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MAYARA TARGARYEN....Mis ojos me dolieron cuando me levanté de la cama con un poco de dificultad. Estaba boca abajo

Sentía una pequeña molestia en mi espalda, tenía vendado mi cuerpo, paracia que estaba limpia. Tenía nueva ropa

Estaba en roca dragón, madre me trajo aqui

-Que estupida- recordé que yo tenía que salvarla a ella, no ella a mi

Recordé mi sueño, Creegan ya tendría que estar aquí. El sol estaba apunto de ocultarse. Me senté en la orilla de la cama y mi mirada se dirigió a la puerta. Una persona se acercaba, sus pasos hacían eco en el pasillo

La puerta se abrió lentamente, dejando a ver a mi esposo. Se quedó parado en la entrada, su mirada me recorrió todo el cuerpo. Había algo de enojo, rencor y tristeza en su mirada

-¿Qué sucede?-Me levanté de la cama, mientras que me tocaba el vientre este me dolía de manera fuerte. Fruncí levemente el ceño

El solamente se volteo a cerrar la puerta, se quedó por un momento dándome la espalda. Un suspiro interrumpió el silencio que emanaba en la habitación

-Donde dejaste a mi hijo -Hablo entre dientes. Aquello hizo que me llegaran los recuerdos de esa noche en el bosque

Un frío me recorrió el cuerpo, trague en seco antes de responder

-¿A qué te refieres Creegan?-El volteo a verme, en su mirada había incredulidad

Se acerco a mi, aunque dejo un poco de distancia entre nosotros

-De verdad vas a negarlo Mayara-Hablo un poco fuerte-¿Negaras a tu propio hijo?, Jamás creí que fueras tan cruel

Un nudo en la garganta me hizo soltar un quejido. Trate de disimular un poco

-¿Quien te dijo?-Mi rostro se mantenía sin ninguna expresión -¿Ahora te molesta?

El solto una pequeña risa, se estaba burlando de mí. Camino hacia la cama y dejo su capa ahí

-Era MI hijo, no solamente tuyo. ¡No debiste de haberlo  dado como moneda de cambio malditasea!-Grito haciendo que brincara, el nunca había echo eso

Apreté mis manos haciendo un puño, tanto que mis uñas se enterraban en mi piel

-No entiendo porque... porque lo hiciste. Yo sé que me case contigo aceptando tu enfermedad-Poso sus manos en cada lado de su cintura, apretó su mandíbula. Parecía que en cualquier momento iba a romperse los dientes de la fuerza que egercia- Pero eso no te daba derecho de matarlo, mi sangre era mi sangre. ¿Acaso no crees que fue un maldito milagro que los dioses nos mandaron?

-Yo trate de hacerlo-Mis ojos me ardían-Tra..te, trate de decírtelo aquel día cuando me diste la noticia de que el rey habia muerto

Me acerque a el, mis manos me temblaban. El solamente permanecía en silencio esperando que siguiera

-Esa noche que me perdí en el bosque llegó una joven, una que conoci hace tiempo. Ella me dijo que ese hijo era para evitar un desastre hacia Rhaenyra -Su mirada se volvió en una de hira-Escuchame-Trate de tocarle la cara pero el aventó mis manos, lastimandome

-No puedo, no puedo creer que pusieras en primer lugar a Rhaenyra, antes que nuestro amor o nuestro matrimonio si es que hay amor de tu parte-Se mantuvo alejado

-Ey, Ey. Claro que hay amor, yo te amo-Las lágrimas empezaron a correr sobre mis mejillas, las respiración me empezaba a faltar- Era algo que tenía que hacer. ¡Acaso crees que yo no sufrí al dejar a mi niño ahí, al ver qué tenía los mismos ojos que tú, nariz, tú esencia, CREEGAN! ¡Sentir su cuerpo frío entre mis brazos!

La Maldición de Valyria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora