Capitulo IX

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La luz que inunda la habitación me arranca del profundo sueño. Me desperezo y abro los ojos. Es una bonita mañana de mayo, con Seattle a mis pies. Wow, qué vista. ____ Evans está profundamente dormida a mi lado. Wow, qué vista. Me sorprende que esté todavía en la cama.

Como está de cara a mí, tengo la oportunidad de examinarla bien por primera vez. Su hermoso rostro parece más joven, relajada. Sus labios, gruesos y perfilados, están ligeramente abiertos, y el pelo, limpio y brillante, alborotado. ¿Cómo puede ser alguien tan guapa y aun así ser legal? Recuerdo su cuarto del piso de arriba... Quizá no sea tan legal.

Tengo mucho en que pensar. Siento la tentación de alargar la mano y tocarla, pero está preciosamente dormida, como una niña pequeña. No tengo que preocuparme de lo que digo, de lo que dice ella, de sus planes, especialmente de sus planes para mí. Podría pasarme el día contemplándola, pero tengo mis necesidades... fisiológicas.

Salgo despacio de la cama, veo su camisa blanca en el suelo y me la pongo. Me dirijo a una puerta pensando que puede ser el cuarto de baño, pero lo que encuentro es un vestidor tan grande como mi habitación. Filas y filas de trajes caros, de camisas, zapatos y corbatas. ¿Para qué necesita tanta ropa? Chasqueo la lengua. La verdad es que el ropero de Lizzie seguramente no tiene nada que envidiar a este. ¡Lizzie! Oh, no. No me acordé de ella en toda la noche. Se suponía que tenía que mandarle un mensaje. Mierda. Va a enfadarse conmigo. Por un segundo me pregunto cómo le irá con Chris.

Vuelvo al dormitorio, en el que ____ sigue dormida. Abro la otra puerta. Es el cuarto de baño, más grande que mi habitación. ¿Para qué necesita tanto espacio una mujer sola? Dos lavabos, observo con ironía. Si nunca duerme con nadie, uno de los dos no se habrá utilizado.

Me miro en el enorme espejo. ¿Parezco diferente? Me siento diferente. Para ser sincera, estoy un poco dolorida, y los músculos... es como si no hubiera hecho ejercicio en la vida. En la vida has hecho ejercicio, me dice mi subconsciente, que se ha despertado y me mira frunciendo los labios y dando golpecitos en el suelo con el pie. Acabas de acostarte con ella. Has entregado tu virginidad a una mujer que no te ama, que tiene planes muy raros para ti, que quiere convertirte en una especie de pervertida esclava sexual. ¿ESTÁS LOCA?, me grita.

Sigo mirándome en el espejo y me estremezco. Tengo que asimilar todo esto. Sinceramente, me he encaprichado de una mujer guapísima, que está forrada y que tiene un cuarto rojo del dolor esperándome. Me estremezco. Estoy desconcertada y confundida.

Tengo el pelo hecho un desastre, como siempre. El pelo revuelto no me queda nada bien. Intento poner orden en ese caos con los dedos, pero no lo consigo y me rindo... Quizá tenga alguna goma en el bolso. Me muero de hambre. Vuelvo a la habitación. La bella durmiente sigue dormida, así que la dejo y voy a la cocina.

Oh, no... Lizzie. Dejé el bolso en el estudio de ____. Voy a buscarlo y saco el móvil. Tres mensajes. "Todo OK Scar?" "¿Dónde estás Scarlett?" "Maldita sea Scar".

Llamo a Liz, pero no me contesta y le dejo un mensaje en el contestador diciéndole que estoy viva y que Evans no ha acabado conmigo, bueno, al menos no en el sentido que podría preocuparle... o quizá sí. Estoy muy confundida. Tengo que intentar aclararme y analizar mis sentimientos hacia ____ Evans. Es imposible. Muevo la cabeza dándome por vencida. Necesito estar sola, lejos de aquí, para pensar.

Encuentro en el bolso dos gomas para el pelo y rápidamente me hago dos trenzas. ¡Sí! Quizá cuanto más niña parezca, más a salvo estaré de Evans. Saco el iPod del bolso y me pongo los auriculares. No hay nada como la música para cocinar. Me meto el iPod en el bolsillo de la camisa de ____, subo el volumen y empiezo a bailar. Dios, qué hambre tengo.

Fifty Shades of You (Scarlett Johansson y Tu g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora