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Todos los transeúntes dirigían su mirada a un mismo lugar, miradas curiosas que se posaban en un grupo de chicos escondidos tras un pequeño basurero... Aunque, de escondidos no tenían nada. Todo el mundo los veía claramente, de una manera que mostraba bastante interés por saber qué ocurría por sus cabezas para estar de esa forma.

Agachados, con lentes de sol y un sombrero en la cabeza, el grupo de chicos se mantenía en silencio observando un punto fijo a la calle contraria donde se encontraba una cafetería bastante concurrida de la zona.

Sunoo, quién segundos antes había estado de cuclillas, se levantó repentinamente atrayendo aún más la atención mientras se sacaba unas oscuras gafas, las cuales, según él... serían el perfecto disfraz para encubrir sus identidades.

-Ya no puedo, mis piernas cosquillean por estar tanto tiempo en la misma posición- se quejó el de regordetasmejillas, mientras se movía de un lado a otro para que sus extremidades volvieran a la normalidad. Lo cierto era, que la salvaje sesión de sexo con su profesor lo había dejado completamente adolorido. El mayor lo había ayudado a bañarse, porque a la mañana siguiente sus caderas ni siquiera podían soportar el peso de su cuerpo. Al menos le había dado la opción de que llegara a las clases de la media mañana, aunque por obvias razones, Sunoo no pensaba asistir ese día a la escuela. Sunghoon se volteó para ver al chico y rodear los ojos molesto.

-Quédate quieto, ¿O quieres que nos vea?- soltó el peliplata mientras le hacía señas con su mano para que volviera a su posición de una vez por todas. Era algo obvio, todos alrededor podían verlos pero estaban demasiado lejos como para llamar la atención de la muchacha de cabellos largos sentada con las piernas cruzadas a solas bebiendo café al otro lado de la calle. La habían seguido desde que había salido de su departamento, a cierta distancia para no lograr captar su atención y ahora se encontraban justo ahí, atentos a cada movimiento.

-Si es hermosa...- se escuchó la voz de Heeseung, haciendo que todos se voltearan para dirigirle una mirada aterradora. 

-Para nada. Sunoo, no lo escuches hay personas mucho más guapas...- respondió Jungwon- Como yo, por supuesto.

Sunoo rodó los ojos y sonrió para luego darle un pequeño golpecito en el hombro a su amigo. Los observó agradeciendo el hecho de que estuvieran ahí junto a él, ya que era muy consciente de que no habría tenido las agallas como para seguirla por su propia cuenta. Le aterraba saber si lo que había dicho aquella chica era en realidad cierto. ¿Y si se encontraba a escondidas con Ni-ki? ¿Qué se supone que haría? 

El día anterior sus inquietudes e inseguridades y el comunicado de su madre lo habían aterrado mientras esperaba a Ni-ki, haciend que se deprimiera y finalmente se durmiera con los ojos empapados en pequeñas lágrimas. Se había percatado de la expresión de preocupación del mayor pero no quería molestarlo sabiendo que estaba atestado de trabajo y sus estudios, no quería ser una carga y sumarle más problemas.

Aún así deseaba poder expresar su molestia ante aquella chica, la que le había asegurado el día anterior que intentaría conquistar a Ni-ki una vez más. Y si lograba su cometido, ¿Qué sería de Sunoo? ¿Cómo podría soportar aquella batalla perdida?

¿Sería el profesor capaz de abandonarlo? Aunque ahora que su futuro con el mayor era incierto, y estaba viéndose obligado a volver a su antiguo hogar... ¿Era mejor dejarlos solos?

Ni siquiera quería pensar en aquello, no quería envenenar sus pensamientos aún más cuando lo más probable era que aquella chica tan solo estuviera jugando con él. Haciéndolo sentir inseguro, atacar la poca estabilidad emocional que le quedaba.

-Chicos...- la voz de Sunghoon se hizo presente nuevamente pero esta vez de una manera mucho más seria, el de regordetas mejillas alzó la mirada con nerviosismo- Nuestra amiga tiene compañía...

𝗛𝗲𝘆 𝗧𝗲𝗮𝗰𝗵𝗲𝗿! ˢᵘⁿᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora