Capítulo 6

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—NO hablas en serio —afirmó Serenity

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—NO hablas en serio —afirmó Serenity.

Endymion sintió calidez y tensión en el cuerpo de ella, y sonrió.

—Sí, sí hablo en serio. Coge la esponja.

Ella se echó hacia delante con un poco de dificultad, ya que el brazo de

Endymion seguía alrededor de sus caderas. Sólo cuando se inclinó del todo, sintió su mano acariciando y apretando su cadera como si comprobara su forma y la resistencia de su piel. Se irguió tan rápidamente que casi se cayó.

—¡Endymion!

Él emitió un profundo sonido que podía haber sido una risa sofocada o una pregunta apagada.

—Tu mano, quiero decir… —balbuceó—. Tú…

Endymion le dedicó una sonrisa vaga y peligrosa.

—Yo… —la invitó a continuar.

Serenity parpadeó. Nunca había visto una expresión así en el rostro de Endymion. De pronto lo encontró tremendamente atractivo; parecía el demonio con el que le había comparado hacía unos minutos. Si la llama le parecía la mitad de hermosa a la polilla, no le sorprendía que la pobre acabara acercándose demasiado.

—Tú… bueno… nada —murmuró Serenity.

Apresuradamente, empezó a frotar la esponja hasta que surgió una espesa capa de espuma. Endymion evaluó su rubor y el pulso que golpeaba con rapidez en su garganta. El aspecto que ofrecía mientras le lavaba la cara y los hombros le indicó que estaba nerviosa y, al mismo tiempo, intrigada por su cuerpo.

Petzite, me quito el sombrero ante ti… junto con todo lo demás, pensó Endymion divertido. Eres tan despiadadamente sabia con respecto a la naturaleza humana como yo recordaba. Serenity no es más monja que yo.

Moviéndose deprisa, Serenity enjuagó a Endymion, intentando no mirar por debajo de la misteriosa y reflectante superficie del agua. Era imposible. Cerró los ojos, creyendo que eso haría el baño menos íntimo. Se equivocó. Con los ojos cerrados, sus manos parecían mucho más sensibles. El brillante y cálido poder de su cuerpo bajo sus manos hizo que se estremeciera. Las diferentes texturas de la piel de Endymion provocaban una nueva y placentera oleada de placer cada vez que sus manos se movían por su pecho. El calor surgía suavemente a través de la boca de su estómago, provocándole un placer inesperado. Recorrió el pecho de Endymion con las manos una vez más, diciéndose a sí misma que estaba enjuagándolo y sabiendo que se estaba mintiendo. Deseaba frotarse contra él como una gata y, como tal, sabía que ronronearía todo el tiempo.

Desesperada, Serenity abrió los ojos justo a tiempo para ver cómo surgía del agua una de las largas y poderosas piernas de Endymion. Oscuros dibujos de vello mojado aparecían por encima de su tobillo y continuaban por su musculoso muslo hasta más arriba de lo que estaba preparada para descubrir.

Sólo Mía (2° SERIE OESTE) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora