Bitácora de un Ave: Entre Cuatro Paredes

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Aquí estoy. Atrapado sin poder salir. A mi alrededor, lo único que veo son muros de piedra, con tan sólo un pequeño tragaluz iluminando el cuarto. Al mismo tiempo que el sol se va, la oscuridad llega a mi también. Desearía por lo menos estar acompañado, pero mi única amiga está encerrada en otro pabellón.

Los militares llegaron sin aviso previo, ni siquiera sabíamos dónde estábamos. Así como si nada, nos esposaron y nos separaron, privándonos de nuestra preciada libertad. Nos deben una explicación.

A todo esto, ¿por qué vinimos aquí?

Ah, cierto. Amaru.

Él se llevó a Nil así como a nosotros nos raptó el gobierno. No sabemos a dónde ni para qué, pero nos tomaron como rehenes. Nos apresaron sin razón alguna, prohibiendo así cualquier modo de expresión, sacándonos la poca dignidad que nos quedaba.

Deseo con todas mis fuerzas escapar de este lugar. Pero no puedo. El tragaluz es de vidrio sólido; aunque me transforme en un animal de lo más pequeño, no podré salir. Solo me queda esperar y ver a dónde nos llevan después. Tal vez nos ejecuten, tal vez nos exilien, pero algo es seguro: nunca estaremos los cuatro reunidos nuevamente. Nuestros caminos se separaron de una manera muy trágica. No debió ser así, y lo lamento en lo más profundo de mi alma. Pero no hay nada que pueda hacer al respecto más que pensar en lo que podría haber sido.

Podríamos haber ido a comer todos juntos. Nunca lo hicimos dese que conocimos a Bahari. Ay, Bahari... es una chica tan dulce. Me hubiera gustado conocerla más. El confinamiento sería más entretenido con ella a mi lado.

Ya me cansé de jugar con las ramas que encuentro en el suelo. ¿De dónde habrán salido? Probablemente de la suela de algún prisionero anterior... me duele imaginar qué le habrán hecho. ¿Por qué lo habrán apresado? ¿Por alguna razón sin sentido, como a nosotros? ¿O verdaderamente por algo malo? Quizás mató a una persona, quizás entró a un lugar prohibido...

Siento que los espectros de los que previamente habitaron este cubículo me hablan. Apenas pasó una semana desde mi encierro, sobrevivo con las miserables raciones de comida que me brindan. No sé si las voces que oigo son alucinaciones debidas al hambre o son personas queriendo contactarme. Las historias que tienen para contar son tan interesantes...

Fueron rebeldes que afrontaron la guerra. Si, todas y cada una de las personas aquí atrapadas fueron eso. Tuvieron una vida llena de subidas y bajadas, pasaron al borde de la muerte incontables veces... espero que sus almas encuentren consuelo en el más allá.

Mis ojos se están cerrando. Debe ser por el agotamiento físico. Volé tanto para llegar hasta acá, y no comí bien desde entonces... tampoco tuve un buen sueño. Quién sabe, tal vez estos sean mis últimos días. No puedo desperdiciarlos en una solitaria habitación escribiendo cartas sin destinatario. Tengo que hacer algo productivo. Pero, mientras no pueda salir, a lo mejor una siesta no hará daño...

Ya cayó la noche, así que la luz del sol no me molestará por las próximas horas. Puedo relajarme y esperar que esto pase... sí, mañana buscaré una forma de irme.

AtheusisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora