Cuando el príncipe Rhaegar Targaryen entrega la corona de flores a Lady Lyanna Stark sin pensar en las consecuencias que esto traería a su casa y a su familia.
Y en donde su hermana-esposa Ravenna Targaryen le concede a su tercer heredero cumpliendo...
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280 d. C.
La princesa Ravenna se encontraba en los jardines de la Fortaleza Roja con su hermano Viserys, de tan solo cuatro días del nombre, en su regazo mientras con su madre, la Reina Rhaella disfrutaban del sol brillante y de un buen desayuno.
Las respectivas parejas de las mujeres en la mesa se encontraban en una reunión del Consejo privado del Rey, como príncipe heredero, el príncipe Rhaegar se veía en la obligación de viajar constantemente desde Dragonstone hasta Desembarco del Rey para asistir a estas mismas reuniones, su hermana-esposa, la princesa Ravenna, solía insistir le para que se quedasen en la capital para ahorrarse los viajes largos y fatigosos para ambos, cosa que el príncipe se negaba a aceptar.
No deseaba convivir demasiado con su padre, el Rey Aerys, o como lo llamaban, el rey Loco. Para el príncipe era complicado ahora que su esposa se encontraba en cinta, ambos eran jóvenes pero ya tenían obligaciones con el reino, el príncipe de veintiuno días del nombre y su hermana de dieciséis.
"He intentado convencer a Rhaegar qué nos quedemos aquí en la capital madre, el embarazo me está consumiendo, me encuentro fatigada y mareada la mayor parte del tiempo, Rhaegar no parece comprender eso, no quiere quedarse pero tampoco quiere que yo me quede en Dragonstone, no sé cómo más convencerlo, habla con él, por favor madre" se quejó la princesa con su madre quien simplemente le dio una sonrisa ladeada en comprensión "Lo sé mi pequeño sol, cuando estaba embarazada de ti fue bastante difícil, tu padre se la pasaba viajando, antes de decidir confinarse aquí, parecía no comprender mis dolores, hablaré con Rhaegar, estoy segura que dejara de ser tan cabeza dura" la princesa río sin gracia
"Rhaegar es un imbécil, parece que todo lo que le digo le importa muy poco, le entra por un oído y le sale por el otro, hubiera sido mejor que esperara a Viserys para casarme ¿verdad hermano?" preguntó la platinada a su hermano quien estaba sentado en su regazo, el pequeño de cuatro años simplemente río sin comprender y siguió degustando de su plato "No hables así de tu hermano mayor Ravenna, él solo intenta protegerte"
"Suficiente haría con dejarme descansar, pensaba dormir hasta tarde pero a su Majestad se le ocurrió que era una gran idea salir a los jardines, no lo tomes a mal madre, te he extrañado desde que Rhaegar decidió que era mejor que nos fuésemos a vivir a Dragonstone después de nuestra boda, sin embargo, me prometió que estaría aquí hoy, desde que le dije que estaba en cinta no a hecho más que ignorarme, pareciera que solo soy para él una jodida vaca qué solo sirve para procrear herederos y me niego a dejar que me siga tratando así" habló fuertemente con diagusto provocando que su hermano menor se asustar y empezará a llorar, Rhaella tomó a su hijo menor para intentar tranquilizarlo, luego de unos momentos en silencio de parte de ambas el niño se le fue entregado a una de sus doncellas para llevarlo a sus habitaciones para que pudiese tomar su siesta.
"Entiendo que esto no sea lo que esperabas mi amor, pero tu hermano tiene deberes, eso no significa que no le importes, te aseguro que simplemente está estresado, tu padre empeora cada vez más, te aseguro que todo volverá a ser como antes, dale tiempo a tu hermano" habló la reina tomando la mano de su hija por sobre la mesa, quien retiró esta bruscamente y se levantó como pudo de la mesa por su gran vientre, furiosa colocó sus manos sobre su vientre abultado y con lágrimas asomandose por sus ojos violetas, mientas se alejaba del jardín con sus doncellas por detrás a la escena se le agregaba la figura de su hermano-esposo.
"Ravenna, ¿A dónde vas?" preguntó el príncipe dragón tomando el antebrazo de su hermana, quien al ver el rostro de su esposa pudo notar las lágrimas que se asomaba "¿Estás bien?, ¿qué sucedió?"
Ravenna se soltó del suave agarre del príncipe y respondió con brusquedad "No parecía importarte mucho mi estado esta mañana, ni las demás anteriores, así que quítate de mi camino, Rhaegar" el príncipe confundido insistió más "No entiendo tu molestia hermana"
"Solo dejame, quiero descansar no me siento bien" sin más la princesa siguió su camino hasta sus habitaciones, el príncipe llegó a la mesa disculpandose con su madre y despidiéndose de ella para luego seguir a su esposa dentro de la Fortaleza Roja.
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Al llegar a sus habitaciones la encontró sentada a la orilla de la cama que ocupaban ambos durante las noches, con cuidado se acercó a ella y la escuchó sollozar, no era muy común ver a la princesa hacerlo, así que esto incrementó su preocupación.
Cautelosamente se acercó a ella para hincarse frente a su esposa y empezar a acariciar sus rodillas, luego de varios minutos en los que los llantos de la princesa se calmaron, Rhaegar decidió seguir indagando.
"Puedo preguntarte de nuevo dulce hermana ¿Qué te sucede?" la princesa simplente quedó en silencio ante la pregunta "Necesito que hables conmigo Ravenna, no puedo ayudarte si tu no me dices lo que te sucede, querida"
"Tú, eres mi problema Rhaegar" habló con desdén, el príncipe frunció el ceño en confusión y habló "¿Qué he hecho yo para que tu descontento haya hecho que derrames lágrimas?"
"Desde que nos casamos tú eras atento conmigo, pero cuando nos entramos qué daría a luz a un bebé cambiaste conmigo, Rhaegar, sé que no me amas y que no era a quien tu deseabas desposar, pero soy tu hermana, tu esposa y la madre de un futuro heredero, al menos yo sí te amo a ti hermano, pero tu indiferencia me duele, que me traigas de un lado al otro como si fuera un perro detrás de ti, como si mis dolores no fueran relevantes para ti, me hiere"
El príncipe suspiró para luego tomar el rostro de la princesa por las mejillas, besando así su frente y labios "No pienses tales cosas, mi amor, claro que te amo, nunca pienses siquiera que no lo hago, así como tú me amas a mi yo te amo a ti, si no he dejado que en ningún momento te quedases en Dragonstone es por tu seguridad, lamento que mis preocupaciones nos hayan afectado tanto como para que pienses que tus males no son relevantes para mi, pero no quiero que te quedes sola sin mi protección ¿entendés?, tengo planes para nuestro padre y si alguien se llegase a enterar temo por tu vida y la de nuestro hijo, no llores más"
Ambos príncipes quedaron entrelazados en uno con el otro el resto del día, las dudas de la princesa habían sido resueltas, sus enojos habían sigo apasiguados, sin embargo, ese no sería el mayor problema que llegase a tener el matrimonio.
