibido una invitación por parte de la joven.
-¡DELANEY! ¡QUEREMOS HABLAR CONTIGO!-Gritó Angie.
Inmediatamente, Angie se calló al ver al lobo albino gigante en frente de ambas. El animal las veía a ambas de una manera amenazante, y se notaba que si hacían algún movimiento, ambas estarían acabadas.
El animal comenzó a gruñirles, tensando inmediatamente a Donna quien aferró a Angie a su cuerpo. El animal estuvo a punto de atacarlas.
Hasta que escucharon su voz.
-¡ARGOS! ¡REGRESA A LA HABITACIÓN AHORA!
El animal retrocedió. Ambas vieron a una joven adormilada con ojeras preocupantes.
-¿Qué quieren?-Preguntó con voz grave acariciando el lomo de Argos.
-Queríamos hablar contigo, llevas días sin dar señales de vida...nos tenías preocupados...-Dijo Donna con su tono bajo.
-¿Preocupados?-Dijo con una sonrisa sarcástica.- A mi no me vengan con esas idioteces, ¿quieren?
-¿A qué te...?-Donna fue interrumpida por la joven.
ESTÁS LEYENDO
Una Jerarca más.
De TodoLuego de una de las muchas reuniones en la vieja Aldea liderada por la sacerdotisa Madre Miranda, la sacerdotisa se encuentra a una pobre criatura en medio de la nieve. Criatura que lamentablemente, sería la razón de su perdición años después.