Bitch

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-Todavía me parece increíble que tengas auto y yo no- confesó el lacio, haciendo un puchero. Aquino soltó una risita.

-Algún día tendrás un auto, Duxin...

-Ese es el apoyo que necesito- exclamó Duxo riéndose solo. -Mis padres y Kendo creen que no soy lo suficientemente responsable para tener un auto... murmuró con el ceño fruncido.

- Debes darles razones para que te consideres una persona responsable, Duxito.

-Supongo- murmuró Duxo, observando detalladamente el perfil masculino de Aquino.

Cómo de sencillas serían las cosas si el chico no fuera la cosa más virginal que Duxo había conocido en su vida. Debía admitir que, con el tiempo, se fue dando cuenta de que al menor realmente era una persona muy bella. No solamente tenía un gran atributo allí abajo, sino que también tenía una hermosa sonrisa y unos ojos avellana encantadores. Duxo podía admitir sin temores que le gustaba... pero el chico probablemente moriría de la vergüenza si se lo decía y, ni hablar, de darse un beso o algo parecido.

Las cosas eran más complicadas de lo que se veían a simple vista. Incluso había hablado con Mictia acerca de su reciente y nuevo enamoramiento por Aquino, pero su amigo siempre le decía que no perdía nada con intentar confesarse. Al parecer sus padres tenían razón, el no era fanático de cargar con responsabilidades demasiado pesadas. Salir con Aquino implicaba darle tiempo de acostumbrarse a la situación y hacerle entender que no debía cohibirse por cualquier cosa. Además, Duxo no contaba con la paciencia necesaria para estar en una situación en la que Aquino fuese su novio y no poder tocarlo o hacer con él lo que en sus fantasías se presentaba con frecuencia.

A pesar de que el comienzo de aquella amistad, las disculpas y la amabilidad fueron por un enfermizo deseo de tener la verga del menor, el mayor estaba empezando a darse cuenta de que su plan no tenía fundamentos y, mucho menos, una razón válida de existir. . Se podía decir que estaba empezando a considerar la idea de rendirse, pero era de esas cuestiones en las que no quería profundizar. No era su intención alejarse de Aquino y tampoco estaba muy seguro de poder conseguirlo.

Quizás solo debería empezar a considerar que la idea de "sólo amigos" no era tan mala después de todo.

-¿Es acá, Dux'?- la voz del dueño de sus marañas mentales interrumpió el flujo de sus pensamientos con aquella pregunta y el ojilila tuvo que mirar a su alrededor para ver en donde se encontraban porque se había perdido del todo.

-Eh... sí-manifestó, observando el nombre del bar al que Cejo los había invitado esa noche.

Aquino se dirigió hasta donde se podía observar una hilera de autos estacionados y se detuvo en el final, donde apagó el motor. Duxo estaba a punto de salir, hasta que notó que el castaño oscuro no se movía.

-¿Te pasa algo, Aquino?- preguntó el lacio, mientras acercaba su mano hasta el cabello ondulado y lo revolvía tierna y levemente.

-Nunca había salido... a lugares como éstos, digamos...- confesó. Duxo sonrió, pues ya se lo esperaba.

-No te preocupes, mi by , estamos pendientes de ti todo el tiempo, no te pasará nada- lo tranquilizó, acariciando su tersa mejilla.

Aquino le dirigió una mirada avergonzada, con un brillo de temor.

-¿Prometes que no te irás de mi lado, Dux'?- Duxo tembló bajo el efecto que esas palabras le provocaron en el estómago. Aunque sabía que el más alto se refería a esa noche en el bar, Duxo no pudo evitar ponerlas en más de un contexto y.... se sintió estúpido por ello.

-Claro...

El de ojos avellana sonrió ampliamente, haciendo que el corazón de Duxo entrara en grandes problemas. Temía que Aquino pudo escuchar los insistentes latidos que golpeaban demasiado fuerte contra su pecho.

•●Falofilia•●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora