ADDICTED 📖 PONDPHUWIN 📖 +18

8. La crisis... 📖

Después ese suceso entre los dos, ambos regresaron en autobuses diferentes hacia la ciudad, y Phuwin después de ello viajó a Japón con sus amigos por temas de su celebración de la graduación. Pond le escribía de vez en cuando intentando actuar normal, pero se notaba en las respuestas cortas de Phuwin y su nulo deseo de responder las llamadas que definitivamente lo estaba evitando. Y lo confirmó con mayor claridad, cuando tuvieron que reunirse semanas después para hacer unas últimas tomas de la serie y para sus eventos en conjunto, Phuwin a duras penas le saludaba, y si lo hacía de mala gana, ni siquiera era capaz de mirarlo a la cara.

Pond creyó que no le dolería presencia el fin absoluto de su relación, pero sinceramente; al terminar sus labores, justo cuando se quedaba solo en su habitación, lloraba a medida que se lamentaba, porque su corazón estaba comenzando a romperse ante la indiferencia de Phuwin. Él le gustaba, le gustaba tanto que sinceramente no podía imaginarse un día más de esa manera.

Intentó hablar con Phuwin más de una ocasión, pero él le cortaba el tema con una mirada asesina o sencillamente se alejaba alegando que estaba ocupado. Y eso le estaba dejando sin muchas expectativas para el futuro, sentía un dolor inmenso por todo su cuerpo, y simplemente hasta respirar le costaba.

Leer fanfics ya no era divertido, más cuando la principal razón de su sufrimiento era el protagonista de todas esas fantasías, esas que él quería hacer realidad cuanto antes, quería volver a besarlo porque quería y no por trabajo, quería tomar su mano, y besar su piel, quería susurrarle al oído lo loco que lo tenía, quería estar con Phuwin y no solo físicamente, sino que lo deseaba como una pareja. Como solo un chico puede desear el amor de otro chico que no le corresponde.

Pero al parecer Phuwin no deseaba ni pensar en lo ocurrido, y podía respetarlo, pero era doloroso, tanto que en un punto consideró sinceramente retirarse de la industria, porque no se sentía cómodo con nada, ni siquiera era capaz de fingir estar contento, reír le pesaba y actuar lindo también, era abrumador simplemente existir. Pond quería tirarse a su cama a mirar el techo mientras el tiempo pasaba y quizás así sus heridas se curaban cuanto antes y lo superaría sin siquiera esforzarse, pero a decir verdad es imposible superar a una persona de la que te apegaste involuntariamente por fanfics, por historias que se grabaron en su mente y marcaron su piel cual tatuajes, es complicado superar a alguien que idealizaste, y que te cortó las alas mucho antes de iniciar. Es difícil borrar esa imagen que tenía de Phuwin y la desgarradora sensación que podía causarle su presencia, su cercanía, su sonrisa.

Para empeorar sus problemas, aquella noche tras tres semanas muy distanciados; Jenn apareció en la puerta del edificio de su empresa, y él por mucho que intentó ignorarla fue complicado porque Jenn se interpuso en su camino, tenía su cabello castaño muy corto, estaba más delgada y lo que más llamó la atención de Pond era que tenía una prominente barriga de embarazada, por lo que, Pond abrió mucho sus ojos y en su fuero interior comenzó a hacer cuentas, porque si ella lo estaba llamando por ese asunto debía ser un error.

—Necesitamos hablar —fue el escueto saludo de la mujer.

Pond la miro con algo de temor, y ella le sonrió ligeramente como intentado tranquilizarlo, pero aquello solo le daba más pánico, sin más remedio caminaron juntos hacía la calle, había varias fanáticas afuera, pero todas respetaron su espacio personal y aunque alcanzó a escuchar como más de una cuchicheaba y les grababan con sus cámaras, se hizo el indiferente.

Anduvieron varios pasos en absoluto silencio, hasta que se detuvieron en un McDonald's dónde Jenn pidió dos hamburguesas y bebidas para llevar y de esa manera con bolsas de papel en mano se plantaron en un parque lleno de gente bailando y cantando, y tomaron lugar en unas bancas manteniendo una distancia prudente entre los dos.