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10 de septiembre 2020 La Boca, Argentina ————————————- Emma:
Me encontraba volviendo a mi casa, iba caminando desde el hospital a mi casa, ya que quedaba cerca y extrañaba las calles del barrio. Por este virus de mierda ya no se podía salir a disfrutar de los hermosos lugares de La Boca, si no es por algo importante no se puede salir. Pero bueno, hay que cuidarse.
Pero, si hay que cuidarse ¿Porqué estoy en la calle?. Fácil, porque fui al médico. Desde hace unos días me siento mal.
Llegué a mi casa pero no había nadie, mi novio, Mateo, estaba haciendo las compras para el mes, ayer nos dimos cuenta que no había casi nada de comida, entonces el fue a comprar. Yo iba a acompañarlo pero me sentía mal y lo mejor era que fuera al médico.
Subí las escaleras y me dieron ganas de vomitar, corrí rápido al baño. Me arrodillé frente al inodoro rápidamente y vomité.
Cuando terminé me paré agarré papel y mientras me limpiaba la boca tiré de la cadena. Bajé la tapa de inodoro y fui a lavarme las manos y cepillarme los dientes.
Me miré en el espejo y me puse a pensar en lo que tengo, ¿Cómo pudo haber pasado?¿Cuando y porqué? Si yo y mi pareja nos cuidábamos para así no contagiarnos. Nunca salía de casa, y si lo hacía me cuidaba, barbijos, gel desinfectante y trataba de no saludar a nadie, ni acercarme mucho. Solo iba a comprar al supermercado con Mateo, y eso era ¿Cuánto? Dos o tres veces al mes, casi nada. Es raro que yo me sienta mal y mi novio no, espero que el no se enferme.¿Quién nos iba a cuidar si los dos estábamos enfermos?
Salí del baño y me dirigí a la habitación que comparto con mi novio.
Escuché como se abría la puerta principal.
-Llegué, amor,¿Estás?- escuché a Nateo gritar desde el primer piso. No le contesté, no me sentía bien, no tenía ganas ni de respirar. Siento que voy a morir.
Sentí como la puerta de la habitación se abrió y al segundo como se hunde el otro lado de la cama, Mateo.
-Amor, ¿Estás dormida?- preguntó, a lo que negué y me di vuelta. Le sonreí como saludo, de verdad no quería ni hablar. -¿Qué pasa? ¿Qué te dijo el médico?
-Estoy muy cansada ahora, no me siento nada bien, después te cuento ¿Si amor?
-Bueno gordita, dormamos un rato la siesta ¿Dale?- solo asentí.
Mateo se tapó con las sábanas y prendió el aire, para que tire viento calentito. Yo me acosté sobre su brazo y lo abrecé. El pasó su otro brazo brazo sobre mi cintura y me dió un beso en la frente.
