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La condesa de Earl llevó a su hija hasta el salón en donde se despidieron de las demás personas.

Una vez dentro del carruaje, el conde y la condesa miraban a su hija con ojos acusadores.

—Tu madre me ha dicho lo que hiciste, Philippa, ¿cómo has podido estar a solas con un libertino? ¿Qué te dije de los escándalos?

—¿Por qué se exalta, padre? Ya parece el marqués de Horshire que, ofendido, me dejó en el jardín, sola. Hice con exactitud lo que me ha dicho. Lo espanté y es todo.

—Lo espantaste como espantas a cualquiera, pero él no es cualquiera, es un libertino, para el que primero está su orgullo y su sed de insurrección antes que lo correcto.

—Sus palabras me resultan incomprensibles. No he tratado con libertinos antes y me cuesta comprender lo que quiere decirme, padre.

—Que un libertino es vengativo, que podría tomar represalias contra ti. No los conoces cuando se enfadan —comentó el conde.

—¿Lo sabe por experiencia?

—No estamos hablando de mí, estamos hablando de él... Philippa, no cambies la conversación a conveniencia. Te lo estoy diciendo. Cuando alguien como ellos no consigue lo que esperan, harán lo posible para que puedas caer.

—Padre, es imposible que caiga en absolutamente nada que proponga un libertino. Debe calmarse.

—No quiero que termines casada con uno. Mi hija no se casará con un sinvergüenza...

La condesa guardaba silencio, después conversaría con seriedad en compañía de su esposo.

Al llegar a la residencia los tres bajaron del carruaje y fueron hacia sus habitaciones. Después de que Philippa fue a la suya, Meredith golpeó a su esposo en el brazo.

—¿Por qué no respondes a lo que pregunta tu hija, Foster? Quieres lavarte las manos cuando sabes que fuiste un libertino que quiso hacerme la vida imposible.

—Pero resulta que me salió mal y todo lo que yo hacía, tú lo devolvías con una tenacidad intolerable.

—Es que no conoces a una Fane. Deja a Philippa tranquila, entiendo que es capaz de tratar con un libertino, quizá peor de lo que yo pude haberte tratado. Nuestra hija es de temer y es por tu causa. Es preciosa, pero peligrosa.

—A mi hija no la tocará nadie. ¿Es claro lo que digo?

—Es muy claro y ella misma no se dejará. No sé si todavía queden esperanzas esta temporada. Creo que lo mejor sería retirarnos.

—Me parece justo que nos retiremos. A nuestra hija le hará bien irse a una propiedad rural en nuestra compañía.

—Quizá mañana le hable del asunto. —Meredith abrió la puerta de la que era su habitación y su esposo la miró con molestia—. ¿Pasa algo?

—Sí, pasa que quiero dormir contigo, Meredith.

—Puedes dormir en mi habitación, ¿cuál es el problema?

—Que mi cama es mejor.

Ella miró a su esposo y le cerró la puerta en la cara.

—¡Meredith! —exclamó.

—Cambia el tono de voz conmigo o puedes irte a dormir en el despacho —replicó Meredith del otro lado.

—Cariño... Hay otra puerta que puedo usar...

Al acabar de decir eso, corrió para abrir su puerta e ir hasta la abertura de comunicación de las habitaciones. Su esposa siempre le hacía algo semejante para mantenerlo interesado. Lo que más odiaba era que lo dejaran con el ánimo encendido.

Philippa escuchaba como sus padres corrían por sus habitaciones como si fueran unos niños. Siempre los veía meterse a cada uno en sus aposentos, pero después los ruidos venían de uno solo. Suspiró al darse cuenta de que no hacía nada bien. Cuando había tratado conseguir que el conde se interesara en ella por sugerencia de su padre, terminó siendo un demente que la arrojó como un niño a su juguete. Fue una situación vergonzosa que tan solo al recordarla le daban ganas de meter su cabeza en un agujero de conejo.

En cuanto al marqués de Horshire, no lo había imaginado interesado en ella y, de hecho, no lo estaba, ya que su padre y su madre le explicaban cómo funcionaba la mente de un caballero perturbado. No podía tomar en serio nada de lo que le decía. Aquel libertino fue el que en verdad levantó su interés en dos aspectos: el físico y lo que llevaba por él. Era un caballero tan atractivo que en verdad ella pudo resistir a cualquier tipo de acercamiento. Agradecía que no la hubiera encontrado en sus cinco minutos de estupidez, porque de lo contrario, estaría cuestionándose un par de cosas en ese momento.

Tal vez no volvería a ver al marqués de Horshire y esperaba que así fuera. Trataría de hacerle un bosquejo a su joya y no más que eso.

***

A John no le habían importado ni su madre ni su abuela. Salió furioso de aquel baile. Lady Philippa Parker le había puesto de tan mal humor que dejó abandonadas a sus parientes en el sitio, por supuesto, con el cochero, él se fue a pie hasta White's en donde al entrar encontró a James que le sonrió con un poco de nerviosismo.

—Buenas noches, James. ¿Me sirves una copa de brandi en el salón privado? —preguntó.

—Su señoría...

—Que sean dos en el salón privado de este sinvergüenza —alegó lord Anglesey que se acercó a ellos.

—No voy a a beber con un asesino de caballos.

—Le pagaré el caballo si acepta ciertas condiciones.

—Su dinero no me devolverá a ese caballo en particular. Guárdeselo. James, esperaré mi brandi...

Fue hacia el salón privado y ahí encontró a una persona que él conocía, era lady Marie. En ese mismo instante, su rostro fúnebre cambió por uno mucho más armonioso.

—Lady Marie —dijo casi entre suspiros.

La preciosa y sensual joven fue hacia el y sin dudarlo, lo abrazó. Con aquel acercamiento hizo que él sintiera todo su cuerpo.

—Quería agradecerle en persona por las joyas y el dinero. Entiendo que eso no significa que será mi nuevo protector...

—Quisiera serlo, pero las condiciones no se han dado.

—Vine a White's a buscar a un buen caballero que quiera hacerse cargo de mí, ya que Peter está muy ofendido.

—Lord Anglesey es un mal perdedor, pero no se preocupe por él... —Él quiso besarla, pero ella se alejó unos pasos, como si estuviera huyendo.

James abrió la puerta entrando con la copa y la botella de brandi. Sabía que uno solo no sería suficiente. Su error había sido dejar la puerta abierta.

—¡De nuevo con él! —espetó lord Anglesey al entrar al salón privado y descubrir a su antigua amante con el marqués.

Buen día! Hoy es cumpleañitos. Cumplo 36 años jajajaja que equivalen a 63 en problemas y dolores jajajaja

[El Círculo De Los Solteros #4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora