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Cuando por fin cerró la puerta del coche, aún le dolía el brazo por el fuerte agarre de su madre.
Notaba la sangre acumulada en su ojo, el escozor en su pómulo y sus labios y se miró las manos, también con restos de sangre.
En ese momento no supo si era suya o de la otra persona involucrada, pero no le podía importar menos.

Los flashes que intentaban atravesar los cristales tintados del coche se mezclaban con los flashbacks de esa noche en la cabeza de Juanjo.

¿Por qué cojones seguían haciéndole fotos? Inevitablemente ya había al menos 10.000 personas que, gracias a Internet, habían visto de cerca como le reventaban la cara.

Naiara había sido nombrada Hija Adoptiva de Zaragoza el día anterior, y cómo no, en el Palacio de la Zarzuela se habían encargado expresamente de que a ningún individuo que entrara por la puerta se le pasase aquello por alto.

Juanjo ama a su hermana mayor. La quiere tanto que es la única persona a la que se lo ha admitido en voz alta en algún punto de su vida.
La quiere como a nadie porque nadie es capaz de entender lo que le pasa sólo con mirarle, de defenderle ante sus padres, de desear con él cada día no haber nacido entre las cuatro paredes de ese miserable castillo.

La quiere porque además de ser la heredera al trono, es persona, algo que la mayoría de miembros de su familia olvidó hacía bastante tiempo.

Por esto mismo, cuando un imbécil en la discoteca le insinúa que las fotos de las revistas no le hacen justicia a lo "realmente buena" que está su hermana, no puede evitar que el estado de embriaguez le envuelva con él en una nube de puñetazos y gritos.

Se culpa por haber bebido tanto, sabe que estando sobrio podría haberle dado más fuerte.

Solo cuando sus amigos consiguen separarlo y sacarlo a la calle nota el dolor en cada hueso de su cara, en sus nudillos, y una sensación de aturdimiento se apodera de su cuerpo.

Joder, Juanjo, claro que se ha enterado, el vídeo de la pelea está hasta en las putas noticias –es lo último que escucha de la voz de su hermana antes de colgar la llamada.

Lo siguiente que recuerda es el coche negro mate parando en seco frente a la puerta de la Opium, la reina levantándole de un tirón del suelo para aterrizar a ambos en la parte trasera del coche, mientras una avalancha de hambrientos paparazzis les devoraban con las cámaras.

El otro se ha quedado peor –soltó sin pensar ante la mirada horrorizada de su madre.

No me interesan tus explicaciones –la mujer fijó su mirada al frente–. No quiero que hables hasta que lleguemos a palacio. Mañana por la mañana tienes un comunicado oficial, así que más te vale inventarte una puta excusa, y esta vez que sea creíble, por favor.

Juanjo nunca ha sido muy creyente del refrán que dice: "Las cosas de palacio van despacio". Puesto que los abogados del rey eran tan sumamente rápidos en arreglar los escándalos públicos del príncipe como él mismo lo era en causarlos.

No recuerda un comunicado que tardase en llegar a sus responsables manos menos de 24 horas.
Lo que si recuerda muy bien es el último, dónde mintió diciendo que lamentablemente había sido obligado a fumarse medio porro a la salida de la discoteca que solía frecuentar. Delito leve de coacciones. Una pena.

Si tan solo la gente supiera quién había hecho de camello a sus amigos.

                                        •••

Se limpió la sangre seca de la boca, Naiara le intentó disimular el ojo morado con corrector, pero aún así el corte en su pómulo izquierdo casi seguía borboteando. Quizá hasta habría necesitado puntos la noche anterior.
Al menos ya no parecía tan grave.

➼//𝙨𝙩𝙪𝙥𝙞𝙙 𝙥𝙧𝙞𝙣𝙘𝙚... - 𝗷𝘂𝗮𝗻𝘁𝗶𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora