Parte Cuatro: Peces

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Unos días después, Nil ya había recolectado los mapas necesarios para su viaje. Les costó, si; se habían quedado sin dinero a causa de la ropa que compraron. Entonces, recurrieron a hacer shows callejeros para los ciudadanos que pasaban. Naturalmente, los trucos de transformación de Amaru y Zafir sorprendieron a la mayoría, quienes dejaron una abundante propina. Con sus ganancias, juntaron todo lo que precisaban para la expedición y les sobró para ir a comer. Eligieron el restaurante más famoso de Exspiravit; "La Gula". Se deleitaron con los platos tradicionales del lugar; unos deliciosos haggis, acompañados por una guarnición de huevo centenario igualmente sabrosa. Para el postre, disfrutaron una porción de gulab yamun. Al finalizar, sus estómagos estaban tan complacidos que no podían ni moverse. Por esta razón, decidieron que el viaje se realizaría al día siguiente.

Alquilaron una pequeña habitación en una posada. No era muy lujosa, pero al menos contaba con dos camas y un baño. Amaru y Nil se miraron al entrar.

"No se preocupen, dormiré en el techo. Soy un cuervo, después de todo."

Al transformarse, el ave dejó su ropa en el suelo para salir volando por la ventana. La recogería la mañana siguiente para continuar el viaje.

Fue una noche silenciosa pero relajada, y se alegraron de no dormir en la calle. Era la primera vez que el explorador descansó cómodamente, enterrado entre sábanas de tela, desde que partió en su aventura.

El amanecer fue igual de monótono qué los sueños del trío. Sin embargo, se veían llenos de energía. Zafir ya estaba cambiado y esperaba de manera entusiasta a sus dos compañeros.

"Buenos días, dormilones. ¿La pasaron bien anoche, los dos, solos en esta enorme habitación?" El ave se dirigió a sus camaradas con una sonrisa en el rostro, mientras ambos se estiraban, cansados.

"Si, nos divertimos mucho sin ti. Reímos toda la noche."

Las palabras de Amaru hicieron que se ganara un pequeño golpe por parte del cuervo, quien aún los observaba atentamente.

"Apúrense, quiero irme de este lugar. Ya se me hace aburrido."

Luego de este diálogo, los chicos se levantaron y tomaron sus cosas, dispuestos a partir hacia Náucrita.

•••

Fueron al puerto y esperaron su barco. El único que se mostraba emocionado era Nil, los otros dos estaban claramente amargados por el ambiente.

"¿No sería más fácil si hago una nube gigante y nos transporto hasta allá?"

El pequeño explorador negó con la cabeza.

"Tenemos que llegar de manera legal. Náucrita es conocida por sus altos niveles de seguridad. Si aparecemos así como si nada, en uno de tus nimbos, seguro nos correrán. O peor, nos encerrarán en un húmedo sótano, privados de la luz del sol..." los ojos de Nil temblaron ante el pensamiento y rápidamente se sacudió para olvidarlo. "Miren, ya llegó el transporte".

Subieron rápidamente al navío. Era un pequeño barco de madera, aparentemente pesquero, donde apenas cabían ellos tres y el capitán. Al zarpar, se movió bruscamente hasta estabilizarse un poco. Sin embargo, las turbulencias eran algo frecuentes.

Amaru comenzó a sentirse mareado. Se sujetaba la cabeza mientras se aferraba a la borda e intentaba mantenerse con calma. Sin embargo, toda la comida que consumió la noche anterior comenzó a subir. A mitad de camino, se asomó al mar y vomitó todo lo que tenía dentro. Definitivamente, no se sentía para nada bien.

Por otra parte, para Nil y Zafir fue un viaje tranquilo, bastante pacífico. Unas horas después, llegaron a su destino y el joven de blanco volvió a apoyar sus pies en la tierra una vez más. Con un suspiro de alivio, miró al rededor para toparse con la inmensa ciudad... o algo parecido.

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