Mi captora es un enigma. No sé quién es ni por qué me llevó. Hay una oscuridad dentro de
ella, una oscuridad que me asusta incluso cuando me atrae.
Mi nombre es Becky, y esta es mi historia.
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"Me moldeo a su man...
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POV BECKY
Durante los siguientes meses, mi vida en la isla cae en una especie de rutina. Cuando Freen está, mi mundo gira en torno a ella.
Su estado de ánimo, necesidades y deseos determinan mis días y mis noches. Es una amante imprevisible, un día es amable y al siguiente, cruel. Y algunas veces es una mezcla de los dos, una combinación que me resulta especialmente abrumadora.
Entiendo lo que hace conmigo, sin embargo, que lo entienda no lo hace menos real. Me está enseñando a asociar el dolor con el placer, a disfrutar de cualquier cosa que quiera hacerme, sin importar lo impactante o pervertido que sea. Y, al final, siempre esa ternura desconcertante. Me pone del revés y me destroza para después recomponerme de nuevo, todo en el transcurso de una noche.
Y sus enseñanzas funcionan. Ahora, caigo en sus brazos por voluntad propia, con el deseo del subidón que experimento cuando una sesión es especialmente salvaje. Freen me dice que soy una sumisa innata con tendencias masoquistas. No sé si creerle, desde luego sé que no «quiero» creerle aunque no puedo negar que su peculiar estilo de hacer el amor siempre me impacta de un modo u otro.
Usa juguetes sexuales, látigos, varas y siempre es placentero. Por supuesto, no siempre es sádica. Algunas veces es dulce, me masajea el cuerpo, me besa hasta que me derrito para después hacerme el amor cuando ardo de deseo. En esos días no quiero irme de la isla, solo deseo que Freen me abrace, me acaricie y me ame, sea como sea.
Puede que desear que mi captora me ame sea lo más perturbador de todo. Ni siquiera sé si le resulta posible sentir amor, pero no puedo evitar necesitar que lo sienta. Me desea, lo sé, pero no es suficiente. En algún momento durante este tiempo he dejado de odiarla, y no sé ni cómo ni cuándo ha ocurrido.
Todavía me enfada mi cautiverio, en cambio, he conseguido separar ese sentimiento de lo que siento por Freen. Ahora, en lugar de tener miedo cuando viene a la isla, la espero ansiosa. Sus negocios la mantienen fuera más de lo que me gustaría y empiezo a entender cómo se sienten las mascotas cuando esperan a que su dueño regrese del trabajo.
—¿Por qué no puedes trabajar más desde aquí? — pregunto un día, después de levantarnos juntas por la mañana. Ahora duerme siempre conmigo. Le gusta abrazarme por la noche, la ayuda a llevar mejor sus pesadillas.
—Trabajo de forma remota todo lo que puedo. ¿Por qué me quieres aquí? —Su mirada es sarcástica cuando gira la cabeza para mirarme. No le gusta que le pregunte por su trabajo. Es una parte de su vida que parece querer mantener separada del resto. Tengo la impresión de que, por lo general, quiere protegernos tanto a Nam como a mí de la parte más desagradable de su mundo.
Nam sabe perfectamente a lo que se dedica Freen, pero no sé si sabe mucho más que yo sobre el tráfico de armas.
—Sí —le contesto abiertamente—. Quiero que estés aquí.