XV

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Después de un fin de semana de vacaciones, ya era hora de volver a la ciudad.

—Te ayudo con eso— Félix cargó la maleta que arrastraba la rubia.

—Estoy muy cansada.

—Yo también, solo quiero dormir el resto del día para estar al cien.

—Oye Lix, a donde fuiste la noche que fuimos al golf?— Ronny se acercó a ellos.

—Vine a la casa, estaba un poco cansado y me vine a dormir.

—Mmm... okey. Es que apenas recordé que no volviste con nosotros.

—Si, bueno... estabas muy ebrio como para recordarlo.

—Ya nos vamos?— La voz aguda de Ari interrumpió la escena.

—Sí.

—Pues vámonos.

























En la ciudad

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En la ciudad...

—Nos quedaremos en un hotel, tú no te preocupes.

—¿Segura? Podemos comer algo al rato.

—Para la cena te vendremos a buscar... a ti, a Molly, Ronny y Félix.

Rivers alzó la ceja —Y eso?

—Nos cayeron bien.

—Está bien, los veo luego.

Ari y Juan abandonaron el edificio para dirigirse al hotel donde descansarían.

No fueron pocos segundos cuando la rubia se tiró a la cama, su cuerpo pedía descanso y su cabeza necesitaba descansar. En cuanto cerró los ojos para buscar el sueño sintió una sombra pararse frente a ella.

—No deberías de dejar la puerta abierta.

Rivers se sobresaltó del susto —¡Félix! ¡Carajo!

Él se rió de ella —Perdón, pero es que dejaste la puerta abierta. Mejor que sea yo a que sea un desconocido— Se acostó en la cama.

—Tengo mucho sueño, no me juzgues.

—No lo hago.

—No quiero correrte, pero quiero dormir. Si quieres quedarte un rato, bien. Pero no toques mis cosas y cierra cuando salgas.

—Solo me quedaré un rato contigo. Puedo agarrar algo de tomar de tu refrigerador?

—Claro, lo que quieras— Balbuceó.

El pelinegro caminó hasta la cocina y agarró una botella de agua y caminó hacia el cuarto nuevamente —Oye Samy— Se detuvo al ver como la rubia ya estaba dormida. Sonrió al ver su rostro relajado, se veía tierna al tener su semblante tranquilo y sereno.

El vecino [Riverducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora