Destino (Nana x Hachi)

Ansiedad

Mientras Layla y Hachi pasaban los días tranquilas en la nueva casa, la popularidad de Ruki iba en aumento, incluso con más alcance que Blast.
Eso provocó que las visitas a Layla que había planeado hayan sido inexistentes.
Ni siquiera conocía la casa.

Aunque las chicas llevaban una vida tranquila, eso no evitaba que por las noches se escucharan algunos sollozos por parte de alguna. Al inicio buscaban consolarse mutuamente, durmiendo juntas o preparando té, pero eventualmente ambas no deseaban ser una molestia para la otra y comenzaron a llorar en silencio.

A un par de semanas de dar a luz, Layla se encontraba bastante sensible, lloraba casi todos los días, se sentía asustada sobre si podría con esa responsabilidad tan grande. El dinero no le preocupaba, sino la madurez de la que carecía.
Hachi tenía que ayudarla a realizar la mayoría de las actividades, y Layla miraba mucho la televisión mirando a su amado a la distancia, el cual había conseguido realizar varios videos musicales.

Un día mientras miraba la televisión, un programa de noticias relacionadas con el mundo del entretenimiento, mostró una foto de un chico y una chica caminando juntos por Harajuku. Los presentadores sospecharon que se trataba de Ruki. Al ver esto, Layla sintió como si le tiraran encima un balde de agua fría. No sabía qué pensar, tal vez por eso ya no la visitaba, aunque por otra parte no era seguro que se tratara de él.
Layla trató de mantener la compostura, pero no pudo resistir más y comenzó a llorar ruidosamente. Esto hizo que Hachi dejara de hacer la comida y fue a socorrer a la chica.

- ¿Qué sucede?.- preguntó Hachi con suavidad.

Layla se sintió avergonzada por haber actuado así.

- Lo siento, solo miraba la televisión. Ya sabes cómo he estado últimamente, no quise preocuparte.

Hachi no se convenció ante esta respuesta y miró la televisión. Aún continuaban los reporteros con la controversia sobre si se trataba de él.
La chica analizó la situación en silencio e intentó no alterar más a su amiga.

- Estoy segura de que se trata de un malentendido. Se que Ruki te ama muchísimo, solo su agenda no le ha permitido estar aquí.

Pasaron un par de días, pero Layla no lograba sentirse tranquila. Se sentía traicionada y había llorado más de lo usual. Hachi ya no hallaba qué hacer por ella, pero intentaba animarla con algún postre.

Hachi confeccionó algunas prendas para el futuro bebé, llevaba a Layla a la tienda de telas para que las eligiera a modo de distracción.

Sin embargo, Layla por su parte, comenzaba a sentir que mientras más se mantenía sin hacer nada, más comenzaba a imaginar lo peor. Por su mente pasó que Ruki la estaba engañando y aunque, en cuestión económica, su bebé no quedaría desamparado, le haría falta su figura paterna. También pensó que era incapaz de cuidar de otro ser humano, que moriría a los pocos días debido a su descuido. Incluso pensó en ella misma quitarse la vida ya que no soportaría estar sin Ruki, lo amaba demasiado.

Los días transcurrían y no podía alejar esos pensamientos de su mente, entrando en una crisis de desesperación y pánico, aprovechando que Hachi había salido a comprar los víveres, tomó el teléfono de su amiga y pulsó los números para llamar a Ruki.

Sonaron diez timbres y mandó a buzón.

Layla estaba perdiendo la esperanza ante la falta de respuesta.
Pasaron cinco minutos, quince, media hora, una hora y el teléfono no recibía una llamada de vuelta.

La chica sintió como comenzaba a faltarle la respiración al tener un enorme nudo en la garganta. Su vista se tornó borrosa, sus rodillas le fallaron y cayó al suelo. Comenzó a jadear seguido de lamentos y llanto.

No sabía cuánto tiempo había pasado así, de repente escuchaba a la distancia a Hachi. Sentía como la sacudía y le preguntaba qué le había sucedido. Pero Layla apenas y podía responder.

Hachi hizo un gran esfuerzo para levantar a la chica y la recostó en el sofá. Buscó su celular que había dejado anteriormente sobre la mesa pero no lo encontró. Necesitaba llamar a urgencias. Inmediatamente pensó en ir al teléfono público de la esquina. Mientras estaba camino a la puerta escuchó el timbre de su celular recibiendo una llamada.

Layla pareció salir de su trance al escuchar esto. Miró la pantalla del teléfono que aún estaba en sus manos y al ver el nombre de su amado se apresuró a contestar.

- ¿Hachi? He estado bastante ocupado, logré apenas escapar unos segundos, ¿sucede algo?

El chico se escuchaba tan tranquilo, ni siquiera parecía haber notado la ausencia de Layla en su vida, generándole a esta un enorme enojo combinado con tristeza.
Ni siquiera podía hablar.

- Soy yo.- dijo apenas con un hilo de voz.- Disculpa que te moleste en un momento así...- La chica generaba largas pausas entre sus palabras, se sentía pésimo por interrumpir a su amado.- Es solo que.. vi una noticia sobre ti con alguien más... yo confío en ti, pero no sé qué me sucede últimamente que...
Mientras decía esto la chica fue interrumpida de inmediato por quien se encontraba del otro lado de la línea.

- ¡No tengo por qué darte explicaciones de con quien estoy- Y se cortó la llamada a media frase.

Hachi había presenciado todo, ya que el volumen de su celular era muy alto.
Ahora no cabía duda de lo que sucedía.

Layla sintió un calor que recorría desde la parte inferior de su cuerpo hasta su cabeza y en un ataque de furia lanzó el teléfono hacia el suelo provocando que se estrellara y se desconectara la tapa. Soltó un gruñido que le desgarró la garganta y comenzó a llorar.

- Lo sabía, sabía que solo me estaba usando, me lo dijo Takumi. Yo lo contacté con los mejores para que su carrera subiera como la espuma, pero lo hice porque lo amo, nunca se lo hubiera restregado en la cara. Solo quería lo mejor para él. Ruki es mi vida, aunque me engañe no quiero que nos deje. Pude soportar años con Takumi, lo podré aún más con Ruki.

Hachi no sabía qué hacer o decir ante la situación que sucedía, quería buscar respuesta en Nana pero por ahora no podría contactarla. Lo único que se le ocurrió es sentarse a lado de su amiga, hizo un gesto con los brazos para acercarla y la chica torpemente abrazó a Hachi y continuó llorando en su cuello.
———

Los días transcurrieron y Hachi apenas pudo hacer que Layla comiera. Había adelgazado de manera exagerada y pasaba en cama todo el día, solo se levantaba a bañarse porque Hachi la forzaba y ella misma la atendía. No decía ninguna palabra, solo hacía a medias lo que Hachi le pedía y se le salían las lágrimas sin control pero sin hacer ningún sonido excepto el de sorber su nariz, la cual ni siquiera hacía esfuerzo por limpiar.

Hachi quería ir a comprar un teléfono para poder comunicarse con los demás, pero al tener el parto tan cerca y la chica en esa condición, temía que sucediera algo durante su ausencia, incluso tuvo que pedir a un asistente de la residencia que hiciera las compras por ella.

Una mañana, Layla aún se encontraba en su cama cuando sintió húmedo entre sus piernas. Esto provocó que llorara y se sintiera avergonzada.
Hachi dormía a su lado, había arrimado una colchoneta para poder estar con ella si se necesitaba.

- Nana... - dijo en voz baja haciendo que Hachi despertara suavemente.- Creo que me oriné durante la noche, discúlpame...

Hachi se levantó para ayudarla a cambiarse y al mirar la escena se dio cuenta de que su amiga estaba por entrar en labor de parto.

- Debemos ir al hospital. Quédate aquí, iré a pedir un taxi. Por favor, no te hagas daño.- dijo Hachi mientras corría al otro cuarto para cambiarse.

Layla se sentía confundida. Pensó que tal vez estaba medio dormida aún, ya que le estaba pareciendo difícil concentrarse. Escuchó a la distancia como Hachi abrió y cerró la puerta de la casa. Pero poco a poco sintió que se desvanecía, como si se quedara dormida. Por alguna razón, esta sensación le provocó un poco de miedo. Intentó levantarse, al hacerlo sintió náuseas y posteriormente vomitó.

- Nana, me siento mal.

Layla comenzó a sentir un hormigueo en sus pies, a ver luces de colores y perdió el conocimiento.

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Nota de la autora: ¿Qué les ha parecido el nuevo capítulo? La verdad es que he tenido dificultades para desarrollar la idea que tengo pero me esforzaré por no dejar la historia. Gracias por continuar