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El autobús iba extremadamente lento ese día para Martin.

Y es que no podía pasar un segundo más sin volver a ver al príncipe, después de lo que pasó en la fiesta.
Se había pasado todo el fin de semana pensando en él: la cara de Juanjo, el pelo de Juanjo, la voz de Juanjo, el cuerpo de Juanjo sobre el suyo...

No le había pasado nunca, interesarse hasta tal punto por una persona de la qué únicamente conocía el nombre, estatus social y... poco más.
Probablemente el misterio detrás de todo aquello era lo que impulsaba a Martin a querer conocer más allá del chico.

Cuando llegó a clase con su hermana, Juanjo ya estaba allí, sentado en su pupitre y hablando animadamente con Violeta.
No se percató de la presencia del otro, ni siquiera cuando se giró sobre su cuerpo para mirarle directamente. Eso o que simplemente prefirió no dirigirle la mirada en lo que restaba de clase.

Lo que más le enfadó a Martin era que aún siendo un completo gilipollas, no dejaba de estar extremadamente bueno. Sobre todo así, de perfil, con esa mandíbula perfectamente delimitada y esa camisa de pijo con los dos botones de arriba desabrochados.
Martin soltó un bufido. ¿A quién trataba de provocar?

Por su parte, el vasco había optado por una camiseta térmica que se amoldaba perfectamente a su cuerpo y sus brazos bien definidos. De pantalones, escogió unos oversized que aferró bien a sus caderas con un cordón de zapatilla blanco. Completamente en su línea de vestimenta.

La profesora se disponía a explicar otro aburrido y monótono tema, cuando a Martin se le encendió la bombilla y supo perfectamente como cambiar la situación de marginación en la que le había puesto el príncipe.
Arrancó cuidadosamente un trozo de papel de su libreta, y escribió durante unos segundos en él.
Lo dobló con cuidado antes de tirarlos a los pies de su compañero de atrás, que lo arrastró hacia un lugar alcanzable.
Cuando el papel llegó a sus manos, Juanjo frunció el ceño, abriéndolo con recelo para leerlo.

te lo pasaste bien en
la fiesta, principito? ;)

Martin miró de reojo para ver como los hombros del mayor adoptaban una pose rígida, y apretaba los labios mientras guardaba la nota entre las páginas de su cuaderno.
No recibió nota de vuelta, pero fue suficiente para hacerle saber que no se iba a rendir tan fácilmente.
El juego había empezado, ahora solo tocaba esperar.

•••

Cada día, sin falta, Juanjo recibía de una manera u otra una maldita nota en su pupitre. Algunas eran bromas inocentes, otras eran insinuaciones repentinas que hacían que el corazón le diese un vuelco.

has vuelto a pensar
en lo del otro día, alteza?

admite de una vez que fue divertido

por qué me ignoras
principito? :(

esa camisa resalta tus
ojos verdes, lo sabías?

deberías tener cuidado con esos
pantalones, el paquete te va a
reventar en cualquier momento... ;)

Odiaba como Martin sabía exactamente la manera de provocarle, pero odiaba aún más cómo eso no le afectaba de manera negativa.
Ni aunque sea un poquito. Nada de nada.

Guardaba cada una de las notas y no entendía por qué. Incluso había días que se había contenido demasiado en responderle, pero era consciente del peligro que suponía meterse de bruces en todo el meollo.
Era justo lo que estaba esperando, tenerle con la guardia baja para romper su fachada, y no le concedería el gusto tan pronto.

➼//𝙨𝙩𝙪𝙥𝙞𝙙 𝙥𝙧𝙞𝙣𝙘𝙚... - 𝗷𝘂𝗮𝗻𝘁𝗶𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora