Capítulo 1 - El Primer Aullido

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A veces me pregunto si la oscuridad

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A veces me pregunto si la oscuridad

que rodea mi alma refleja el

vacío que llevo dentro.

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Madre siempre me decía que sería una gran alfa. Recuerdo cómo me acurrucaba en su regazo, escuchando historias sobre nuestros antepasados. Ella, una alfa fuerte y respetada, me miraba con orgullo y decía, "Serás como yo, mi pequeña." Pero esos días de calidez y seguridad se desvanecieron cuando ella murió. Tenía solo seis años, demasiado joven para comprender completamente lo que significaba perderla. Desde entonces, me he sentido como una loba sin manada, perdida y sola.

Desde que se fue, he aprendido a sobrevivir sola, pero no hay un solo día en que no la extrañe con cada fibra de mi ser. Y hoy, finalmente, se cumplirá uno de sus deseos más anhelados para mí: mi primera transformación y poder asistir al instituto, algo que he deseado durante tanto tiempo que casi me parecía inalcanzable. Los lobos no pueden asistir al instituto hasta que experimentan su primera transformación, una norma que evita el peligro de perder el control en un entorno escolar. Pero, aunque estoy emocionada, no puedo evitar sentirme incompleta sin ella para compartir este día. La emoción de llevar una vida normal, como cualquier otro adolescente, se mezcla con la tristeza de no tenerla aquí, a mi lado, en un momento tan especial.

Finalmente, llegué al lugar donde me estaba esperando la loba mayor. Lo primero que hice fue observarla detenidamente, su pelaje es blanco y sus ojos color azul celeste. Presentaba algunas arrugas en el rostro, no muchas, pero eran evidentes; a pesar de su avanzada edad, parecía sorprendentemente joven. Me coloqué frente a ella, lista para conocer mi destino.

—Hola —respondí, mi voz apenas un susurro. El peso del momento me aplastaba, como si todo el bosque estuviera esperando junto conmigo.

—Hoy es el día en que conocerás tu destino. ¿Estás preparada? —Sus ojos se fijaron en los míos, buscando algo, quizás mi fortaleza o mi miedo.

–Sí, lo estoy, aunque también un tanto nerviosa— Le respondo, bajando la mirada. En realidad, estoy algo inquieta, a pesar de haberme preparado para este momento y saber que todo saldrá bien, no puedo evitar sentir nervios.

—Es normal, cariño. Verás que todo pasará muy rápido.

—Sí, aunque... —mi voz tembló, y tomé una respiración profunda antes de continuar—. Quiero saber sobre mi madre. Nadie me ha contado cómo murió y creo que ya soy lo suficientemente mayor como para merecer saberlo —necesitaba saberlo. Una vez intenté preguntarles a las señoras que me cuidaban, pero se enfadaron y me prohibieron volver a hacerlo. Tuve miedo y no quise preguntar a nadie más para evitar más rechazo y odio.

Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora