Amaru y Nil estaban sentados en un pequeño banco ubicado cerca del centro de Atheusis. Ambos ya no lloraban, se encontraban más tranquilos, jugando con un par de ramas que encontraron en el suelo.
"Ya sé que no terminó de la mejor manera, pero quería agradecerte por ayudarme a encontrar quién soy."
"No te deprimas más, olvídate de eso. Dejemos lo que pasó en el pasado, no lo revivamos más; evitemos el sufrimiento que nos trae. Hagamos algo para distraernos"
Luego de pensar un poco, Nil se paró de su asiento y salió corriendo, a lo que Amaru decidió seguirlo. Ambos se detuvieron frente a un puesto de artesanías, y el pequeño explorador se dispuso a investigar todos y cada uno de los objetos que allí se encontraban, comenzando por un gran dragón de madera.
"Guau... todo esto es como visitar un museo... supongo que no estarás muy al tanto de los nuevos inventos, ¿verdad? Por ejemplo... ¿alguna vez te tomaste una foto con una cámara? Tendré que mostrarte la mía, la usaremos mucho juntos a partir de ahora."
Amaru no pareció prestarle atención, solo lo miraba fijamente mientras el otro jugaba con la marioneta. Al mover solo dos de sus dedos, una gran nube envolvió al dragón, haciendo que surcase los cielos como una verdadera bestia. Agitaba sus patas con vigor, abría y cerraba su mandíbula mientras creaba patrones espectaculares en el aire. Luego de un par de vueltas, aterrizó suavemente en el hombro de Nil.
"¿Qué piensas hacer ahora, qué más quieres explorar?"
El muchacho se quedó pensando un buen rato.
"Humm... no estoy muy cerca de mi casa, y no tengo intención de volver tampoco... ¿Qué te parece si te enseño los encantos del mundo moderno? Por cierto, ¿Cómo es que lograste vivir tanto? ¿Eres un dios, acaso?"
"Más o menos. La particularidad de mi pueblo es tener una vida larga y próspera, a veces comparándola con la de los dioses. Sin embargo, creo que yo viviré más debido a esta serpiente que vive en mí... no te creas que eso me genera tranquilidad. Con respecto a tu propuesta, no tengo nada mejor que hacer. Me encantaría visitar el resto del planeta contigo. ¿Tienes idea de por dónde empezar?"
"Primero, volvamos al bosque. Dejé un par de cosas allí que quiero enseñarte."
•••
Una vez en el bosque, Amaru se concentró mientras veía a Nil revolver entre los arbustos en busca de algo importante. No sabía qué era, pero estaba casi tan emocionado como su amigo, por no decir más. Unos segundos después, el chico gritó entre las plantas. El otro joven se sobresaltó, por lo que fue a revisar, solo para encontrar una pequeña persona cubierta de hojas y ramas sosteniendo un enorme bolso marrón, de apariencia muy pesada. Amaru sonrió ante la peculiar y divertida vista de su compañero en esa situación tan extraña. El muchacho se veía feliz, y se sonrojó un poco al ser descubierta de esa manera.
Sentados a la orilla del río, abrieron el saco, desabrochando los cinco cinturones que aseguraban el bolsillo más grande. Seguro tiene tesoros muy valiosos dentro, pensó el de blanco. Rebuscó entre todo lo que había allí dentro para sacar un enorme objeto rectangular con un lente redondo en el medio. Tenía un marco color café, y varias pegatinas que lo adornaban. Lo sacudió un poco e hizo un sonido, dando a entender que se había prendido.
"Esta es la cámara de la que te hablé. Tomemos una foto juntos para conmemorar este momento, nuestro primer encuentro."
"Está bien. ¿Qué tengo que hacer?"
"Solo... sonríe mientras miras esta cosa" dijo, señalando el cristal que se ubicaba en frente del objeto. Con un clic, una luz salió del dispositivo y, poco tiempo después, Nil abrió el compartimiento que tenía detrás de esta para sacar un pequeño papel. Lo sacudió un poco y se lo enseñó a Amaru. "Estos somos nosotros, mira. Ahora, hemos inmortalizado este día." Al terminar la frase, soltó una risa juguetona y guardó la foto en otro compartimiento de la cámara.
"Tomemos otra" dijo el oriundo de Atheusis.
"Está bien, pero haz algo diferente esta vez."
Justo antes de presionar el botón para capturar la imagen, se escuchó un ruido detrás de ellos. Ambos se sobresaltaron y miraron en dirección al sonido, solo para toparse con el vacío paisaje.
"No es nada, seguro se cayó una rama o algo así."
Pero, al revisar la toma, vieron algo negro posicionado en el aire justo detrás de ellos. Se miraron extrañados y se decidieron a revisar qué había pasado.
Sólo unos metros más lejos del río, una enorme mancha oscura cubría los verdes pastos del lugar. Se asustaron un poco, pues pensaron que no quedaba ningún ser vivo en ese bosque además de las plantas. Lo revisaron un poco y lo movieron. Con un quejido, el cuerpo se dio vuelta, dejando al descubierto un hermoso rostro humano. Al parecer, era una persona; un hombre. Iba vestido con un largo saco de plumas extravagante y no parecía llevar nada debajo. Su cabello no era tan largo, pero alcanzaba a cubrirle las orejas, aunque se veía que carecía de este en algunas partes. Abrió los ojos para mostrar unas enormes pupilas negras rodeadas por un iris gris oscuro. Al principio, daba una sensación intimidante, pero al moverse cada vez de manera más torpe mientras se levantaba, toda esa seriedad se perdía.
"¿Quién... quién eres?"
Amaru comenzó a desconfiar del nuevo invitado que tenían, así que comenzó con la pregunta básica, esperando recibir un nombre por respuesta.
"Uy, disculpen. En realidad, yo soy un cuervo. Era el más inteligente de mi bandada... bueno, hasta que todos me abandonaron por traerlos a este bosque desolado. Estaba tan deprimido que hasta quise quitarme la vida. Pero, de repente, tuve una visión; vi mi propósito en la vida. Comencé a estudiar, todo lo que pude, para convertirme en el cuervo más inteligente del mundo. Comencé a practicar artes marciales y magia, aprendí algunos encantamientos. En mi viaje por el mundo, encontré este pueblo abandonado cerca de aquí, así que me puse a leer sus escrituras ancestrales. De este modo, me adentré en el arte de cambiar de forma para transformarme en una bestia mitad ave, mitad humana. Combiné las extremidades y fortalezas nerviosas del cuerpo humano con mi visión superior de cuervo y mis alas para poder volar. Como ven, esto que parece una capa, en realidad son mis órganos utilizados para este propósito." Al terminar esta frase, levantó su abrigo para enseñarlo, dejando su cuerpo al descubierto. Nil se cubrió los ojos, abrumado por la vista, mientras que Amaru no apartó la mirada y dijo:
"Sólo te pregunté tu nombre, no te pedí que me contaras tu historia de vida."
"Mis disculpas, caballero. Yo soy Zafir, el grande. ¿Y ustedes, compañeros?"
"Soy Amaru. Éste joven de acá se llama Nil." Al nombrarlo, puso su brazo al rededor de sus hombros, empujándolo cerca de su cuerpo. Al realizar este movimiento, el pequeño explorador sacó sus manos de su cara y miró avergonzado a su partidario.
"Si quieres, puedes venir con nosotros. Pero para eso, tienes que vestirte como la gente. Por suerte, mi amigo tiene un enorme bolso con muchísimas cosas. Seguro tiene algo de ropa que pueda prestarte. ¿No es cierto, Nil?" Dijo mientras lo empujaba aún más cerca suyo.
"Si, si... dame un segundo." Se despegó de Amaru, aún abrumado, y tomó su bolso. Sacó así nomas unas prendas y se las lanzó a Zafir, quien rápidamente se las colocó.
"Muy bien, nuevos amigos, ¿a dónde nos dirigimos ahora?"
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Atheusis
FantasyUn joven explorador encuentra a un chico que ha perdido la memoria dentro de una cueva sumergida en el río. Juntos, descubrirán sus orígenes y su historia, y formarán un lazo inseparable.