11.- Ups...

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Aquella pajarita rojiza estaba totalmente sorprendida de ver a quien jamás creyó volver a ver. De verdad es una agradable sorpresa. Un pequeño silencio rodeó a las tres aves, donde tanto Blu como Mía esperaban la respuesta de Coco ante esta revelación.

Coco, con la mirada fija en Mía, solo soltó unas pequeñas palabras:

—¿D... de verdad eres... tú?

Se notaba que no parecía creer lo que sus ojos veían.

—Creo que sí, al menos me siento así, y tu acompañante también me ve, así que... sí, aquí estoy —Mía trató de acercarse a Coco amistosamente, pero sorpresivamente Coco se alejó de esta.

Al rechazar el abrazo que parecía querer darle Mía, tanto Blu como la otra ave parecían sorprendidos, pues no era la reacción que esperarían.

—¿Todo bien, Coco? Solo quería...— Antes de seguir, una brusca oración no dejó terminar a la clara ave.

—¡No, no te me acerques! Necesito... que te alejes... solo apártate —dijo, apartando la mirada e incluso alejándose de Blu.

—¿Estás bien?... Sé que es algo sorpresivo, pero no hay por qué ser...— Blu trató de ayudar a Coco, pero al igual que Mía, fue rechazado.

—Lo siento, Blu... necesito un momento... un momento a solas.

Coco estaba a punto de irse de allí sin mirar atrás, pero fue alcanzada por Mía, quien giró para verla y notar cierta mirada de odio en el rostro de Coco.

Coco la enfrentó, levantando la voz:

—¡Te dije que me dejaras sola!

La frustración y el enojo eran visibles en su tono.

Mía, sorprendida ante la actitud de molestia de Coco, la soltó y una notable tristeza cruzó su rostro. Habló cálidamente con Coco:

—Yo no quería irme y desaparecer. Quería que supieras que no fue mi decisión. Si por mí fuera, hubiera regresado contigo, pero después de aquel incidente no pude regresar.

Coco, molesta y llorosa, mantenía el tono de voz elevado:

—¡¿Ah, sí, y qué te detuvo de dejarme sola, creyendo por muchos años que fue mi culpa?!

Mía sintió una honda oleada de culpa y acarició suavemente la cabeza de Coco para consolarla.

—Después de esa pelea me hirieron de gravedad. Un humano me encontró y me llevó a su hogar para cuidarme y atenderme con afecto y ternura... No podía volar en ese entonces, por lo que dependí de él en casi todo.

Coco se sorprendió ante la revelación de Mía y se calmó, observándola con atención. Podía distinguir cicatrices y heridas en su cuerpo, marcas de cortes y rasguños causadas por un ave mayor. Además, su mirada se detuvo en una cicatriz en la base de su ala, un recuerdo duradero de los duros días que pasó.

—Yo no sabía...— Llena de emociones contradictorias, Coco luchó por encontrar las palabras adecuadas para responder.

—No, por favor... no te culpes de nada —Mía le dio un abrazo a Coco, y se veían unas lágrimas saliendo de sus ojos.

—Pensé que tú... que yo... — Finalmente, Coco se abalanzó a las alas de Mía y la abrazó con fuerza, mientras Blu solo se limitaba a observar sorprendido.

Mía, consolando a la pequeña Coco, reposó su rostro encima de la cabeza de esta mientras trataba de explicarse.

—Nunca fue tu culpa. Sabes que a veces hago tonterías y me hago cosas sin pensarlo, pero te juro que no volverá a pasar... nunca más —Mía, de reojo, vio a Blu.

Volando A Tu Lado || Rio2 FANFIC Donde viven las historias. Descúbrelo ahora