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Pov. Taehyung

La luz que atravesaba las pálidas cortinas de mi habitación me despertó, haciéndome saber que el día me saludaba, y posteriormente escuché el despertador, reafirmando la idea de que tenía que levantarme.

Había estado trabajando arduamente toda la semana anterior intentando cubrir las tareas que no había llevado a cabo durante mi encierro con Jungkook. Literalmente fue un encierro, ya que su lobo no me dejaba abandonar el apartamento, por lo que nos alimentamos de sus reservas.

Sonreí ante el recuerdo y noté mis mejillas calientes. Ya habían pasado varios días y seguía sintiendo sus manos apasionadas sobre mi piel, sus besos jugosos en mi anhelante boca, su intenso aroma a café rodeándome, combinado con una pizca de mi esencia a menta, que le daba un toque fresco y relajante. Nuestra dermis erizada por las sensaciones, la temperatura y el sudor que nos cubría, nuestros jadeos y gemidos extasiados, su sonrisa sensual y traviesa, y su mirada penetrante y lujuriosa.

Cada espacio de mi cuerpo había quedado prendado de todo aquello que me hizo experimentar, imaginando las huellas que habrían dejado sus amables dedos y sus dulces labios, recordando el placer de sentirlo contra mi ser mientras respiraba sobre mi piel y me devoraba lentamente, el éxtasis de verle satisfecho y perdido por mis caricias, la felicidad de deleitarme con sus mimos inocentes cuando ambos terminábamos y nos abrazábamos para descansar rendidos y complacidos.

Un escalofrío me hizo darme cuenta de mis latidos cada vez más rápidos, y me avergoncé al notar que mi cuerpo había reaccionado frente a mis pensamientos.

Enredado entre mis sábanas y en la intimidad de mi cuarto, me consolé con los movimientos de mis manos, cerrando los ojos e imaginando las suyas sobre mí hasta liberarme gimiendo su nombre.

Abrí los ojos y me mordí el labio, abochornado pero saciado, y dichoso por saber que gran parte de esas imágenes en mi cabeza, eran bellos y verdaderos recuerdos.

Me levanté y fui a ducharme, para luego desayunar y dirigirme a la oficina.

Me gustaba caminar el trayecto hasta la central de PROMISE porque la distancia no era demasiada y el clima mañanero me despejaba y me ponía en marcha para trabajar con ganas. Además, me permitía sumergirme en mis pensamientos e idear nuevos proyectos para la empresa.

Avanzaba con pasos seguros disfrutando de la brisa fresca propia de esas horas, cuando recordé con una sonrisa tonta que esa tarde tenía una cita con Jungkook.

Desde su celo no habíamos podido vernos, pero nos habíamos mensajeado a todas horas, y tenía que decir que nuestras conversaciones on-line eran cada vez más empalagosas. Cosa que amaba. Me parecía tan maravilloso que Jungkook fuera igual de entrañable y atento tanto a través de la pantalla como frente a frente... Aunque debía puntualizar que por mensaje era mucho menos tímido, lanzándome insinuaciones a menudo y bromas pícaras, siempre sin faltarme al respeto y manteniendo intacto un cierto límite. Límite que no existía si de cumplidos se trataba.

La hermosa relación que tenía con el alfa me hizo recordar que aún no éramos nada oficial, pero aspiraba a serlo pronto. Tal vez podría pedirle ser novios esa misma tarde, aunque prefería prepararlo mejor porque Jungkook se merecía el mundo y yo no podía dedicarle una romántica propuesta sin un poco de pompa y boato.

Caminaba perdido en mis pensamientos cuando al cruzar una esquina tropecé con un carrito de bebé. Su madre omega se sorprendió y me pidió perdón, y yo le devolví la disculpa por haber sido culpa de nuestra mutua torpeza, y asegurándole que me encontraba en perfectas condiciones. El niño de unos dos añitos me miró desde su asiento con ojos redondos de un tono avellana encantador. Me recordaron a los ojos curiosos y joviales de cierto alfita de cabello azabache, y ofreciéndole una última sonrisa a la mamá y un saludo de manita al pequeño, me alejé de ellos.

Take your hand - Kooktae/TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora