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-Si me miras comer... no terminaré nunca- soltó Sunoo entrecerrando los ojos.

Ni-ki, quien lo observaba con los brazos cruzados desde el otro lado de la mesa, rodó los ojos y decidió observar las calles de Seúl por el enorme ventanal de la cafetería en la que estaban. El mayor había cumplido con su palabra, había llevado al chico a comer un trozo de pastel para luego marcharse al departamento en busca de sus pertenencias. 

Sunoo soltó un ligero suspiro y volvió a centrarse en comer su pastel.

No se podía negar que el hecho de vivir juntos durante un tiempo era algo que ponía nerviosos a ambos. A Ni-ki por el simple hecho de que se estaba tomando aquella relación muy en serio. No estaba en sus planes separarse de Sunoo, como tampoco lo había estado el enamorarse de su alumno... Pero ya sabemos como había acabado aquello. 

Y para el menor lo era mucho más, ya que todo lo vivido con Ni-ki se basaba en experiencias nuevas, todo aquello era una primera vez para él. ¿Y si se estaban apresurando demasiado?

Sunoo alzó la mirada de su pastel para poder posarla sobre el mayor, su expresión era seria mientras miraba al exterior. Su cabello, que aún continuaba de color negro azabache, brillaba por las suaves luces de la cafetería, su mano pálida sostenía la taza de café sobre la mesa. El menor sonrió levemente al sentirse afortunado por tener aquél chico tan hermoso, tanto física como internamente, a su lado.

O quizás, simplemente, estaba muy enamorado y eso lo hacía pensar así. Aunque no se podía negar que el mayor era realmente atractivo, donde quiera que fuera podía atraer las miradas. 

Ni-ki se volteó notando la mirada del menor sobre él, sonrió alzando las cejas al notar que el chico se había avergonzado por completo al ser descubierto mirándolo con tanta atención. 

-¿Que ocurre? ¿No te gustó el pastel?- preguntó un curioso Ni-ki, mientras acercaba la taza a sus labios para beber un sorbo. Sunoo se llevó un trozo de pastel a los labios de manera nerviosa, mientras masticaba con rápidez pero aquello hizo que se mordiera la lengua. Soltó un grito a los cuatro vientos y luego soltó un suspiro. 

El ceño fruncido del mayor lo hizo ponerse aún más nervioso, era momento de inventar una excusa buena, pero nada llegó a sus pensamientos. Excepto por una pregunta que lo estaba consumiendo desde hacía ya un tiempo, terminó de masticar y observó al mayor de manera seria. 

-¿Por qué te fijaste en mí?- el de regordetas mejillas observó a Ni-ki, quien depositó sobre la mesa su taza para luego borrar la sonrisa que había estado antes grabada en su rostro. El mayor soltó un suspiro y tomó su tiempo en responder, tiempo que a Sunoo le puso el cabello de punta. 

-No estaba en mis planes fijarme en ti, ni en nadie- comenzó a contar el mayor mientras tomaba el tenedor del chico para robarle un trozo de pastel- Siempre he sido alguien independiente, nunca he necesitado de nadie, en ningún sentido. Me gustaba estar solo, tener pequeños disfrutes de manera personal y seguir con mi vida de esa forma. Pero... desde la primera vez que te vi, en tu departamento, oculto tras tu madre con las mejillas completamente sonrojadas, me hiciste sentir diferente. Durante las primeras clases solo me centraba en observarte, era por eso que no hacía más que darte ejercicios para que los hicieras- respondió el mayor riendo y encogiéndose de hombros- Y por alguna razón, al finalizar las clases no dejaba de pensar en la necesidad que tenía de volver a pasar tiempo contigo, riéndome de tus expresiones y comentarios tan... únicos. Fue algo que no podría explicar, tu forma de ser, tus reacciones, tu voz... todo aquello hizo que me fijara en ti. 

Ni-ki finalizó con una sonrisa y tomó un sorbo de su café para luego lamer sus labios, Sunoo tuvo miedo al pensar que en cualquier segundo se largaría a llorar por aquellas palabras, recordó todos los momentos vergonzosos que habían pasado para llegar a aquello. No pudo evitar soltar una risa. 

𝗛𝗲𝘆 𝗧𝗲𝗮𝗰𝗵𝗲𝗿! ˢᵘⁿᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora