Volando A Tu Lado || Rio2 FANFIC

13.- Problemas y más problemas

La noche parecía estar terminando. Blu estaba desahogándose con Coco, pues la carga de todos sus sentimientos parecía desbordarse como un vaso de agua una vez alcanzado su límite.

Coco, por su parte, sentía que sus sentimientos hacia Blu habían obtenido una respuesta, aunque no fue a favor ni en contra. Simplemente fue un posponer, pues Blu no estaba en el mejor momento para tomar decisiones. Coco quería saber qué le pasaba, por qué tan repentinamente empezó a llorar y a desahogarse así.

—¿Qué sucede? ¿Por qué tan de repente...? —Lo miró a los ojos, y este parecía no querer ser visto de esa forma.

—No es nada... solo quiero saber que no estaré solo—. Blu abrazó nuevamente a Coco, sin decir ni una sola palabra más.

Coco comprendió que parecía ser un tema sensible para él, así que decidió no insistir en saber qué sentía en ese momento. Pasaron los minutos y Coco finalmente decidió tomar una actitud.

Sabía que Blu no estaba bien emocionalmente, así que no pensaba agregarle más a sus problemas. Optó por ser ella quien lo apoyara, estando allí para cuando más lo necesitara, porque, aun al no ser pareja, el amor y el aprecio por alguien no se obtienen solo estando en una relación; se ganan con el tiempo.

—Está bien, ¿qué tal si me dejas ir por unas cosas y regreso? —Lo alejó un poco de ella para sonreírle, tratando de darle más confianza, algo para animarlo.

Algo dudoso pero sin más opciones, Blu aceptó. —Está bien, te espero aquí... —Parecía estar más tranquilo, tanto que soltó una pequeña sonrisa. Tal vez el consuelo de ella ayudó más de lo que parecía.

Coco, sin apuro, alzó el vuelo para dirigirse a la plaza donde las demás aves bebían y comían de lo más normal. Como detalle, pensaba llevarle algo de comer a Blu para hacerlo sentir mejor.

En su recorrido, un pequeño color la detuvo. Eran un par de aves que parecían destacar sobre las demás, un par de guacamayos azules, sin duda Roberto y Perla, que parecían jugar a la pelota divertidos. Antes de que Coco se fuera de allí, notó a unos pequeñines del mismo color andando por ahí.

Eran los hijos de Blu y Perla, de eso no cabía duda. Coco sintió un pequeño golpe en su pecho, un dolor que no era físico, y fue allí cuando se percató de lo que estaba y había pasado con Blu. Se detuvo unos segundos para verlos divertirse y pasar el rato con aquellos pequeñines, Perla y Roberto. Después de un pequeño momento, se alejó para regresar con Blu.

Coco sentía ese dolor en el pecho, ese dolor cuando uno es traicionado, ese dolor de saber que no puedes hacer nada, y de saber que es lo que sintió él al verlos, al ver a sus hijos y su expareja pasar el tiempo y momentos con alguien más.

Aceleró el vuelo y se tranquilizó pensando que todo era parte de una mala pesadilla, que pronto todo sería como antes. No quiso quedarse y decirles cosas a Perla y a Roberto, pues gracias a Blu pudo ver que se puede ser mejor ave y aprender a superar por más dolorosa que pueda ser la situación.

Una vez de regreso, estaban Mia y Blu platicando; parecían ser amigos de toda la vida. Ciertamente sentía celos por poder hacer amigos tan fácilmente como parecía aparentar Blu.

—¡Regresé! Traje algo de fruta. Así, con lo que trajo Blu, podemos hacer una buena cena para terminar la noche—. Alegre, dijo.

Ambos voltearon a ver a la rojiza ave que estaba emocionada por compartir su comida. Blu, por su parte, le parecía tierno su forma de actuar; este parecía ya más tranquilo e incluso más alegre. Parece ser que la charla con Coco y Mia fue de consuelo.

—¡Vaya! Unas bayas dulces. Siempre quise probar estas durante los últimos años, gracias... —Miró las bayas con deseo.

Por su parte, él trajo su bolsita para combinar todo y tener una gran cantidad de comida para comer todos juntos. Rápidamente, todos se juntaron en la orilla de las grandes rocas para ver aquellas pequeñas balsas con muchos regalos como ofrenda.