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𝐏𝐎𝐕. 𝐎𝐌𝐍𝐈𝐒𝐂𝐈𝐄𝐍𝐓
⠀LOS RAYOS DEL SOL SE FILTRABAN por las altas ventanas de la sala privada que le habían otorgado a Ryuk como oficina para poder estar más cómodo en el palacio. Él estaba sentado en una silla de respaldo alto, con los codos apoyados en las rodillas y las manos entrelazadas. Sus hijos, Yves y Kinvara, lo observaban con expresiones de expectación. A su lado, Naima, la dama de compañía de Kinvara, mantenía una postura discreta, pero sus ojos estaban fijos en Ryuk, reflejando la preocupación que todos sentían.
─── A partir de este momento... ───comenzó hablando, cuidando sus palabras───, deberán limitar su contacto con los príncipes Zuko y Azula.
El rostro de Yves se mantuvo impasible, aunque un leve encogimiento de hombros revelaba que la noticia no lo sorprendía ni lo afectaba demasiado.
─── Para ser honesto, y con todo respeto, no me importa en lo absoluto. ───sonrió levemente, causando risas suaves en su padre─── En realidad, nunca he tenido mucho contacto con ninguno ellos.
Ryuk asintió, sabiendo que su hijo siempre había mantenido cierta distancia natural con la realeza. Pero cuando sus ojos se posaron en Kinvara, notó una inquietud en su mirada. Ella no parecía tan tranquila.
─── ¿Por qué? ───preguntó con suavidad, aunque era evidente que luchaba por mantener la calma. Ella miró a su padre, buscando en su rostro una respuesta que tuviera sentido.
El adulto suspiró y bajó levemente la cabeza, pensando en como comentar lo hablado con el Señor del Fuego sin revelar tantos detalles.
─── Durante la reunión del consejo, el Señor del Fuego dejó claro que prefiere que los príncipes se concentren en asuntos de Estado y en su formación ───explicó, eligiendo sus palabras con cuidado───. Según él, nuestro contacto puede distraerlos de lo que es importante para la Nación del Fuego. Hay que ser prudentes y no llamar la atención en tiempos tan delicados como estos. Esto debe mantenerse en secreto, especialmente para su seguridad.
Yves asintió, sin más preguntas, aceptando la explicación de su padre. Kinvara, en cambio, bajó la mirada y peinó un mechón de su cabello detrás de la oreja, reflexionando sobre lo que acababa de oír. Zuko y ella se llevaban bien, había disfrutado de sus conversaciones en la biblioteca, e incluso sentía que había empezado a conocer al príncipe de una manera diferente a como lo veía el resto del mundo.
─── Es muy injusto. ───dijo, aunque sabía que era imposible cambiar la orden del monarca─── Yo... Padre, por favor...
Con prisa se levantó y se arrodilló frente a la silla de su padre, sorprendiendo tanto a Ryuk como a Yves y Naima. Tomó las manos de su padre en las apretó, fijando sus ojos en los del adulto.
─── No puede solo tomar esa decisión sin consultarle al Príncipe Zuko primero.
