IX

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ADVERTENCIA

Este capítulo incluye escenas +18,
estas escenas no son escritas con el propósito
de incomodar a ninguno de los
involucrados.

Si te molesta o te incomoda
este tipo de capítulos
puedes saltar el capítulo.

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Rivers abrió la puerta —¿Qué pasó?

—Nunca dejes de molestarme— Dijo Félix tomándola del cuello y atacó sus labios —Vamos a mi departamento, ya.

Ella no dijo nada, no lo dudó y se fue con él.

Con desespero abrió la puerta de su departamento, y entre besos caminaron hacia la sala donde el pelinegro recostó a Rivers en el sofá  y se colocó sobre ella, dejó un corto beso para tomar aire —Espera aquí— Se fue a la cocina.

La rubia se dio el tiempo de mirar a su alrededor en la espera, no podía aguantar más ni retener las ganas de estar con el pelinegro, la espera se le hacía larga.
Segundos después Félix llegó con tazón de fresas en mano, la rubia estaba confundida a verlo acercarse a ella con eso —Y eso?— Preguntó.

—Tranquila— Dejó el tazón sobre la mesa y se acercó al sofá donde estaba acostada —Siéntate.

Rivers así lo hizo, y él adentró sus manos por debajo de la gran camiseta que cubría las curvas de la rubia y lentamente fue levantando la prenda hacia los brazos de la rubia hasta quitárselo por completo.

Seguido bajó sus ojos hacia la parte inferior, la rubia comprendió la intención —Hazlo— Con sutileza bajó los shorts que ella vestía hasta sus tobillos, tomó la prenda en sus manos y la lanzó al piso. Rivers se quitó los calzados de los pies para más comodidad —Te toca— Dijo Rivers.

—Tranquilla, no te desesperes— Se enderezó levantándose y con rapidez se quitó la camiseta que cubría su torso. Dejando a las vistas su tonificado abdomen, Rivers soltó un suspiro.

El pelinegro se dirigió a la mesa para tomar el tazón de fresas y volteó mirándola —Pon tu pelo hacia atrás— Ordenó.

Se acercó hacia ella arrodillándose frente al sofá, tenía ante sus ojos el torso semi desnudo de la rubia, su abdomen plato y curvas lo volvían adicto a ella. Tomó una fresa del tazón y la fruta estaba goteando de un líquido rojo, confundiendo aún más a Rivers.

Félix colocó la fresa justo en el ombligo de ésta, Rivers suspiró al sentir el frío de la fruta en su abdomen. Él tomó otra y la colocó justo entre la división de la ropa interior de la rubia y su abdomen, tomó otra más sin quitar la mirada de los ojos de ella y la acercó para ponerla en el sostén, pero la rubia lo detuvo —Espera— El pelinegro se echó un poco hacia atrás.
—Te daré un mejor lugar— Levantó su sostén dejando caer sus pechos al liberarlos de la prenda.

Félix no esperaba que tuviera tal atrevimiento, pero estaba contento sabiendo que ambos querían sin dudarlo, ambos se regalaron una sonrisa. —Continúa— Dijo la rubia.

Puso la fresa justo sobre el pezon descubierto, la rubia cerró sus ojos —Está muy frío— Susurró.
Félix sacó otra fresa y la colocó en el otro pezon, seguido puso una más entre sus labios, una gota del líquido rojo cayó en su lengua, de inmediato supo que era vino, dulce como la azúcar.

Desde que lo vio aquella madrugada sabía que tenía una obsesión por el vino.

Dejó el tazón en la mesa y se acercó a ella, con su presencia intimidante la observó detalladamente de arriba hacia abajo, esta noche solo sería para él.

El vecino [Riverducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora