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Puede que nos besáramos, sí.

Martin estaba sentado rodeado del grupo de chicas, como de costumbre, siendo el objeto de atención de todas ellas.
No pensaba contarle a nadie los encuentros de esta índole con el príncipe, pero Dena fue tan insistente durante la comida que se lo sacó de dentro con cuerda.

Violeta, por su parte, le miraba cabizbaja, sonriendo con las comisuras de la boca hacia bajo y en sus ojos se reflejaba un sentimiento que no pudo distinguir muy bien.
Había algo de orgullo, también de sorpresa. Como diciendo: "Enhorabuena, has ganado".

Se arrepintió por un momento de contarlo delante de ella, compartir "crush" con su amiga se estaba convirtiendo en algo duro de procesar.
La cruda realidad es que jamás pensó en la apuesta que tenía con ella mientras besaba a Juanjo, ni siquiera después de hacerlo. Simplemente pasó porque tenía que pasar, y se dejó llevar por sus emociones.

De hecho, quiso por un momento que esa apuesta nunca hubiese existido, quizá entonces el clima entre Violeta y él no sería tan tenso.

Los gritos ahogados del resto de amigas y su hermana le sacaron de sus pensamientos repentinamente.

¿Y después qué? Cuenta anda... –inquirió Ruslana revolviéndose en su asiento.

Después nada, él durmió en el suelo y yo en su cama. No pasó nada de nada y cuando me desperté ya no estaba ni el colchón en la habitación –Martin apoyó los codos en la mesa, dejando su cabeza reposar sobre sus manos. Sus ojos reflejaban algo de confusión–. Cuando he salido de allí me lo he encontrado en el lago, entrenando remo tan tranquilo. Ni siquiera me ha mirado, no se debe acordar de que tenemos una conversación pendiente...

Dena frunció el ceño.
Este puto cabrón... Pues a ti no se te ocurra arrastrarte más. Si quiere hablar vendrá a ti.

–Me parece qué estáis teniendo mucha fe en el príncipe. No se puede permitir que le vean hablando contigo a solas –Violeta interrumpió a su amiga, soltando un bufido que hizo cabrear a Martin.

«No se puede permitir...»
Esas amargas palabras resonaban una y otra vez en la cabeza de Martin. Se acordó de la vez que el príncipe le dijo algo muy parecido, y sintió una ligera punzada en el pecho.

Para que quiero enemigas teniéndote a ti, Vivi...–se burló–. Ya sé que entre ricachones os entendéis mejor y todo el rollo, pero esto solo me demuestra la envidia que sientes.

–Yo no tengo envidia de nadie –Violeta se cruzó de brazos cual niña pequeña teniendo una pataleta–. Solo te estoy avisando... Para que no te lleves una decepción.

Momentáneamente, Martin pudo ver con claridad lo que reflejaban los brillosos ojos de su amiga.
No era más que rabia acumulada, así que eligió creer que sus palabras solo eran fruto de eso que llevaba por dentro y dejó que se resbalaran de sus oídos sin darles importancia.

Vale, vale, vamos a relajarnos un poco, ¿no? –Dena intentó quitarle hierro a la situación–. Vivi, ¿me acompañas a por algo de postre, por favor?

La rubia se levantó de su asiento tendiéndole la mano a Violeta, quién la aceptó rodando ligeramente los ojos.

Se alejaron del grupo en dirección al bufé del comedor.
Tía, me vas a decir ahora mismo que coño te pasa –le preguntó Dena una vez adentradas en él, paseándose lentamente por la zona de postres.

No soltaba su mano, como temerosa de que su amiga saliera corriendo. No es la primera vez que tiene que hacerle una encerrona para que la pelirroja se sincere con ella.

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⏰ Última actualización: Aug 16 ⏰

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➼//𝙨𝙩𝙪𝙥𝙞𝙙 𝙥𝙧𝙞𝙣𝙘𝙚... - 𝗷𝘂𝗮𝗻𝘁𝗶𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora