El peso de todos los dias desata una memoria sombría que más me asalta, llevándome de vuelta a la época en que formaba parte de una sociedad secreta. No mencionaré su nombre, pero baste decir que era una organización que existía en las sombras, operando bajo estrictas reglas de silencio.Éramos cazarrecompensas para los altos mandos de los lugares donde estábamos establecidos o dispersos. Trabajábamos en pequeños grupos para mantener la clandestinidad, y mi grupo era de tres. Mis compañeros eran conocidos por sus nombres falsos: Shinmon y Benymaru. Yo, en aquellos días, era conocido como "Gabymaru, el que no sentía". Me gané esa fama por ser "duro" de entre muchos más, perteneciendo incluso a un subgrupo de élite dentro de la organización.
Nos habíamos entrenado como personas que superan sus límites tras cada entrenamiento. Éramos personas con capacidades físicas excepcionales, capaces de utilizar cada herramienta y técnica posible que involucrara nuestro cuerpo en el combate.
Nuestra existencia estaba gobernada por un estricto código de silencio, el cual contenía reglas que nunca debíamos romper. La primera regla era que la información sobre la organización nunca debía ser revelada, bajo pena de muerte. La segunda, siempre proteger la identidad de los compañeros. Y la tercera, morir antes que traicionar el secreto.
Recuerdo claramente una de nuestras misiones más fatídicas, la misión que me carcome en mis dias de decadencia...
Habíamos sido enviados a buscar un objeto en la casa de un objetivo importante(me guardo los nombres y lugares), alguien que había descubierto demasiado sobre nuestra organización. La noche era oscura y lluviosa, creando una atmósfera perfecta para la operación. Nos movíamos como sombras a través de la ciudad, silenciosos y letales.
Nos habíamos preparado meticulosamente. Cada uno de nosotros llevaba una variedad de armas: shurikens, kunais, y nuestras espadas ninjato(espadas cortas). La mansión del objetivo estaba bien protegida, y la infiltración requería precisión y sigilo. Nos deslizábamos por los jardines como espectros, evitando las patrullas de los guardias.
El enfrentamiento fue brutal. La mansión del objetivo estaba bien protegida, y nos encontramos con una resistencia inesperada. Peleamos con todo lo que teníamos, cada golpe, cada movimiento, era una danza de muerte. En medio del caos, Benymaru recibió una herida fatal. La sangre fluía de su costado, y sus fuerzas comenzaban a desvanecerse. Fue a causa de un disparo, pero podía soportarlo y aún le sobraba resistencia.
Dentro de la mansión, la oscuridad era nuestra aliada, pero también nuestro enemigo. Cada sombra podía esconder a un atacante. Benymaru, siempre el primero en la línea de fuego, se había lanzado hacia adelante para cubrirnos. Una explosión de luz y ruido nos envolvió cuando una trampa se activó, hiriendo gravemente a Benymaru. Intentamos reaccionar, pero el número de enemigos era abrumador.
"Vayan sin mí," nos dijo con una firmeza que me desgarró el alma. "No me queda mucho tiempo. Haré lo necesario para que puedan escapar."
Intentamos protestar, pero sabíamos que no había otra opción. Benymaru estaba decidido a sacrificarse para darnos una oportunidad de sobrevivir. Con lágrimas en los ojos y el corazón pesado, aceptamos su decisión. Mientras él se enfrentaba a los guardias restantes, Shinmon y yo escapamos por una ventana rota.
Corríamos a través de los pasillos laberínticos, el eco de nuestros pasos apenas era audible sobre el ruido de la batalla. El grito de dolor de Benymaru resonó en mis oídos mientras corríamos, un eco que nunca me ha dejado. En ese momento, supe que su sacrificio nos había salvado, pero a un costo que siempre cargaríamos.
Afuera, la lluvia seguía cayendo, lavando la sangre de nuestras ropas y pieles. Nos escondimos en un callejón oscuro, jadeando por el esfuerzo. La tristeza y la desesperación se mezclaban en el aire nocturno. Miré a Shinmon, y en sus ojos vi reflejada la misma tristeza que sentía.
“Lo hizo por nosotros,” dijo Shinmon, su voz apenas envuelta en un susurro. “Nunca debemos olvidar su sacrificio,”complementó...
Incluso ahora, años después, el recuerdo de Benymaru me atormenta. Era más que un compañero; era un amigo, un hermano. Su valentía y sacrificio son algo que nunca olvidaré. Su pérdida dejó un vacío que nunca podrá ser llenado.
La vida en la organización no permitía lujos como el duelo o dar condolencias a alguien que haya fallecido. Tuvimos que seguir adelante, aunque el peso de la pérdida nos acompañaba en cada misión, en cada paso. En las noches silenciosas, cuando el mundo parecía haberse detenido, pensaba en Benymaru. Me preguntaba si él habría tomado las mismas decisiones si hubiese sabido el precio que pagaríamos. Fue muy difícil retirarme... Pero digamos que tenían preferencias conmigo por excelencia en las misiones... Ya no quería estar allí.
Me detengo un momento, la pluma temblando en mi mano. La tristeza y la culpa se mezclan en mi pecho. Extraño a Benymaru, y siempre lo extrañaré. Su memoria es un recordatorio constante de los costos de nuestra vida en las sombras.
Mientras cierro el cuaderno, una frase se forma en mi mente, una reflexión sobre la muerte y el sacrificio:
"La muerte no es el final, sino una puerta que nos lleva al legado de aquellos que dieron todo por los demás."
-CharlyY si... Se que este parece un capitulo "fuera de lugar"... Pero solo quería dedicarle un capítulo de mi obra a él... Además tiene algo que ver con la historia.
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Próximo capítulo: MEMORIAS DE: D03M07A2024
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Cómo Vencer A yMa: El Último Cazador
Non-FictionComo vencer a yMa: El Último Cazador Autor: Charly Género: misterio (y algo de romance :P) En "Como vencer a yMa: El Último Cazador", Charly documenta su travesía como cazador de lo paranormal. A través de su bitácora, el autor nos introduce en un...