Al día siguiente, en el instituto, Carla me saludó y me preguntó si quería ir con ella y sus amigas en el recreo. Le contesté que me daba cosa molestar, pero ella insistió, contándome que también había sido idea de las otras, como muestra de disculpas por haberse pasado conmigo el día anterior sin motivos y, al final, me convenció. En el recreo, fui detrás de ellas y me senté a su lado en las gradas. Era la primera vez en mucho tiempo que salía al patio, hasta se me había olvidado su estructura. Me pasaba la mayoría de los recreos encerrada en el baño y, si no era eso, iba a la biblioteca o ayudaba a algún profesor en algo para intentar subir mis notas. Sentadas en grupo, hablaban de sus cosas, temas que no tenían nada que ver con mi día a día, sobre sus líos, con cuántos tíos se habían hablado en esa semana o lo supuestamente "buenos" que estaban algunos que, a mí, sinceramente, me parecían horrendos. Nunca había estado por alguien ni nadie por mí, ni si quiera tenía un hombre presente en mi vida, excepto mis tíos. Mi padre falleció por una enfermedad en sus pulmones cuando yo apenas tenía 3 años, algo que afectó a mi madre, que, sin embargo, con el tiempo lo fue superando, pero esto es un tema aparte del que no quiero tratar. Las escuchaba atentamente a cada frase y palabra que decían, sin pronunciar ni un sonido, en el fondo deseando poder hablar de lo mismo algún día con alguien que pueda llegar a considerar amiga.
–¿Y tú te has liado con alguien alguna vez? –Me preguntó de repente Carla, a lo cual negué con la cabeza. Todas me miraron raro, excepto ella, e incluso escuché como a lo bajo decían "pues con razón". Me encogí y crucé mis brazos alrededor de mi cuerpo, como si así fuese a pasar menos vergüenza.
–No sabes lo que te pierdes. –Saltó Natalia.
–No mucho. Vivir sin estar pendiente de un hombre te da mucha paz mental. –Defendió Carla. Pero antes de que alguna pudiera seguir argumentando, sonó el timbre que indicaba que teníamos que regresar a clase, a lo que fui corriendo antes de que me dijeran nada. Carla fue detrás mía y, cuando me alcanzó, me contó que la gente a veces no es lo que parece, que no hiciera caso a lo que me decían las otras y se fue. Sinceramente, no lo tomé muy en cuenta porque sabía de más y de sobra que tenía toda la razón.
En la hora siguiente teníamos inglés y la profesora nos mandó a realizar un trabajo en pareja. Al principio pensé que me tocaría hacerlo sola, como siempre, pero Carla me ofreció ponerme con ella, a lo que acepté sin remordimientos, algo que me hizo bastante ilusión y a la vez me parecía extraño. Se sentó a mi lado, miré hacia atrás y Natalia me miró mal. Seguía sin creerme nada de lo que estaba pasando. Sentía como si estuviera soñando despierta.
–Ni caso. Está celosa de que te haya elegido a ti antes que a ella... en el trabajo digo. –Dijo Carla al darse cuenta.
–¿Por qué hablas y huyes así de ella si se supone que es tu mejor amiga? –Pregunté.
–Sinceramente, por lo que me llevo mas bien con ella es para no quedarme sola y que mi reputación se vaya a la mierda y la conozco de hace mucho, pero a mí las personas que pagan sus problemas con el resto, no me caen del todo bien... Por cierto, quería preguntarte una cosa. He notado que llevas desde que empezó el curso observándome, ¿pasa algo?
–Eh... no, no, será cosa tuya.
–No mientas, también he notado como te pones de los nerviosa cada vez que te digo cualquier cosa, ¿te gusto o algo? No tengas miedo de decirme la verdad, no me voy a burlar de ti y tampoco tengo nada en contra...
Nada más decir la primera palabra, le mire con una cara de sorprendida. Como ya he dicho antes, no me ha gustado nadie nunca y mucho menos una mujer. No sabía como explicarle que la verdad de que la mirara tanto, era porque quería ser como ella.
–Que va, que va, no me interesan las mujeres, ni nada de eso. Simplemente... me... pareces bastante guapa –Me atreví a explicar.
–¿Y por eso me miras tanto? ¿Acaso quieres ser como yo? Porque es lo único que tendría sentido.
–Puede... no sé.
Carla se rió de manera burlona. Se cruzó de brazos y colocó su pie sobre mi silla.
–Si supieras como es mi vida detrás de esta máscara, cambiara ese deseo tuyo.
Me quedé completamente impactada. No me esperaba para nada que ella dijera eso, pero cuando fui al preguntarle el por qué de eso, me interrumpió avisando de que debíamos terminar el trabajo. Noté como el brillo de sus ojos desaparecía.
–Sabes, a veces me gustaría tener una vida normal, con amigas normales, que no estén más pendientes del resto, que de ellas mismas. Sinceramente, daría toda mi fortuna con tal de ser como tú. –Se desahogó
–¿Cómo yo por qué? Tu tienes la cara y el cuerpo perfecto y encima una familia rica, ¿qué más pides?
– Que no todo tenga que ser tan perfecto
Entonces no volvió a soltar ni una palabra en todo lo que quedaba de clase, hasta que sonó el timbre y volvió a su asiento.
Me quedé toda la tarde pensando en lo que habíamos hablado. ¿Y si no era tan perfecta su vida como yo la había planteado?
–Te noto distraída, ¿ha pasado algo en el instituto? –Se preocupo mi madre al ver que estaba despistada y que no había hablado con nadie. Ella, no sé cómo, pero siempre sabía si nos pasaba algo, era como si tuviera un radar o algo así.
–No tranqui ma, solo estaba concentrada estudiando para el examen de mañana. A esto, mi madre me hecho una mirada de "a mi no me engañas". Nunca insistía en que le contaras las cosas, simplemente esperaba a que saliera de ti hacerlo.
Cuando ya había cenado y hecha mi rutina de noche, mi prima vino a nuestro cuarto, después de haber pasado toda la tarde en el salón, para preguntarme si tenía novedades nuevas sobre Carla. Para que lo sepáis, mi prima, Blanca, vivía conmigo debido a que sus padres se mudaron a otro país unos años atrás por temas de negocios y no querían que Blanca viviera el sufrimiento de alejarse de sus seres queridos y tener que acostumbrase a las costumbres de otro país, por lo que mi madre se ofreció a acogerla en nuestra casa, algo que a mi y a mi hermana nos encantaba. Íbamos a diferentes institutos, pero adoraba pasar tiempo con ella. Mi prima se parecía físicamente bastante a mí, a diferencia de que ella estaba más delgada y su pelo era rizado con su color castaño natural. Era más extrovertida y social, tenía muchos amigos y le encantaba chismorrear, sin meterse con o en la vida de alguien. Le conté lo que había pasado y, de repente, entró mi hermana, Daniela, a la habitación.
–¿Me he perdido algo, chicas?
–Hombre, la desaparecida –Dije lanzándome a abrazarla.
Había estado varios días fuera de casa en una excursión que habían organizado entre ella y sus amigos. Era bastante más mayor que nosotras, ella tenía 24 años mientras que nosotras teníamos 16 o casi, pero, aun así, mi prima y yo la considerábamos como de nuestra edad y nos contábamos absolutamente todo, con una confianza irremplazable. Le expliqué también la historia de Carla y ella contó su experiencia en su gran viaje, cuyo sitio no recuerdo cual era.
Aquella noche cuando me fui a dormir, no podía parar de pensar únicamente en que podía suceder al día siguiente con Carla. Era la primera vez que quería que llegase el día siguiente para ir al instituto.
![](https://img.wattpad.com/cover/371587476-288-k116208.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La portada de un libro, y el libro.
Novela JuvenilElena es una chica reservada y solitaria, que le encantaría ser como esa chica de su clase, Carla, hasta que un día se dá cuenta de que la vida de esta chica no es tan perfecta como ella esperaba y las cosas empiezan a cambiar...