Our philias

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" Que me gustas " había confesado, completamente perdido en la profundidad de los ojos lilas de Duxo, quien lo miraba con diversión.

Aquino se percató de lo que acababa de decir, poniéndose colorado de inmediato.

-Y-yo... quiero d-decir... s-sí, eh... m-me gustas... un poquito...-

Duxo río.

-¿Sólo un poquito? - preguntó, haciendo un adorable puchero, que hizo tambalear la expresión de Aquino.

"Por Dios, es demasiado adorable... ¿Estará mal que me lo quiera coger ahora mismo?" pensó Aquino, mordiéndose el labio inferior.

-Porque tu a mí me gustas mucho, Aquinin...

El moreno salió de su ensoñación y lo miró sorprendido.

-¿E-en serio?- Duxo asintió, convencido. Aquino sonriente pero enseguida recordó algo y su sonrisa se fue borrando. -Pero... ¿te gusto yo o mi pene?

La expresión de Duxo pasó de ser sonriente a avergonzada en menos de cinco segundos. Sus mejillas se pusieron rojas por completo, llegando el color a sus orejas también.

-Anoche dijiste que estabas enamorado de mi "gran amigo".- relató Aquino, haciendo comillas con sus dedos. El pelilacio abrió los ojos desmesuradamente.

-¡¿Yo dije eso?!- exclamó, competamente abrumado.

¿No te acuerdas?- preguntó Aquino frunciendo el ceño.

-¡Claramente no!- gritó Duxo, cubriendo la cara con las manos.

-P-pero... ¿te acordás lo que pasó... entre nosostros...?

-Bueno, no es algo que se pueda olvidar con facilidad, ¿sabes? Cogí en la cocina con el chico que he estado persiguiendo desde hace tres semanas! ¿Cómo pretendes que me olvide de eso?

Duxo se veía bastante alterado, haciendo preocuparse al chiclayano.

-N-no debes sentirte mal, Dux'. No es la primera vez que me decís algo así- intenté consolarle el castaño oscuro haciéndose sentir peor.

-Oh, mierda...- Duxo susurró pesadamente. Se levantó del regazo de Aquino y se dejó caer a su lado en la cama. -Ya entiendo por qué crees que mis sentimientos no son reales sino que van dirigidos a tu pene...

-Y-yo no dije eso...

-Lo insinuaste- lo acusó el bajito, señalándolo acusadoramente. Aquino no respondió y Duxo suspiro nuevamente. -Yo también tengo un problema...

-Filia.- interrumpió el moreno.

-¿Eh?

-Tu no tienes un problema, tienes una filia- le hizo saber el menor. -No estoy seguro de cómo se llama, pero la tienes. No puedes hacerlo con hombres que tengan el miembro pequeño porque no sientes placer... porque te gustan los miembros grandes.

Duxo quiso decir algo.. pero ¡qué podría decir? Era verdad, pero que se lo dijera tan directamente le causaba vergüenza. Lo hacía quedar como un goloso y cosas peores.

-N-no creo que sea algo malo...- murmuró Aquino, jugando con sus dedos. -Yo tengo varias.

-Pero tu eres un sátiro.

-No es necesario que me lo recuerdes- le indicó Aquino rodando los ojos.

-A ver... ¿cuáles son las tuyas?- cuestionó Duxo poniéndose cómodo.

Aquino lo miró estupefacto.

-¿En serio quieres hablar de mis filias? Podríamos tardarnos toda la mañana- le hizo saber, alzando las cejas.

-No tengo nada que hacer, expresó Duxo, recostando su cabeza en el abdomen de Aquino. Éste suspiro, enarcando una ceja.

-Te diré su nombre pero no lo que significa- le advirtió.

-Bueno, lo buscaré yo mismo.- refunfuño, bajando de la cama en busca de se teléfono. -¿Dónde está mi ropa?

Aquino quiso responder pero la vista de Duxo completamente desnudo ante sus ojos lo dejó con la boca seca, incapaz de soltar media palabra.

-Aquino...- lo llamó Duxo, sonriendo socarronamente.

-¿E-eh?

-¿Dónde está mi ropa?- volvió a preguntar. Aquino señaló el escritorio junto a la ventana y Duxo caminó hacia allí, moviendo sus caderas exageradamente. Tomó su pantalón y de él, sacó su celular, acercándose de nuevo a Aquino y sentándose sobre su regazo pero de espaldas. Pudo sentir cuando al moreno se le cortó la respiración. Duxo se recostó del todo, dejando su espalda en el torso de Aquino y removiéndose a propósito. -Puedes empezar, estoy listo.

Aquino se río.

-Ehhh...agorafilia...- murmuró con las mejillas rojas. Duxo tecleó en su teléfono y una vez hallado lo que buscaba, empezó a reir.

-Eres un pervertido- lo acusó el mayor. -Atracción a los espacios abiertos. En el ámbito sexual, se entiende como la excitación producida por la actividad sexual o el exhibicionismo en lugares públicos...- leyó. -Continúa.-

-"Bondage".-

Duxo repitió el proceso, solo que esta vez, al leerlo, lo golpeó en la pierna.

-Del inglés "to bind", maniatar. Práctica sexual sadomasoquista en la que uno de los participantes permanece atado.- recitó. -De esto me pude dar cuenta, no te preocupes.

-¡No es mi culpa!- exclamó Aquino, tratando de defenderse. -Lo siento...

-Está bien- murmuró Duxo. Frotó su trasero fuerte y lentamente contra la entrepierna de Aquino, oyéndole saltar un jadeo. -No estuvo mal, después de todo. Siguiente...

-Estigmatofilia.

-Atracción producida por el hecho de que la pareja tenga tatuajes, agujeramientos (pearcing), sacrificios o cicatrices.- Duxo lee un par de cosas más, sonrojándose. -Creo... que encontré la mía.

-¿De verdad?- cuestionó Aquino, intentando echar un vistazo.

-Falofilia...- murmuró Duxo leyendo.

-Interesante.

-Eso parece... continúa.

-Coreofilia.

-Atracción por la danza y el baile erótico- Duxo recitó. -Mmm... esto es interesante considerando que estuve en una academia de danza durante toda mi adolescencia.

-¿En serio?- pregunt Aquino, con los ojos brillantes.

-Aquinin...

-Si...

-Acabo de sentirla palpitar...- Duxo observó el rostro de Aquino, quien no era capaz de mirarlo.

-Lo siento...

-No tienes por qué...- murmuró el bajito soriendo. -Sigue.

-Ehh... gimnofilia.

-Excitación producida por la desnudez- Duxo lee, atento. De repente, una sonrisa malvada se asomó por sus labios.

Aquino, quien no se encontraba mirándolo, lo siente levantarse. Volví a mirarlo, esperando su próximo movimiento.

-¿Qué hac...?- Su mandíbula casi toca el piso en el momento en que Duxo se deshizo de su ropa interior, quedando completamente desnudo y expuesto. Exquisitamente desnudo y expuesto.

-Creo que, en ese caso, no necesito esto...- se burló el bajito, lanzándole el bóxer que anteriormente tenía puesto en la cara.

Aquino no fue capaz de articular nada. Duxo caminó deliberadamente lento hacia el escritorio, modelando su bellísimo y pálido cuerpo como en una pasarela, frente a los ojos hambrientos de Aquino. Dejó allí su teléfono y se devolvió a la cama sujetándose sobre el regazo del menor nuevamente, mordiéndose el labio inferior al ver el bulto notándose ansiosamente debajo de la tela del pijama del castaño oscuro.

-¿Tercera ronda?- susurró antes de tirar su propia ropa interior al suelo y morder los labios del moreno, quien suspiró pesadamente, agarrando las caderas del azabache con firmeza. Duxo le vio esbozar una sonrisa enloquecedoramente sensual, mientras sus ojos se oscurecían.

-Tercera ronda...

•●Falofilia•●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora