(¡ESTA ES UNA SECUELA! Lee primero el primer libro de la serie: Dagger From the Mirror)
El plan del Kraang funcionó. Aunque tres de las tortugas que habían sido controladas mentalmente se salvaron, Leo no. Con su ayuda, los Kraang pudieron secuestra...
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-¡DONNIE!
El portal se cerró de golpe. Desapareció de la existencia y se llevó consigo al Nuevo Donnie y a Granitor con él, dejando un silencio inquietante en la habitación recién vacía.
Rafael no podía creerlo. Traag y Granitor estaban fuera de escena, y ese era un problema solucionado, pero ahora le quedaba uno aún peor. Un miembro de su equipo se perdió nuevamente. El Nuevo Donnie estaba de regreso en la Dimensión X, otra vez.
¿Iban a apoderarse nuevamente de la mente del Nuevo Donnie?
La respiración de Rafael se aceleró mientras los pensamientos pasaban por su mente, y no podía dejar de intentar adivinar qué podría pasar a continuación. ¿Qué pasaría si el Nuevo Donnie saliera de ese portal con los ojos blanqueados y esa horrible sonrisa en su rostro? Entonces el Kraang no tendría simplemente otro genio en su equipo, sino también a alguien con conocimiento de exactamente cómo se suponía que debía llevarse a cabo el plan. Enviarían tropas para atacar al EPF y a los Mutanimales mientras robaban la voluntad propia de Rafael y su familia, y ni Rafa no podría hacer algo para detenerlo.
Ahora les faltaban dos personas. Si es posible que no hubieran tenido ninguna posibilidad contra los Kraang al comienzo de esta batalla, seguro que no la tuvieron ahora.
-¡Tiene el Retromutágeno!
El grito de Donatello sacó a Rafael de su trance alimentado por la ansiedad. Giró la cabeza justo a tiempo para ver a un Leonardo sonriente haciendo girar un frasco entre sus dedos, el líquido brillante en el que descansaba todo su destino.
Donatello estaba agarrando con fuerza la bolsa que acababa de guardar y Rafael hizo una mueca; Leonardo había visto que la desaparición del Nuevo Donnie los tomó por sorpresa, ¿no? Y ahora había aprovechado esa oportunidad para tomarlos desprevenidos otra vez.
Pero no de nuevo. Rafael lo fulminó con la mirada, apretando más su sai hasta que sintió que sus uñas se clavaban en sus palmas. No volvería a suceder. Casandra estaba muerta. El Nuevo Donnie ya no estaba. Pero Rafael estaba cansado de dejar que el Kraang se aprovechara de él.
-Hola Leo -dijo Rafael, parpadeando una vez hasta que sus ojos coincidieron con los de su hermano. Leonardo lo miró y alzó una ceja en señal de interrogación. Se parecía mucho a lo que solía ser: la curiosidad frustrada que irradiaba su ser al saber que Rafa estaba planeando algo que no le gustaría otra vez. La situación familiar provocó un dolor en la boca del estómago de Rafael. Le dolía el corazón porque volviera la normalidad, por discusiones amistosas que ninguno de los hermanos realmente había querido decir. Pero de todos modos dio un paso adelante, obligándose a acercarse a Leonardo.
-Rafa -siseó el Pequeño Mikey- ¿Qué estás haciendo? -Rafael lo ignoró y mantuvo sus ojos en Leonardo. Él sonrió.
-¿Recuerdas ese episodio de Héroes Espaciales, en el que el Capitán Ryan se enamora de esa fea extraterrestre después de que ella lo hipnotiza?