Capítulo 9: Fluír

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Rayos de luz se filtraban por el tragaluz del gimnasio de Monarch, y una brisa descontrolada se percibía en el lugar. 

Izuku, se encontraba en medio de esta brisa. Jadeando pesadamente mientras Aguilar lo miraba desde lejos, habían pasado varios meses desde el incidente del centro comercial, pero Izuku empezaba desesperarse porque todavía no lograba controlar adecuadamente su quirk. 

¡Concéntrate, Izuku! — exclamó Aguilar — Recuerda lo que te he enseñado. El viento no puede ser forzado. Debes guiarlo —.

Izuku cerró los ojos, intentando encontrar la calma en medio de su frustración. Sabía que Aguilar tenía razón, pero el deseo de controlar su quirk a veces lo llevaba a intentar forzarlo, lo cual solo resultaba en una brisa desordenada y errática.

Lo sé, maestro.. solo... es difícil... — respondió Izuku entre jadeos.

Aguilar caminó hacia él, su expresión serena y paciente.

Izuku, el viento es una extensión de tu voluntad. Si tu mente está en caos, el viento reflejará ese caos. Respira hondo, despeja tu mente y siente el flujo del aire a tu alrededor —.

Izuku tomó una profunda respiración, dejando que el aire llenara sus pulmones. Poco a poco, la brisa descontrolada comenzó a calmarse, volviéndose más suave y manejable. Abrió los ojos y se enfocó en el flujo del aire, permitiendo que su mente se sincronizara con su quirk.

Eso es, Izuku. Siente el viento, no lo fuerces — dijo Aguilar con una sonrisa.

A medida que Izuku se calmaba, la brisa se volvía más controlada. Usó movimientos suaves de sus manos para dirigir el flujo del aire, formando pequeños remolinos a su alrededor.

Muy bien, Izuku. Ahora vamos a aumentar la dificultad — indicó Aguilar, activando varios dispositivos de entrenamiento que lanzaban obstáculos y proyectiles hacia Izuku.

Izuku, con su renovada calma, empezó a esquivar y desviar los obstáculos usando su quirk. Aunque todavía cometía errores, cada vez era más hábil y preciso. El entrenamiento continuó durante varias horas, con Aguilar proporcionando guía y correcciones.

Finalmente, después de un largo y extenuante entrenamiento, Aguilar detuvo los dispositivos y se acercó a Izuku.

Has mejorado mucho, Izuku. Pero recuerda, este es solo el comienzo. El control del viento es un arte que requiere práctica constante y paciencia —.

Izuku asintió, sudando y respirando con dificultad, pero con una sonrisa en su rostro.

Gracias, señor Aguilar. Prometo seguir trabajando duro y mejorar cada día —.

Aguilar sonrió y le dio una palmada en el hombro.

Lo sé, Izuku. Estoy orgulloso de tu progreso. Ahora, descansa un poco. Mañana continuaremos —.

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Han pasado un par de semanas desde que Izuku comenzó a entrenar su quirk con más intensidad en las instalaciones de Monarch. Los avances han sido lentos y desesperantes para él. A pesar de sus esfuerzos, todavía no lograba el control que tanto anhelaba. La frustración se acumulaba con cada sesión, erosionando la paciencia que había trabajado tan duro para desarrollar.

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