In other lives.

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Final:

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Satoru Gojo es el hechicero más fuerte de todos. Sin embargo, nadie nunca conoció la verdad detrás de esa venda.

No de la forma en la que yo lo hice.

»»——⍟——««

—Tanto tiempo. Suguru.

El azabache se levantó con el cubo en sus manos y se acercó hasta el chico de cabello corto. Ambos se dieron de la mano de forma silenciosa y simple.

—Como te fue, en el internado.

—Muy bien, me costó mucho sanar. Pero me siento mucho mejor.

Sostuvo el cubo entre sus manos. Con una sonrisa nostalgica. Geto entendía perfectamente ese sentimiento, de querer a alguien que hace daño. A veces aquella sensación puede ser tan irreal. Y honesta. A la misma vez.

—¿Donde está Yuuji Itadori?

—Shibuya ha estado bastante movida. Como has podido notar.—Yuta pestañeo.—No te se decir. Hasta donde se. Sukuna tiene el control del cuerpo temporalmente.

—¿Es una amenaza?

—No exactamente.

—¿Crees que podamos hacerlo?

Suguru pareció pensarlo.

—Primero, necesitamos a Megumi, voy a necesitar de tu apoyo en ese aspecto.

—Claro. Lo demás ya está hecho.

Ambos vieron el cubo.

—Mataremos a Satoru Gojo.

»»——⍟——««

—Vayamos al centro de Shibuya.

Maki, Mei y otros hechiceros de habían reunidos en partes fuera del perímetro del velo para hablar. La luna Omega había descapacitados a algunos hechiceron. Con el bajo inente de buscar una solución.

Nanami, luego de aprobar la muerte de Nobara, se comunico con Shoko, la cual le comunico así el plan más importante que tendría que cumplir de ahora en adelante.

Por lo tanto en vez de cuestionarse la razones de esto. Comenzó a descartar a aquellas personas que no eran de fiar. Para así tener un círculo en el cual pudieran depositar su confianza.

Para así. Matar a Satoru Gojo.

—¿Iremos al último piso de Shibuya?

—Si, y desde ahora queda totalmente prohibido asesinar a ninguna maldición, ya que para esta tarea. Aquello da exactamente lo mismo.

Todos ascendieron. Si los planes que habían dicho eran correctos, las cosas tenían que saber mediamente bien.

En cuestión de unos minutos. Megumi ya estaba con Yuta, la luna había bajado con rapidez a los cambios provocados por el movimiento de los hechiceros y omegas de la zona.

Yuta se puso de cunclillas ante Megumi. El cual le habían puesto en una especie de círculo con una corona de flores.

Aquello parecía muy raro. Incluso como un culto. Aunque Megumi no podía estar más extrañado por la rara situación en la que estaban. Miro con curiosidad al de cabellos negros

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