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                                       Rivers
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—Otra vez este hijo de su madre— Al escuchar el ruido a través de la pared.

Nuevamente el mismo tema con el vecino.

Tenía que hacer stream y prácticamente me era imposible con este ruido, ya van varios días que hace lo mismo. Ni siquiera respeta el hecho de que vive en un edificio con más personas.

No podía aguantar más, cada noche era lo mismo.

Me levanté del sofá y salí de mi departamento posándome frente a la puerta de al lado.

Toqué un par de veces esperando impacientemente porque este abriera la puerta.

—¡Félix!— Grité.

La puerta finalmente se abrió dejando ver a una figura femenina, una que no había visto antes, era costumbre ver mujeres diferentes cada noche.

Como el mujeriego que es.

—¿Who are you?— Dijo, no era latina.

—I want to see the owner of this apartment.

—¿Why?

—Get out of my way— Dije con un tono serio, no estaba para bromas o conversaciones con sus mujeres, ya estaba harta.

La mujer no me dejaba pasar, así que la quité del camino empujándola ligeramente a un lado de la puerta.

Entré y vi varios hombres con trajes finos sentados en la sala y varias mujeres cerca de ellos, dándoles de tomar y bailando ligeramente sobre ellos.

Con mi mirada busqué a aquel pelinegro, sin éxito alguno, me acerqué a uno de los hombres
—¿Dónde está?

—En el cuarto— Soltó.

Me dirigí rápidamente a los pasillos de la casa, con mis fuertes pisadas.

No sabía ni dónde quedaba el cuarto del que me habló, simplemente me dispuse a ver puerta por puerta hasta encontrarlo.

Crucé por el pasillo, abrí una puerta, pero solo se trataba del baño de visitas. Caminé un poco más y me encontré con una puerta en medio del pasillo...

Bingo.

El aguantar la misma situación tantas veces hizo que mi temperamento fuera más caliente de lo normal, no lo pensé y abrí

—Puedes bajarle a tu puta música!?

El pelinegro se sobresaltó al verse en su cuarto, estaba con una chica, pero esta estaba vestida, igual él solo tenía sus pantalones.

—Déjame hablar con ella, salte por favor—  Él indicó a la mujer, esta hizo lo que él le pidió.

—¿Qué carajos te pasa!?

—Al parecer se te olvida que vives en un departamento con más gente a los lados!— Él se acercó a mí —¡Siempre es lo mismo todas las noches!

—Creo que exageras.

—¿Exagerar? Tus ruidos suenan como si estuvieran incrustados en mi departamento. Tienes que respetar a tus vecinos, acaso crees que no se escucha?

El no dijo nada.

—Aparte con el departamento lleno de mujeres, que poco hombre eres. Si quieres tener a tus mujeres ve a otro lado, un motel o un Airbnb.

El vecino [Riverducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora