Capítulo 5 - Encuentro en el Bar

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Entré al bar y me vi rodeada por una atmósfera vibrante

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Entré al bar y me vi rodeada por una atmósfera vibrante. Las luces eran tenues, apenas iluminando el lugar, creando un ambiente íntimo y ligeramente inquietante. La música de fondo era suave, casi hipnótica, y el aire estaba cargado de una mezcla de aromas: madera, cuero y un ligero toque de alcohol. El mobiliario era una mezcla de sillas de cuero oscuro y mesas de madera maciza, dando al lugar una sensación de elegancia desgastada.

Al fondo, pude ver a Scott, sentado de espaldas hacia mí. Frente a él, dos personas más estaban sentadas: una chica pelirroja y tez clara, y un chico alto, moreno, con el pelo rizado. Caminé hacia ellos, mi corazón latiendo más rápido con cada paso por los nervios del momento. Justo antes de llegar a la mesa, Scott se giró y nuestras miradas se encontraron. Sus ojos se abrieron en una expresión de asombro, y su mandíbula cayó ligeramente.

—Se te va a salir la baba, Scott. Cierra la boca —dijo el chico moreno, riendo burlonamente. La chica a su lado se unió a la risa, y una sonrisa tímida se escapó de mis labios.

—Cállate, idiota —respondió Scott, volviendo a la realidad, pero sin apartar la vista de mí.

—Hola —dije finalmente, levantando una mano en un saludo tímido.

—Wow, estás muy hermosa —dejó caer Scott, sus palabras llenas de admiración.

Sentí que mis mejillas se sonrojaban ante su elogio, y me senté con ellos, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción.

—Stella, te presento a Samira y a Patrick. Son mis mejores amigos, pero los quiero como mis hermanos.

—Es un placer conocerte, Stella —dijo Patrick, tomando mi mano y depositando un beso suave en ella, sus labios apenas rozando mi piel. Su gesto fue tan inesperado que me hizo sonreír tímidamente. Patrick, con su sonrisa coqueta y sus jeans ajustados, proyectaba una seguridad que me desarmaba.

Samira se inclinó hacia adelante, extendiendo su mano con elegancia.

—Por fin tenemos el placer de conocerte —dijo, su voz armoniosa resonando en la música suave del bar. Su vestido corset, con estampados de flores, las mangas caídas revelando sus hombros, y su moño alto resaltaban su aire casi etéreo. Sus ojos verdes brillaban con una luz propia, mientras me observaba.

—Igualmente, es un placer conocerlos —respondí, intentando no mostrar lo intimidada que me sentía.

—Eres la chica tropi —continuó Samira, con una risa suave que llenó el aire. Patrick y Scott se unieron, sus risas llenando el rincón oscuro donde estábamos sentados.

—¿Tropi? —pregunté, mi curiosidad mezclada con inquietud. Miré a Scott, quien se rascaba la nuca y evitaba mi mirada, claramente avergonzado.

Scott, vestido con su chaqueta de cuero crema sobre una camiseta blanca, y vaqueros algo sueltos, se veía casi angelical bajo las luces tenues del bar. Finalmente, Patrick intervino, incapaz de contener su risa.

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