Stranger in the Mirror. [TotallyNotASecretAO3Account]

23.

Interés propio.

La libertad de pensamiento viene acompañada de dolor, sufrimiento y una abrumadora sensación de confusión. Era una condición que Leonardo casi había olvidado cómo sentir, pero ahora que había regresado, la sentía con toda su fuerza. El torbellino de odio a sí mismo y de culpa atacó su alma, apretándola y aplastándola con la fuerza de mil soldados.

Oh Dios, ¿qué había hecho?

Casandra se había ido. Abril fue herida y estaba sangrando. Casey, Rafa y Donnie luchaban por sus vidas, al igual que el Rafa mayor, la Nueva Abril y el Pequeño Mikey. Y Miguel Ángel... oh Mikey... Casi lo había matado, y Leo todavía podía escuchar sus sibilancias mientras luchaba contra el resto de los Kraang mientras intentaban estrangularlo.

Leonardo se quedó helado al darse cuenta. No tuvo tiempo para pensar en su culpa; Tenía que salvarlos ahora.

Parpadeó y retomó el mando del Kraang. Inmediatamente encajaron en su lugar y sus hermanos lo miraron horrorizados. Solo ver sus miradas traicionadas fue casi suficiente para derribar a Leonardo en ese mismo momento, pero no tuvo más remedio que seguir adelante. Tenía que salvarlos. Tal como estaban las cosas, estaba demasiado débil para derrotar a todos los Kraang por su cuenta... pero si podía llevarlos de regreso a la sala principal, podrían tener una oportunidad. Sólo tenía que bloquearlos.

<¿Debería Kraang escoltar a los conocidos como tortugas y humanos a lo que se conoce como la prisión que pertenece a Kraang?>

No. Leonardo se estremeció, esperando que nadie se diera cuenta, y sacudió la cabeza-Los llevaremos de regreso a la sala de transporte -dijo en cambio- y les colocaremos los dispositivos allí inmediatamente.

El sollozo ahogado de Miguel Ángel resonó por toda la habitación. Leonardo inhaló profundamente, sin querer nada más que correr hacia su hermano pequeño y abrazarlo por primera vez en meses. Quería decirle que todo estaría bien, que había vuelto, lo prometió. Quería abrazarlo y secarle las lágrimas porque ese era su hermanito, y se suponía que Leo siempre debía cuidarlo... no debía lastimarlo, asustarlo hasta la muerte, ni amenazarlo con quitarle su libre albedrío. Se suponía que no debía hacer esto, pero aquí estaba.

Pero entonces un suave zumbido resonó en la mente de Leo. Parpadeó y miró hacia arriba. Su Abril lo miró fijamente, sus ojos brillando ligeramente... y ella asintió. Un gesto simple, pero un símbolo de confianza increíblemente poderoso, que Leonardo necesitaba más que nunca en ese momento.

Abril supo que era él. Abril confiaba en él.

Se aferró a este conocimiento como si fuera un salvavidas. Leonardo los llevó por el pasillo hacia lo que su equipo pensó que eran sus destino final, pero que en realidad era el de los Kraang. Los condujo allí con orgullo, ignorando los gritos enojados de Rafael y manteniendo una mano sobre Miguel Ángel para sostenerlo mientras caminaba.