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MAYARA TARGARYEN....

—A donde ira princesa, le recuerdo que Creegan no le permite salir—Max se interpuso en mi camino

—Me vale una mierda que es lo que te dijo Creegan, Max—Intete pasar a su lado pero el me tomo del brazo

—Lo siento pero tiene de dos, una es que vuelva a su habitación o otra que me deje ir con usted—Murmuro para que solamente los dos escucharamos

—Bien, trae a 100 de tus hombres iremos con los lannister.....

Johanna Westerling..... Esta mañana era más tranquila de costumbre,  el sonido de mis cubiertos chocar con mi plato era lo único que interrumpía este silencio tan cómodo

Mis hijos estaban tan ocupado desde la mañana, aunque era raro que no se presentará para la comida. El sol estaba en el mejor punto haciendo brillar todo el oro que teníamos como decoración

—Majestad—Mi cirvienta se acercó a mi de manera temblorosa, esta estaba llena de sangre

Aquello hizo que me levantara rápido

—¿Que haces así?—No la quize tocar, el asco que me dio, logró provocarme ahorcadas

—La princesa, ella—Tartamudeo varias veces

Yo le di una cachetada, estaba tan estresada como para dejar que hablara como idiota

—Solo dilo

El rugido de un dragon hizo que todo a mi al rededor retumbara. Un targaryen

—Lady Johanna, salga no le haré daño. Tengo suficiente con sus hijos—La voz de una mujer se escucho por los pasillos, era como un eco qué jamás se había escuchado. Esta voz era tan tranquila y a la vez autoritaria que daba un escalofrío

—¡¿Porque tarda tanto?, venga o si no le cortaré la garganta a su puto hijo!—El quejido de mi hijo Loreon, hizo que temblará al punto que me impedía caminar

—Tráela max—Se escucho como ella le decía alguno de sus hombre

Los pasos del hombre hizo que retrocediera y me ocultara detrás de Camil la sirvienta

Un hombre alto, blanco, con cabello largo y ojos verdes entro al comedor

—¡No por favor!—El me quito a Camil,  me tomo del brazo con fuerza. Me arrastro por el pasillo de mármol, el caer de mis joyas hizo más ruido, juntándose con mis gritos

Llamaba a los guardias pero no habían ninguno, como era posible esto

Al llegara a la entrada principal, la luz hizo que me dolieran por completo la vista. El hombre me aventó en la tierra cayendo de golpe

Tenía toda la cara mojada, al levantar mi vista me encontré con unas botas negras, pantalones negros, una camisa blanca, sin dejar la espada larga y fina que tenía aquella mujer

Desbordada autoridad y incluso terror, pero parecia no importarle estar en este emtorno tan perturbador incluso parecia disfrutarlo. Estaba manchada de sangre, su cabello blanco ahora era manchado por ese líquido. No había joyas en su cuerpo

Era una mujer hermosa y a la vez te intimidaba. Visenya, si tan solo la hubiera conocido diría que sería ella

—¿La interrumpi en su comida mi Lady?—Ella se inco frente a mi, mientras me miraba con burla. Sus ojos purpuras tenían luz, como el oro de la casa lanisster —Usted es muy mala, una traidora hacia la reina. Eso es lo que más odio en esta vida

Ella camino rodeándome, yo me inque con dificultad. Mis hijos estaban incados frente a mi, los hombres de ella los tenían amenazados

—Que malos modales tengo, me presento—Ella me dio una sonrisa—Mayara Targaryen

La Maldición de Valyria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora