Trás La Verdad [Vida Y Muerte #1] (EDITANDO)

[13]

No es drama, es dolor

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No podía creerme lo que acababa de escuchar. Eso quiere decir que yo nunca he pertenecido a esta familia. Que desde que desperté he estado ocupando el lugar que le pertenece a la verdadera Grey... Que la verdadera Grey está muerta.

—Pero... Yo soy Grey—me niego—yo... Yo estoy a-aqui—se me quiebra la voz.

—No—suelta Jake—Grey está muerta.

—¡No, claro que no!

—¡Si! ¡¿Y quieres saber por qué?! ¡Por qué tú la mataste!—me empuja hacia atrás, me desestabilizo pero no me caigo ya que Brayan llega a tiempo y me agarra por el brazo.

Roy se mete entre nosotros ya que parece que Jake se me quiere venir encima.

—¡Ya párale Jake! ¡Sabes que fue un axidente!

—¡¿Un axidente?!—lo empuja—¡Ella iba al volante!

Me tapo los oídos con fuerza por un dolor punzante que siento que me va atravesar el cerebro.

—¡Ya cállense!—interviene Brayan en la pelea—¡¿No ven que le hacen daño?!—me señala.

Las voces empezaron a escucharse algo lejos, baje mis manos poco a poco y arquee la cejas.

—¿C-chicos?—los 3 voltean a verme.

Veo que Brayan se me acerca diciendo algo pero yo no lo escuchó. Roy le pregunta algo a Brayan, quien al parecer le da la respuesta sin dejar de mirarme.

¿Que...?

Me agarró de sus hombros, por qué siento que me voy a caer. Brayan le grita algo a Roy quien se para a mi lado. De un momento a otro los empiezo a ver extraño, es como si de un vídeo se tratara, como si estuviera pasando por algun tipo de trance.

—Escúchame bien.

Escucho un voz a mi espalda. Me volteo de golpe, es como si mi habitación se fuera partido en dos, pero soy la única que me doy de cuenta. Del otro lado, está una silla, en ella un hombre atado, parece que lo fueran cortado en todos lados con ojillas, ya que tiene hasta el rostro lleno de sangre.

—me vas a decir donde está, o si no...—de la oscuridad aparece un hombre, le calculo unos 50 años más o menos, vestido de negro totalmente, así solo me deja ver su silueta. En la mano carga lo que parece un martillo—... Pagarás las consecuencias—le da un martillazos en una pierna y el hombre sentado en la silla pega un grito.

—¡N-no te diré nada!—le grita con los dientes y la mandíbula apretada por el dolor.

Levanta la mirada como puede, y ahí, es como si me captara, como si me viera, por qué habré los ojos por la impresión, mirándome justo a los ojos. Detallo su cara a pesar de la sangre, es uno de los hombres que recordé, uno de los 3 hombres a los que no se por qué les tengo asco. Me mira de arriba a bajo como si no se lo creyera.

—El vínculo...—susurra para el mismo pero no sé cómo logro escucharlo.

El hombre que tiene el martillo lo mira, y luego ve a la dirección a la que él está mirando, pero no me capta, es como si solo el hombre de la silla pudiera verme.

—si me matan... Tu morirás también—vuelve a susurrar el hombre en la silla.

—¿Que...?—es lo que sale de mi boca.