Capítulo 12: Peleas por una foto.

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Ese mismo día, mi prima llegó más tarde de lo normal de vuelta a casa. Seguramente, nada más salir de clase, se habría quedado por ahí con Sergio. Mi madre, molesta, le preguntó el por qué no se había ni molestado en avisarla, pero esta no le prestó atención y se fue directa a nuestra habitación. Mala suerte de que no le rechistó. Abrió con fuerza la puerta, la cual se dio un fuerte golpe contra la pared, que se escuchó por toda la casa como si fuera un disparo.

– Más te vale borrar las fotos si no quieres que te deforme más la cara –Dijo directamente Blanca.

–¿Qué coño te está pasando? ¿Por qué de repente te comportas así? Te están comiendo la cabeza, ¿verdad? ¿Qué cojones te están llevando a hacer? –Le interrogué.

–Que dejes de decir chorradas que no vienen a cuento y borres las malditas fotos. No quieras que lo haga yo por ti. –Siguió insistiendo.

Me escondí el móvil en la espalda con miedo a que me lo quitase, a pesar de que aun así no podría hacer nada, pero esta se abalanzó sobre mí y me metió un empujón que me choqué con el pico del escritorio, clavándomelo en la espalda. Metí un pequeño grito quejándome del dolor. Le intenté dar como pude una patada en el gemelo para que no avanzase, pero la esquivó y me agarró con ganas del pelo. Intentó golpear mi cabeza contra la esquina de la mesa, pero por suerte, mi madre apareció en la habitación y la detuvo a tiempo.

–¿Se puede saber que está pasando aquí? ¿A qué vienen esos golpetazos? ¿Y por qué leches tienes a mi hija cogida así, mujer? –Nos riño acercándose a nosotras para separarnos.

Blanca me miró con cara de asesina amenazándome con esta para que no le contase nada y esta le respondió que solo estábamos de broma, que el portazo había sido a causa del aire y que sin querer le había metido una patada al escritorio.

Mi madre me echo esa mirada de "no le creo", sin embargo, se calló y se fue. Blanca volvió a ponerme cara de "te voy a matar" y se marchó a la calle, probablemente con Sergio o con sus nuevos "amigos", pidiéndole antes disculpas a mi madre.

Cerré la puerta de mi cuarto y, como pude, me tiré a mi cama a llorar. Me había destrozado la espalda, me dolía el trasero y todo lo que había pasado ese día había sido una putísima mierda. Entonces, mi hermana llamó a mi puerta, me sequé las lágrimas y la invité a pasar. Se sentó a mi lado y me pidió que le dijera lo que había pasado, a lo que yo le conté todo, saltando la parte de lo de Luis. Tenía miedo de decírselo a alguien y estar equivocada o que no me creyeran y acabara yo peor.

–Joder, no me esperaba eso de ella. Solo te advierto que no la dejes sola, a pesar de todo. Está siendo manipulada y eso es lo único y mejor que puedes hacer, permanecer a su lado. Queda con Carla y enséñale las fotos, no obstante, ni se te ocurra difundirlas por muy negras que se pongan las cosas. Esas imágenes son privacidad suya y Blanca no tiene la culpa. Algún día abrirá los ojos y se le pasará el enfado, ahora recuerda que me tienes a mi para lo que sea, que puedes contar conmigo con cualquier cosa y que en la vida me voy a enfadar así contigo, ¿vale? Tendremos nuestras pequeñas discusiones, como normal que son, pero jamás intentaría partirte la cabeza. Te quiero mucho, Elena. –Me animó.

Me dio un beso en la frente y volvió a su habitación.

Me quedé un rato procesando lo que me acaba de decir Daniela. Aquel día me había pasado todo el recreo escondida de mi prima. Carla y yo no siempre estábamos en la misma clase, debido a las optativas, por lo que solo la había visto la primera hora y la de después del patio, por lo que no había tenido tiempo de hablarle y contarle lo sucedido en el baño, así que me lo pensé bien y me atreví a escribirle un mensaje por Instagram para citarla. Me contestó, no muy tarde, que tenía un hueco libre a las 18:30, que la esperase a esa hora en nuestro banco. Seguía sin creerme, ilusionada, que hubiera convertido su lugar de soledad y tranquilidad en algo nuestro. Por un momento se me olvidó lo que acaba de pasar con Blanca y la emoción me invadió el cuerpo, otra vez.

Me preparé para salir y rebusqué entre las cosas de mi prima hasta encontrar la crema de Carla. Me la eché y la escondí para que no me la volviera a robar y entonces me dirigí hacia aquel banco tan insignificante para cualquier persona, que para mí, en tan solo unos minutos, se había vuelto muy especial.

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⏰ Última actualización: Jul 27 ⏰

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