Llego a mi casa después de la tarde que tuve con Alex...mi Alex, era la primera vez en mi vida que me sentía de esta forma tan inexplicable que me volvía una tonta, pero eso en el fondo me gustaba.
Al entrar no me percate del silencio que hay en ese momento en todo la casa.
-¡Mamá!-Grito para llamarle la atención, pero como no responde nadie, me dirijo a la cocina y me encuentra con dos hombres vestidos de negro uno alto rubio y otro bajo moreno. Sorprendida por esos hombres trajeado no me doy cuenta que mi madre estaba desmayada en piso
-Tranquila-la calma el moreno-¿Eres Rosalía?-pregunta acercándose a ella mostrando su tarjeta, que indicaba que era de la asociación de magia y seguridad.
Asiento, aun sin entender lo que sucede.
-tu madre se encuentra bien-Afirma el alto-Pero tiene que venir con nosotros señorita Rosalía.
Aun sin entender nada solo soy capaz de agacharme y despertar a mi madre con magia.
-selpus-susurro en su oído y ella despierta de un salto-Mamá, ¿estás bien?-pregunto preocupada tocándola para asegurarme de que no le hicieron daño.
-Ross, hija por dios-me abraza y rompe a llorar-Perdóname Rosalía mía, lo siento tanto-dice entre sollozos.
-Mamá, pero ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?-pregunto quitándole el pelo de la cara.
Se levanta aun llorando, la abrazo nuevamente pero los trajeados me alejan de ella y se interponen entre nosotras
-Ross, lo siento tanto-dice mirándome y veo como el hombre trajeado rubio se para delante mío y toma mi mano sacándome de la cocina.
-¿Pero que te pasa?-digo soltándome de un tirón, para volver con mi madre pero el se vuelve a ganar frente de mi.
-Veo que tu madre no te dijo nada-toma mi mano nuevamente mientras se acerca a mi oído y lo último que escucho antes de cerrar mis ojos entrando en un sueño profundo-Morfeus.
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Soy tu perdición
FantasyRosalía creía que todo iría bien ese año, que no haría uso de la magia, pero algo, el destino o su mala suerte hace que no sea de esa forma y todo sea contrario a lo que ella deseaba.