Capítulo 1

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Era tan guapo.

Sela Haldane miró al tipo por el rabillo del ojo mientras limpiaba la mesa, a unas pocas mesas de distancia de la que ocupaba él. Dios, si tenía novia -y todos los apuestos siempre tenían novias– sería una chica afortunada. Sela no pudo evitar mirarlo, mientras que el tipo sonreía ampliamente y comentaba algo a quienquiera que estuviera al teléfono. Tenía una sonrisa tan hermosa, toda hoyuelos y blancos dientes, la sonrisa añadía calor a sus ojos azules (¿O quizás verdes?). Tenía que estar al principio de la veintena, cercano a su edad. Tenía el pelo rubio platino, peinado cuidadosamente diseñado y un rostro muy atractivo, pero sin ser intimidantemente guapo, el tipo de rostro al que querrías mirar y sonreírle. Su altura era perfecta para ella también: alto, pero no demasiado alto. Estaba en forma y tonificado pero no demasiado musculoso. Simplemente perfecto.

Sela suspiró soñadoramente.

Tras suyo, alguien resopló, y ella volteó.

Amanda, otra camarera, estaba sonriendo.

—Hermoso, ¿verdad? Pero está muy lejos de nuestra liga.

—Si no lo intentas, nunca lo sabrás —dijo Sela encogiéndose de hombros.

Puede que no pareciera una modelo, pero sabía que a los hombres les gustaba.

—¿No lo reconoces? —dijo Amanda, arqueando las cejas— Sé que eres nueva por aquí, pero... no es un hombre cualquiera. Es uno de los solteros más deseados del país.

Sela miró a la chica con curiosidad.

—¿De Verdad? ¿Quién es él?

—Xú MingHao, el único hijo y heredero del Conde de Lytton —dijo Amanda.

Oh.

Sela habitualmente no sabía mucho sobre la aristocracia, además de la familia real, pero incluso ella sabía quién era Lord Lytton. Era uno de los pocos Lores Británicos que seguían siendo obscenamente ricos y políticamente influyentes. La sangre de su familia podría ser más azul que la de la reina.

Sela miró hacia el hermoso MingHao. —¿Tiene novia?

—No una novia —dijo Amanda—. Una prometida. Ha estado comprometido con Lady Megan Cadogan desde su nacimiento.

Sela rió entre dientes.

—¿De verdad? ¿La gente sigue haciendo eso? —Definitivamente los ricos todavía lo hacen. Sela sacudió la cabeza.

—Es una locura. No estamos en la Edad Media.

—Díselo al Conde de Lytton. Aparentemente, él está muy ansioso por ese matrimonio. Los Cadogans prácticamente son dueños de la mitad de Europa y, al parecer, nunca puedes ser lo suficientemente rico. Pero supongo que los Xú no serían aún tan destacados si no se aseguraran de mantener y aumentar su poder y riqueza.

—¿Cómo sabes todo eso? —preguntó Sela, mirando a MingHao de nuevo.

Había dejado de hablar por teléfono y empezado a comer su almuerzo, mirando la entrada expectantemente de vez en cuando. Dios, realmente era súper lindo. Había una calidez en él que le daba un aire somnoliento y suave y toda clase de cosas adorables. Sela se sintió tonta pensando de esa forma en un tipo, pero la palabra encajaba. MingHao era adorable.

—Es un cliente regular aquí —respondió Amanda—. No pude evitar oír algunas cosas cuando hablaba con su amigo.

Ella asintió hacia la entrada con una sonrisa torcida y suspiró.

Sela volteó la cabeza y dijo:

–Oh.

Porque el tipo que acababa de entrar al restaurante sería fácilmente el hombre más caliente que había visto nunca.
Tenía más de seis pies de altura, con un cuerpo firmemente musculoso y amplios hombros. Tenía rebelde cabello negro, una mandíbula fuerte con barba de unas pocas horas, y profundos ojos marrones que eran totalmente pecaminosos. Sela nunca pensó que los ojos pudieran ser sexys, pero los de este tipo lo eran.

𝐉𝐁𝐂 |𝐆𝐲𝐮𝐡𝐚𝐨|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora