Cuando el príncipe Rhaegar Targaryen entrega la corona de flores a Lady Lyanna Stark sin pensar en las consecuencias que esto traería a su casa y a su familia.
Y en donde su hermana-esposa Ravenna Targaryen le concede a su tercer heredero cumpliendo...
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La princesa Ravenna había dado a luz a dos príncipes más, los mellizos Visenya y Jacaerys Targaryen, dos bellos bebés con cabellos platinado, como el de ambos, ojos violetas, piel tan blanca como la leche y unas mejillas tan rosadas como las rosas más bellas.
Con la profecía que Rhaegar solía creer ser quien la cumpliese, ahora los dos habían llevado de vuelta a la gloria la casa del dragón. Viserys y Daenerys, sus hermanos menores eran felices con sus hermanos, los veían como si fueran sus padres, Viserys se interesaba más por los libros de historia de sus antepasados, a Daenerys le gustaba más jugar con sus sobrinos y aprender valyrio.
Jorah Mormont, el jefe de la casa Mormont le había entregado a los reyes tres huevos de dragón petrificados según él, lo que no sabía es que de esos huevos nacerian tres dragones.
Westeros estaba en paz, los siete reinos estaban en paz, la casa del dragón volvió a emergir de las cenizas más fuertes que antes, los dragones volvieron a volar entre los reinos.
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Rhaegar y Ravenna, los príncipes qué lucharon el uno por el otro y vencieron.
