Olor

52 6 0
                                    

AUTOR: therewithasmile

PLATAFORMA: Tumblr

Había algo bastante, muy, irónico en todo esto. A pesar de su personalidad extravagante, su lengua afilada, la letalidad en sus ojos, había una cosa que nunca pudo sacudirse del todo.

Temari olía a flores.

Ya sea que emanara de su piel, y cómo llegó a ser así en primer lugar, él no lo sabía. Sabía que a ella le gustaban las flores; a veces recogía un ramo en el camino a casa y, a pesar de sus intentos por hacer que él no lo notara, ella los cuidaba, con amor.

Flores. Había algo vagamente peligroso en ellas, supuso él: podían llevar toxinas, por un lado. O tener espinas a lo largo de su espina dorsal. No pudo evitar sonreír ante ese pensamiento en particular. Espinosas, bueno, eso sí le quedaba después de todo.

Y sin embargo, dentro de ellas, se podía encontrar cierta ternura. Una ternura que solo permitía cuando lo ordenaba, y esa, también, parecía quedarle bastante bien. Porque solo cuando pelaba esas espinas hacia atrás, la encontraba a ella. La mayor parte del tiempo orgullosa, pero a veces, un poco tímida. Insegura. Pero eso solo se guardaba para aquellos que lograban pasar más allá de las toxinas, soportar las espinas.

Pero eso no tiene en cuenta a las peligrosas. Trampas para moscas de Venus, con sus bocas exudando un olor enfermizo no muy diferente al suyo, esperando morder a presas desprevenidas. Eso era más cercano a lo que él pensaba de ella, si tenía que hacer la conexión. Sinceramente, no diría que él era la mosca, pero ¿qué era él, en este momento, oliendo el aroma de su cabello de lavanda? Le molestaba, con doble sentido, pensar eso; pensar que estaba tan enamorado de ella que estaba dispuesto a arriesgarse a la mordida. Ahora, ella era más bien un cactus. De alguna manera, eso le quedaba, siendo del desierto y todo. Y por más peligrosos que puedan parecer, en su interior, ella podía salvar una vida. Probablemente salvó su vida.

Flores.

Quizás no era tan irónico después de todo, reflexionó, mientras acariciaba sus dedos por su cabello. Ella murmuró protestando, abriendo un ojo, su expresión claramente molesta. "¿Qué estás haciendo?"

"Solo pensando", él desvió, y no pudo evitar sonreír mientras ella se daba la vuelta, refunfuñando.

Solo pensando, o tal vez era un poco demasiado romántico.

COMPILADO SHIKATEMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora