-PORTADA EN PROCESO-
En un mundo donde los lazos de la manada lo son todo, Stella ha vivido bajo la sombra del rechazo. Desde su infancia, tras la muerte de su madre, sufre el desprecio de aquellos que deberían protegerla. Tras su primera y doloros...
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Siento que mi cabeza va a explotar y los rayos de sol que entran por la ventana me deslumbran, intensificando mi malestar. Me levanto de la cama y un leve mareo me embarga. Cada paso que doy retumba en mis oídos, aumentando mi dolor.
Recuerdos de la noche anterior empiezan a inundar mi mente, llenándome de vergüenza. Lo último que recuerdo es subir al coche de Jacob, pero después todo es un borrón. No tengo idea de cómo llegué a la cama o cómo me puse el pijama. Solo espero que no haya sido Jacob quien lo hizo. Un escalofrío recorre mi espalda solo de pensarlo.
Me dirijo al baño, me lavo los dientes y salgo de la habitación. Bajo a la cocina, pero no hay nadie. Es raro que no estén desayunando. Me acerco a la nevera para servirme mi cereal, como siempre. Podría vivir solo de esto, me encanta. Al llegar a la nevera, noto el reloj en la pared. Mis ojos se abren como platos al ver que marca la 1:00 PM. No puedo creerlo, ya es mediodía. Dormí toda la mañana, por eso no hay nadie aquí. Me sirvo el cereal y me siento en la mesa para comer.
Enciendo mi teléfono y veo varios mensajes de Scott. Está preocupado porque no le respondí y porque no fui a clase. También hay varias llamadas de un número desconocido. Le mando un mensaje a Scott diciéndole que me dormí en el camino y que apenas me desperté. Él responde casi de inmediato, preguntándome si quiero que nos veamos hoy, pero le digo que no. Tengo muchas cosas que resolver, y no sé cómo enfrentar a Gareth. Espero que esté bien después de la pelea de anoche. Me siento tan culpable.
Después de comer, me baño y me pongo ropa cómoda para ir a la comunidad. Necesito pedirle disculpas a Gareth, se lo merece. Se peleó por mi culpa. No me imagino lo que debe estar pensando de mí ahora. Espero poder mirarlo a los ojos.
La comunidad está a solo cinco minutos caminando. Al llegar, busco con la mirada a algunos de los chicos, pero no veo a nadie. Sigo caminando, adentrándome más. Entonces, veo a Becca acercándose. Lleva una expresión de victoria en su rostro y una sonrisa que se ve desde lejos.
—¿Qué haces aquí? —dice cuando llega a mi lado—. ¿En serio tienes cara para volver después de lo que causaste? —me lanza con desdén.
—Déjame en paz, Becca. —Lo último que quiero ahora es pelear con ella. Me duele demasiado la cabeza—. Dime dónde está Gareth —le exijo.
—Estás loca si crees que te lo voy a decir. Aléjate de él de una buena vez. Desde que llegaste, solo has arruinado su vida. ¿No te das cuenta? —me dice, llevando sus dedos a sus sienes como si estuviera hablando con una loca.
Sus palabras me hieren, aunque no quiera admitirlo. Gareth me ha ayudado mucho, y lo único que he hecho es causarle problemas. Soy un desastre, arruino todo lo que toco. No es de extrañar que mi antigua manada no me quisiera.
—Si no me vas a decir dónde está, no tengo nada que hablar contigo —digo, comenzando a caminar.
—No he terminado contigo —dice, deteniéndome y haciéndome girar para enfrentarla.
